Sábado 22 Marzo 2025

Treinta y dos años después de la muerte del valiente reportero, el caso sigue rodeado de misterio, entre sombras, acusaciones y verdades ocultas

La tarde del 8 de enero de 1993, la mafia mató al periodista Giuseppe Alfano, conocido por sus amigos como "Beppe". Un reportero valiente que hacía su trabajo sin dejarse influenciar por el miedo. Un periodista libre, por tanto: libre para hacer su trabajo y contar lo que vio y lo que supo. Así, hace treinta y dos años, en Barcellona Pozzo di Gotto, en la provincia de Messina, Alfano fue asesinado de tres balazos disparados con un revólver calibre 22 cuando estaba en su auto, un Renault 9, cerca de su casa. Además de ser un periodista valiente, Alfano era considerado "molesto" porque escribía mucho, quizás demasiado. Desde las conexiones entre la mafia y la política hasta aquellas con la masonería desviada, Alfano contó todo lo que sabía. Por eso había que eliminarlo. El juicio por su asesinato condujo a la condena definitiva del jefe mafioso Giuseppe Gullotti como instigador y de Antonino Merlino como autor. Sin embargo, con el tiempo han surgido algunos testimonios contradictorios. El colaborador de justicia, Carmelo D'Amico, declaró que Merlino era inocente y, en cambio, señaló a Stefano Genovese como el verdadero ejecutor. Otros arrepentidos hicieron declaraciones similares, pero los jueces las consideraron insuficientes y demasiado generales. En el 2016, la Corte de Apelaciones rechazó la solicitud de revisión del proceso presentada por el abogado de Gullotti. En cualquier caso, según el abogado Fabio Repici, el crimen de Alfano es un "crimen del más alto nivel y al menos en parte un crimen de Estado". Un crimen que puede contarse, sin temor a exagerar, entre los "peores crímenes cometidos en Barcellona Pozzo di Gotto por Cosa Nostra".

No sorprende, por tanto, que a lo largo de los años la investigación sobre la muerte del valiente periodista se haya visto obstaculizada por continuas pistas falsas. El arma homicida, por ejemplo, nunca fue sometida a un examen balístico adecuado. El empresario Mario Imbesi, en posesión de un arma idéntica, la entregó a las autoridades de forma inusual y sin que se produjera ningún decomiso real. Recién en el 2011, diecisiete años después del crimen, se estableció que esa arma no estaba vinculada al asesinato de Beppe Alfano.

Incluso Sonia Alfano, hija del periodista asesinado por Cosa Nostra, siempre ha denunciado intromisiones y desvíos. Entre ellos, la desaparición de algunos documentos que habrían demostrado la existencia de tráfico de armas y uranio que investigaba el padre y que desaparecieron tras su muerte. "Esas notas -recordó- desaparecieron de la casa la misma noche del asesinato, después de la búsqueda por parte de la policía. A las 22.45 del 8 de enero de 1993, más de 50 agentes de diversas fuerzas llegaron a nuestra casa. Se llevaron numerosos papeles y efectos personales, pero no devolvieron todo. De hecho, muchas cosas ni siquiera fueron verbalizadas". Particularmente significativa es la entrevista en la que la hija del periodista denuncia el papel de Olindo Canali, entonces fiscal a cargo de la investigación, acusándolo de haber actuado con la complicidad de aparatos institucionales desviados. Igualmente significativo fue el fracaso en la captura del jefe Nitto Santapaola, que habría pasado la última parte de su escondite en Barcellona Pozzo di Gotto. Alfano, según informó su hija, habría descubierto la presencia de Santapaola y habría hablado de ello con el fiscal Canali. Precisamente por eso, siempre según Sonia Alfano, el periodista fue asesinado.

*Foto de Portada: Antimafia Duemila