Sábado 14 Junio 2025

El fundador de Libera: "Nunca tuvo miedo de ensuciarse las manos. Prefería a los débiles antes que a los poderosos"

No ha sido un camino fácil, pero ciertamente auténtico. Es uno de los aspectos fundamentales que han caracterizado el vínculo profundo y sincero entre el Papa Francisco y don Luigi Ciotti, fundador de Libera, quien sorprendentemente, durante una entrevista con el diario La Repubblica, reveló un detalle inédito sobre el camino del Santo Padre en la lucha contra la mafia: un camino nada sencillo, "obstaculizado incluso dentro del Vaticano". Es una revelación llena de amargura, la contada por el conocido e incansable sacerdote que lleva años luchando contra las mafias, la corrupción y las injusticias sociales. Sin embargo, hay un hecho indiscutible: el pontificado de Francisco ha representado un punto de inflexión en varios aspectos, incluidos los morales y políticos. Por ello, Don Ciotti deseó que la Iglesia de Pedro "permanezca fiel al mensaje del Papa Francisco".

La enseñanza de Bergoglio ha mostrado desde el principio una profunda atención por los últimos, los que sufren, los marginados. Pensemos, por ejemplo, en su primer viaje a Lampedusa, que fue un gesto simbólico pero muy fuerte. "Tres días antes de ser ingresado en el hospital -recordó Don Ciotti- frente a las terribles imágenes de migrantes encadenados, el Papa escribió que el acto de deportar personas hiere la dignidad de muchos hombres y mujeres y los coloca en un estado de particular vulnerabilidad". Signo inequívoco de que Francisco supo llevar consigo una experiencia personal de migración, transformándola en una sensibilidad pastoral que se convirtió también en un desafío para la conciencia de Occidente. Es una lástima que "muchas personas poderosas que lo elogiaron en la muerte, no hayan acogido su mensaje radical en vida, que además de la migración tocó otros temas incómodos: desde la trata hasta la pobreza, desde la destrucción del medio ambiente hasta las guerras, y hasta las cárceles".papm2

No debe sorprender, entonces, que el pontificado de Francisco haya sido una verdadera provocación, un desafío dirigido no sólo a los fieles sino también a la propia estructura eclesiástica. "Hace años -recordó el fundador de Libera, citando las palabras de Bergoglio- dijo: 'Un cristiano, si no es revolucionario, en este tiempo, no es cristiano'". Francisco ha obligado a muchos cristianos "tibios" a confrontar la coherencia entre fe y vida, entre predicación y acción concreta. Él minó la idea de una religión acomodaticia, abriendo camino a una Iglesia que sale a la calle, que vive entre los pobres, que asume posiciones incómodas y revolucionarias. Además, como Don Ciotti, el Papa Francisco siempre abrazó la experiencia de compartir, aquella que sucede en la calle, entre la gente común y con problemas reales. De hecho, como Pontífice, Bergoglio nunca renunció al contacto directo con la realidad y el sufrimiento, como el que surge de los relatos de los familiares de las víctimas de la mafia. Uno de los episodios más emblemáticos se remonta a marzo del 2014, "en la iglesia de San Gregorio VII en Roma. Y más recientemente -recordó Don Ciotti- con un grupo de mujeres y niños que huían de contextos mafiosos". No hay que olvidar el gran impulso dado a la conferencia sobre el uso social de los bienes confiscados, celebrada en el Vaticano, o su implicación, ya como cardenal, en la lucha contra la corrupción. Aunque el compromiso más revolucionario fue la excomunión de los mafiosos. Tras una visita a Calabria, el Papa Francisco aclaró que quien vive de la corrupción y la violencia está fuera de la comunión con Dios. "Pocos meses después de encontrarse con las familias de las víctimas, durante una visita pastoral a Calabria, el Papa definió a los mafiosos como 'adoradores del mal, como lo son aquellos que viven de la corrupción y la violencia'". La de Bergoglio, por supuesto, no fue una simple declaración moral. Detrás de esto había una verdadera estrategia, que culminó con la creación de una comisión de expertos en el Vaticano -en la que también participó don Ciotti- para estudiar cuestiones relacionadas con el crimen y la corrupción. Un proyecto que en un momento determinado se interrumpió. "No fue la falta de atención del Papa Francisco, que se mantuvo siempre viva -reiteró el sacerdote y activista-, sino que hubo un freno interno en el Vaticano".papam3

El Papa Francisco fue y sigue siendo una verdadera fuente de inspiración. "Nunca tuvo miedo de ensuciarse las manos", recordó Don Ciotti en las páginas del diario La Stampa. Siempre estuvo cerca de los pobres y los presos. Sin embargo, a los verdugos les dirigió palabras muy duras, como cuando se dirigió directamente a los mafiosos, rogándoles que cambiaran de vida: "Se los pido de rodillas; es por su bien. Aún están a tiempo para no acabar en el infierno". Incluso en el ámbito carcelario, Bergoglio quería implicarse plenamente en el camino de la Iglesia. Abrió una Puerta Santa en la cárcel de Rebibbia, celebró la Pascua en el Regina Coeli y recordando que "confinamiento no es lo mismo que exclusión". Es una pena que, incluso en este caso, sus palabras no hayan sido seguidas por acciones concretas de las instituciones. Incluso los pobres, a quienes el Papa siempre ha puesto en el centro, continúan siendo ignorados por el sistema. Las guerras, que él condenó con una fuerza inhumana, continúan desgarrando a la gente y generando nuevo sufrimiento. Ahora que ya no está aquí, queda la esperanza -una verdadera esperanza- que nos une a su legado espiritual. De nosotros depende seguir preservando su memoria y su compromiso con acciones y valentía, no sólo con conmemoraciones.

*Foto de Portada y restantes: Antimafia Duemila

*Foto 3: © Imagoeconomica

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