Se presentó en Siena el libro Arrepentidos. Giorgio Bongiovanni: "La Casación ignoró las palabras de Napolitano sobre la Tratativa"
Los colaboradores de justicia son "un instrumento que no debe ser menoscabado, sino tutelado y si es posible reforzado precisamente por las importantes y decisivas aportaciones que se han obtenido gracias a este instrumento". Luca Tescaroli, exfiscal adjunto de Florencia y actual jefe de la fiscalía de Prato, tiene una opinión clara. El magistrado presentó ayer en Siena su último libro Arrepentidos (Editorial Rubettino), en el marco de la segunda edición de la revista literaria Páginas de Legalidad, junto al abogado Luigi Li Gotti, defensor histórico de importantísimos colaboradores de justicia y Giorgio Bongiovanni, director de ANTIMAFIADuemila. El encuentro fue moderado por el periodista y escritor Ferruccio Pinotti (autor de numerosos libros sobre la mafia y la corrupción como Colletti Sporchi y Attacco allo Stato). Durante la presentación, Tescaroli, respondiendo a las atentas preguntas de Pinotti, habló del contenido de su libro.
Un trabajo, afirmó al inicio de la velada Giuseppe Galasso (representante en Siena del movimiento Agendas Rojas y coorganizador de la revista), "extremadamente interesante porque toca el tema con el conocimiento de quien se ha ocupado del mismo a la vez que permite tener un corte jurídico y humano del fenómeno del arrepentimiento". Arrepentidos es un volumen que explora la historia, el valor y las cuestiones críticas relacionadas con el fenómeno de los colaboradores de justicia, destacando su papel crucial en las investigaciones sobre las organizaciones mafiosas y las implicaciones políticas y legales resultantes. Tescaroli parte del origen de esta herramienta imprescindible. "El reconocimiento de la figura del colaborador no es fruto de una idea extemporánea del legislador que dictó esa ley en 1991, sino que es el resultado de innumerables delitos que se han cometido a lo largo de los años. La gota que colmó el vaso fue el asesinato del juez Rosario Livatino en septiembre de 1990, lo que dio impulso a la redacción del decreto ley en 1991. Por eso es bueno saber qué hay detrás de esta legislación para valorar su importancia", recordó Tescaroli. Los colaboradores de justicia han sido y son imprescindibles "en materia de captura de prófugos, incautación de drogas y armas".
Pero también para esclarecer la verdad sobre masacres y crímenes de alto perfil. "El proceso por la masacre de Capaci se construyó fundamentalmente en torno a los colaboradores de justicia", recordó Tescaroli, uno de los magistrados que investigó el atentado del 23 de mayo de 1992. "Cuando la colaboración es seria y auténtica, la aportación es de extraordinaria importancia", subrayó el fiscal.
Los arrepentidos, "una bomba atómica" que el poder quiere desactivar
El director de ANTIMAFIADuemila tomó luego la palabra, y respondió a una pregunta directa, "de colega a colega", de Ferruccio Pinotti: "¿Estamos ante un intento progresivo de desmantelar la importantísima legislación sobre los colaboradores de la justicia?". Según Giorgio Bongiovanni el panorama es dramáticamente claro desde hace años. "Todos los gobiernos que se han sucedido en el pasado han dado un espacio, incluso exagerado, a los colaboradores de justicia".
Este espacio, sin embargo, desapareció cuando, según el director, los arrepentidos elevaron el nivel de sus confesiones ante los fiscales. Bongiovanni puso como ejemplo las declaraciones de Giovanni Brusca, Antonino Giuffrè y Salvatore Cancemi, arrepentidos que estaban en la cima de Cosa Nostra, y que contaban "cosas indecibles, es decir, la verdadera mafia. A algunos de ellos los conocí incluso de cerca, como por ejemplo a Salvatore Cancemi, que fue un elemento clave. Estos colaboradores ponen en peligro el sistema italiano -o parte de él- que desde hace 150 años conspira y actúa en connivencia con la mafia". Según el director de la revista, "los arrepentidos son la bomba atómica que puede destruir el aparato desviado del Estado. Y si yo fuera alguien que sabe combatir una guerra y sabe que existe una bomba atómica de ese tipo, voy a desactivar esa bomba. Pero lo haría sin provocar masacres".
"Esto explica el goteo legislativo que sufren los arrepentidos, silenciados ya no con pólvora, sino con las decisiones del Ministerio y de los organismos llamados a protegerlos. Por ejemplo, el jefe asesino de Brancaccio, Giuseppe Graviano, que le había dicho a su hermano Filippo (también condenado por las masacre, ndr) 'si no llega la ayuda hablaremos con los magistrados', ahora está en silencio porque ve que las nuevas normas están destruyendo la colaboración con la justicia y están consiguiendo lo que Totò Riina había pedido en el famoso 'papello'". Bongiovanni subrayó que todos los últimos gobiernos "no quisieron luchar contra la mafia". El caso actual no es una excepción. De hecho, el gobierno de Meloni, según el periodista, "teme que surja algún colaborador con pruebas concretas de colusión política. Teme que salgan a la luz pruebas concretas, que los magistrados siguen buscando, de relaciones con figuras de la extrema derecha que cometieron masacres con la mafia".
Y por eso "todo lo que puedan desactivar, deben desactivarlo inmediatamente", reiteró. Estas regulaciones "matan la búsqueda de la verdad y la búsqueda de la justicia. Porque ningún jefe volverá a arrepentirse jamás". Según Bongiovanni, incluso un presidente de la República podría arrepentirse, pero todo seguirá igual si el sistema no cambia desde sus cimientos. La provocativa referencia es a la declaración de Giorgio Napolitano en el juicio por las tratativas entre el Estado y la mafia ante el entonces fiscal adjunto de Palermo, Nino Di Matteo, donde el ex jefe de Estado había admitido que las masacres de la mafia eran un ultimátum al Estado. Una amenaza claramente percibida por el poder político del momento. "El Presidente de la República había dicho casi textualmente que en ese momento estábamos bajo chantaje". Sin embargo, esa declaración explosiva del expresidente ante el Tribunal Penal "fue luego ignorada por la Corte de Casación", que absolvió a todos los miembros de la política y de las instituciones que tuvieron tratos con la mafia. "Esto quiere decir -reiteró Bongiovanni- que incluso Judas puede arrepentirse, pero si el sistema no cambia, nada cambiará".
La circular que ahorca a los colaboradores de justicia
En la presentación del libro intervino también el abogado Luigi Li Gotti, quien, al igual que Luca Tescaroli, comparte la importancia que tienen los colaboradores de justicia, "fundamentales en la lucha contra el crimen organizado. El hecho de que se cometan menos asesinatos, menos derramamientos de sangre, lleva a creer que la mafia ha desaparecido. Y que por tanto el propósito original del instrumento de los arrepentidos ha fracasado". Pero es un gran error según Li Gotti porque la mafia está ahí, aunque dispare menos. "El derramamiento de sangre es fundamental para su actividad. Su objetivo es el negocio, el dinero y el poder". Sin embargo, advirtió el abogado, el legislador, es decir la política, finge no saberlo y realiza un goteo legislativo y burocrático silencioso contra los colaboradores de la justicia. Este es un tema que el abogado ya había explicado ante nuestros micrófonos. "Hoy, está sucediendo algo francamente absurdo. En los últimos meses, el ministerio del Interior está notificando a todos los colaboradores de justicia un aviso", afirmó Li Gotti, mostrando uno al público presente en el complejo museístico de Santa Maria della Scala. "Esta información es de un cliente mío y dice que al final del periodo de colaboración se debe determinar la capitalización, pero la misma no se va a pagar porque se ha llegado a un acuerdo con la Agencia Tributaria según el cual se deben descontar de esa capitalización los gastos de justicia y de custodia penitenciaria". Hace unos días, Li Gotti dijo: "Un cliente mío recibió una factura de impuestos por aproximadamente un millón de euros. Sin embargo, en esta información notificada, dice que el importe pagado debe ser utilizado para comprar un inmueble, por lo que con 50 o 60 mil euros el colaborador que se ve obligado a abandonar el programa debe comprar una casa y registrarla a su nombre". Esto significa, advirtió el abogado, que el trabajador que reciba esa circular "comerá piedras desde el día siguiente porque no le darán más dinero".
"¡Otra que una ayuda! -exclamó- Esto pretende evitar futuras colaboraciones porque el mafioso que tiene la idea de iniciar una colaboración sabe bien, a través de esta legislación, que llegará un día en que estará en la calle, sin ninguna ayuda económica. Dicen 'pero puede encontrar un trabajo", como si en Italia existiera un mercado laboral. ¿Pero podría un mafioso de setenta años encontrar trabajo? Este tipo de cosas son absurdas". Las dificultades que encuentran numerosos informantes, incluidos antiguos asesinos en masa de la mafia, están bien descritas en el libro de Tescaroli. Una publicación para estudiar, afirmó Li Gotti, "y también para que nosotros los operadores, la consultemos. Porque tiene legislación y tiene historia". Volviendo al estado de abandono en el que se encuentran los arrepentidos, Li Gotti dijo que tiene un cliente, un colaborador de la justicia de Catania de considerable importancia, "que ha decidido regresar a su tierra natal porque dice 'al menos allí puedo encontrar alguna ayuda'". Una elección que ciertamente no es aislada y que conllevaría "un doble riesgo", advirtió Li Gotti. Es decir, "que lo eliminen o que regrese al circuito criminal, porque corremos ese riesgo. Hay personas que no saben a dónde ir. También Brusca (Giovanni, ndr) pensó en ello y me dijo: ¿Pero a dónde voy a ir? En este momento estoy muy abajo".
Luego está la cuestión fundamental del cambio de datos personales de los ex mafiosos, que sin embargo "no siempre se concede porque hay una comisión que establece quién merece cambiar sus datos personales o no. Son trámites largos y -recordó- no es un derecho obtenerlo sino sólo solicitarlo. Y todas estas cosas cesan con la liberación del programa del arrepentido". Volviendo a la odisea económica del proyecto de vida de los colaboradores, Li Gotti instó al ejecutivo a intervenir urgentemente. "¿Nos damos cuenta de lo que pasará si el legislador no interviene para modificar este acuerdo con la Agencia Tributaria? Los funcionarios que tratan con el asunto dicen que temen al Tribunal de Cuentas porque podría pedir daños al erario ya que la Agencia pagó dinero y no se aseguró contra las deudas que tenían los colaboradores. Por eso el legislador debe intervenir, pero no interviene". En este punto el abogado propuso una intervención basada en el modelo americano. El famoso programa Marshall, que en Estados Unidos ofrece "protección de por vida a menos que se revoque. En Italia, en cambio, es limitada a menos que se extienda".
La brecha entre los mafiosos acérrimos y los mafiosos arrepentidos se redujo
Al igual que Li Gotti, Tescaroli también destacó algunas cuestiones críticas graves relativas al sistema de colaboradores de justicia. El fiscal recordó, para empezar, que "la brecha diferencial entre los jefes irreductibles (los jefes que se niegan a colaborar con el Estado, ndr) y los que pretenden colaborar se ha reducido. Porque a raíz de sentencias de la Corte Europea y de la Corte Constitucional que permitieron el acceso a beneficios retributivos como la libertad condicional, el acceso a permisos retributivos, etc., incluso quienes no colaboran no están obligados a indicar todos los bienes que poseen, para que se los embarguen como se prevé para los colaboradores, para poder acceder a dichos beneficios".
Por tanto, esta brecha diferencial en la legislación entre colaboradores y no colaboradores "se ha reducido significativamente". Según el magistrado, para llenar este vacío, y por tanto incentivar nuevas colaboraciones, "sería necesario intervenir para ofrecer mayores ventajas a los colaboradores. Por ejemplo: ¿por qué no reducir a la mitad el límite de diez años necesario para tener derecho a los beneficios? ¿Por qué no pensar en hacerles la vida más digna proporcionándoles sumas de dinero que realmente puedan utilizar para emprender un nuevo camino de resocialización? No esos 30, 40, 50 o 60 mil euros que se pagan cuando se sale del programa de protección y que a partir de un momento determinado ya ni siquiera se pagan". Aún más. Tescaroli planteó, como Li Gotti, el problema de los retrasos en la modificación de los datos personales que en estos momentos "comportan una aporía bastante importante porque los antecedentes penales y también las acusaciones pendientes se transfieren de los datos personales antiguos a los nuevos. Sería necesario que al menos para el mundo del trabajo estas acusaciones, estos precedentes no pasen a las nuevas generalidades. Todo esto desincentiva la colaboración", advirtió Tescaroli.
"Debemos crear puentes de oro para la colaboración con la justicia. Los ciudadanos pueden hacer mucho, pueden tomar decisiones electorales adecuadas". Finalmente, el fiscal concluyó su intervención con una reflexión. "Desde hace al menos 150 años, yo diría quizás dos siglos, estas entidades mafiosas coexisten con el Estado, lo que parecería paradójico, porque si contraponemos el Estado y el crimen mafioso en una lógica maniquea, no podemos entender cómo el Estado, que debería representar el bien, puede coexistir con el mal, con las estructuras mafiosas. Pero ¿por qué sucede esto? Una razón es que la línea divisoria entre las organizaciones mafiosas y el Estado no es tan clara. Hay un vínculo de conexión que da una fuerza extraordinaria a las asociaciones mafiosas que, gracias a las relaciones y vínculos que logran cultivar con exponentes del mundo profesional, con exponentes de la administración pública, con exponentes políticos, logran obtener resultados muy superiores a los que podrían obtener como meras bandas criminales. Y es precisamente en ese anillo de conexión -según Tescaroli- donde debemos golpear con eficacia, con mayor eficacia que en el pasado, si queremos avanzar hacia una lucha contra el crimen mafioso destinada a aniquilar estas estructuras". Una meta que se podría alcanzar más fácilmente, este es el sentido de la reflexión de Tescaroli, con el aporte de los colaboradores de justicia.
*Fotos de Portada y restantes: © Piero Di Stefano
*Foto 4: Ferruccio Pinotti
*Foto 5: Luca Tescaroli
*Foto 6: Giorgio Bongiovanni
*Foto 7: Luigi LiGotti