El periodista de investigación: "No fue solo la mafia la que llevó a cabo estos atentados"
"No fue sólo la mafia la que llevó a cabo estos ataques. Había otras fuerzas en el campo, encarnadas precisamente por estas figuras femeninas. Las mujeres de las que hablamos en este libro no pertenecen a la mafia, pertenecen a ese mundo oscuro que la apoya, que negocia con ella, pero que no forma parte de ningún clan. Son compañeras, en cambio, de personajes que, especialmente en esa época, encontramos negociando con la 'Ndrangheta o con Cosa Nostra, con el tráfico de drogas, con armas, y sobre todo con encubrimientos. Este libro narra la historia de las mujeres investigadas por las masacres del bienio 92-93, en particular la masacre de Capaci, las bombas en la calle Fauro de Roma, en Florencia, calle dei Georgofili y en Milán, calle Palestro. Actualmente, de todo el grupo de mujeres del que hablamos en el libro, junto con Federico Carbone, solo una está siendo investigada por la bomba en la calle Palestro; las demás causas fueron archivadas, al menos por esas masacres".
Esto afirmó el periodista de investigación y escritor Massimiliano Giannantoni durante la presentación de su libro Le donne delle stragi (Las mujeres de las masacres), publicado por Chiarelettere y escrito junto al criminólogo forense Federico Carbone, celebrada en Colle di Val d’Elsa.
El encuentro, que se enmarca en el proyecto El ABC de la Legalidad, fue organizado por el Movimiento Agendas Rojas, ANTIMAFIADuemila, Avviso Pubblico y el Ayuntamiento. Además de los autores, por conexión online participaron Federica Angeli, periodista conocida por sus investigaciones sobre el crimen organizado, y Valeria Scaffetta, periodista y escritora. El primer saludo lo realizó Carlotta Lettieri, consejera de Turismo de Colle di Val d’Elsa. Giuseppe Galasso, coordinador de las Agendas Rojas, introdujo el tema, subrayando que en la cultura de Cosa Nostra las mujeres son tradicionalmente relegadas a un papel invisible, sin identidad propia, identificadas sólo como esposas, hijas o nietas de mafiosos.
Sin embargo, el libro ofrece una visión muy diferente. Uno se pregunta: ¿son las mujeres "víctimas o verdaderas protagonistas"?
"No pueden ser parte de un contexto mafioso -dijo Giannantoni- no se les permite dar ese salto cualitativo de ser mujeres mafiosas a convertirse en mujeres protagonistas en un marco ciertamente más amplio, que es el de las masacres".
Y es en relación con las masacres que entran en juego estas figuras híbridas, que "han disfrutado y disfrutan todavía hoy de encubrimientos de muy alto nivel".
"Más allá de las reconstrucciones que ya han hecho el poder judicial y las distintas comisiones de investigación parlamentarias, hay muchas cosas que no cuadran", reiteró Giannantoni.
Por ejemplo, "aún desconocemos a quién pertenece el ADN descubierto en guantes de látex, una linterna y baterías halladas a unos 64 metros del cráter creado por la bomba de Capaci, que mató a Falcone, a su esposa y a los miembros de su custodia. Desconocemos quién es la mujer rubia que fue vista dos veces en la calle Fauro antes de la explosión de la bomba, de la que Costanzo, su acompañante y su esposa se salvaron, pero que causó enormes daños y numerosos heridos. Desconocemos quién es la mujer de cabello oscuro vista en la calle dei Georgofili en Florencia. Desconocemos quién es la mujer rubia vista en la calle Palestro".
Palabras que luego confirmó el criminólogo forense Federico Carbone, quien explicó que "hasta 1992-93, como ya se dijo, las mujeres siempre estuvieron relegadas a un papel marginal dentro de las actividades de Cosa Nostra. Eran responsables de la crianza de los hijos, como mucho podían administrar las finanzas, pero nunca participaron activamente en acciones criminales ni, mucho menos, en masacres. Hoy en día, los tiempos han cambiado, incluso en este sentido. Pensemos en Mariangela Di Trapani, esposa de Salvino Madonia, el asesino de Libero Grassi, quien, entre otras cosas, celebró su boda con su esposo el 23 de mayo de 1992 en la prisión de Ucciardone, solo para dar una idea. En 2017 fue arrestada, después de haber tomado un parte de la conducción de Cosa Nostra, reconstruyéndolo todo tras la muerte de Totò Riina. Pero ciertamente en los años a los que nos referimos, el rol de las mujeres era diferente, por lo que son mujeres que no provienen de entornos de Cosa Nostra, por lo tanto, de la mafia. ¿De dónde, entonces, podrían venir estas mujeres? Varios documentos analizados durante las investigaciones han llevado a delinear perfiles dentro de organizaciones pertenecientes a los llamados servicios secretos desviados, que a menudo emergen en el seno de muchas investigaciones judiciales, sobre las que desgraciadamente nunca ha sido posible arrojar una luz completa".
También porque, continuó el criminólogo, "en estas estructuras convergen centros ocultos de poder que también encuentran inspiración en el extranjero".
Pensemos en la estructura Gladio, la red Stay Behind, conocida en 1990 después de que el entonces primer ministro Giulio Andreotti hablara de esta estructura que operaba en toda Europa como una estructura militar clandestina, creada para contrarrestar una hipotética invasión soviética, pero que luego descubrimos, con el paso de los años, que parecía ocuparse de algo completamente diferente.
Por lo cual estamos hablando de una estructura que, de alguna manera, estaba operativa dentro de la OTAN.
Y, precisamente para definir mejor el panorama y comprender cómo esta estructura pudo haber jugado de alguna manera un papel en estos acontecimientos, podemos pensar en el fallido ataque de Addaura. Por dar un ejemplo, en los días anteriores y posteriores a aquel fatídico 21 de junio de 1989, hubo ejercicios de la estructura Gladio Stay Behind justo enfrente de la villa de Giovanni Falcone. Otra coincidencia que surge de los documentos. "El análisis forense de los documentos, porque muchas veces han tratado de engañar, de contaminar las investigaciones, por lo tanto, combinar el rigor periodístico con la pericia forense dirigida a establecer la autenticidad de esos documentos, sirve para fortalecer aún más, para lograr que se hagan más preguntas, para que se pueda dar un apoyo también a los investigadores, quienes muy a menudo, entre muchas dificultades y precisamente por estructuras que han tratado de contaminar estas investigaciones dentro de los mismos servicios paralelos, han encontrado cada vez más difícil sacar a la luz la verdad".
Mujeres que rompen el silencio y desafían el código del silencio
Las mujeres de la mafia no son una presencia etérea, nunca han tenido roles marginales, al contrario, "decir que hoy las mujeres tienen el mismo rol que ayer en Sicilia o en Roma es dar ventajas a las mafias, porque se sabe que las mujeres han heredado, después de las primeras duras condenas de sus maridos, muchas de sus tareas", afirmó la periodista Federica Angeli. "Hoy en día, las mujeres se encargan de los asuntos del clan -dijo- y son mucho más pragmáticas, por así decirlo, que los hombres, porque han observado en silencio. Obviamente, han sido figuras invisibles en el pasado, pero fundamentales, porque sin ellas no se hubieran lavado, por ejemplo, las camisas manchadas de sangre. Así que han tenido un papel en este sentido activo que hoy se ha consolidado".
También hay mujeres que han elegido luchar al otro lado de la barricada: Valeria Scafetta, autora de Mujeres y Antimafia, explicó que combatir a la mafia no requiere superpoderes, sino el simple ejercicio de la ciudadanía activa. Scafetta citó a figuras como sor Carolina Iavazzo, quien, sin quererlo, combatió a la mafia con el diálogo y la escucha, o María Luisa Pellizzari, que contribuyó a las detenciones de mafiosos como Leoluca Bagarella. Ninguna de estas mujeres tenía vínculos directos con la mafia, pero eligieron defender valores universales. Por último, Scafetta recordó a las mujeres activas durante las masacres de 1992, como Marta Cimino del Comité de las Sábanas Blancas y las mujeres del ayuno de Palermo, que se opusieron a la barbarie cultural con acciones simbólicas, demostrando la importancia del compromiso civil. "Eran periodistas, juezas, representantes del mundo político, por lo tanto no directamente implicadas, es decir, no eran esposas, hermanas, hijas de las víctimas de la mafia, y sin embargo organizaron un mes de ayuno para pedir que luchemos contra la barbarie cultural".
*Foto de Portada y restantes: Antimafia Duemila