Lunes 17 Marzo 2025

Una auténtica y esperanzadora “trinchera” en el Uruguay, que muy bien pateó el tablero

A escasas horas del momento en que la ciudadanía deberá dar su voto para elegir la conducción del país, me asumo hacer público una reflexión en relación al presidenciable Gustavo Salle, cuyo partido político “Identidad Soberana” se sumó al amplio espectro partidario uruguayo, y que, a juzgar por lo que se rumorea -cada vez más fuerte- en las calles, y en los informes de las consultoras, tiene más que contundentes chances para llegar él personalmente al Senado y varios de sus correligionarios a la Cámara de Diputados.

Lo conozco personalmente hace bastantes años; desde antes de él entablar una férrea amistad con otro amigo en común, el doctor Enrique Viana, hoy fallecido; y después, cuando ambos fueron protagonistas mediáticos, de un cúmulo de denuncias que juntos hicieron ante la Justicia y autoridades competentes, defendiendo a brazo partido la soberanía nacional, y contra instituciones estatales por presuntos actos de corrupción, entre otras irregularidades que venían contaminando la vida democrática en el Uruguay.

Su persona, su ideario y sus denuncias implícitas y explícitas, en todo momento, fueron definiéndolo en nuestra sociedad, como un ciudadano líder -y diría caudillo inequívoco- de un movimiento político, abrazado a la titánica tarea de confrontar al sistema, pero no sin fundamento, sino más bien, pertrechado en una muy sólida y convincente batería de argumentos, tanto así, que todo debate que uno pueda presenciar y en el que su oponente o sus oponentes pretendan ganar esa pulseada intelectual, la balanza se inclinará indefectiblemente a su favor. ¿Por que? Porque sus argumentos tienen el atributo de una excelente base académica, propia de un profesional del Derecho y Ciencias Sociales, que además de poseer una más que evidente inteligencia, tiene la capacidad dialéctica y el conocimiento ideal para llevar un debate intelectual, que sin dudarlo, descolocará a su o sus adversarios de turno, aún estando entre sí, muy distantes en pensamiento y en acción.

Gustavo Salle posee una personalidad tal, que apasionamiento de por medio, no hace ni gala, ni uso, ni de la diplomacia, ni de la hipocresía, y ni mucho menos de la adulonería. Es frontal, y tal como él mismo lo ha dicho públicamente, sus palabras en el debate, y a la hora de exponer argumentaciones en ocasiones sobre temas complejos, se basan en evidencias, y diría él “en la verdad de los hechos”, y a tales efectos siempre acompasa sus apreciaciones con datos, cifras, números y pruebas, que difícilmente pueden ser revocadas por sus interlocutores. Interlocutores que por otra parte, para neutralizarlo muchas veces carecen de la capacidad intelectual y en consecuencia apelan a la ironía, al agravio, buscando denostar la figura del abogado Salle, tal como ocurrió no hace mucho en el programa “Esta Boca es Mía” en Canal 12, cuando uno de los panelistas, Alfredo García, lo trató de bufón, siendo que él mismo fue el bufón de esa tarde, pretendiendo descalificar a un profesional al que por lejos no le llega ni a los talones, razón por la cual, en una suerte de connivencia con la conductora, la comunicadora Victoria Rodríguez, no hicieron otra cosa que sacar del medio a Salle, no admitiéndolo en lo que restaba del programa. Fue un episodio que dio verguenza ajena y visibilizó -sin medias tintas- que en realidad el dirigente de Identidad Soberana, fue literalmente víctima de un golpe muy bajo, con apariencia de terrorismo mediático. Un hecho sin precedentes. Un hecho que no poco calificaron de bochornoso.

Y un hecho que evidenció con crudeza inconfundible el grado de preocupación (y de temor) que se tiene a nivel del sistema político, que Gustavo Salle ingrese a las arenas parlamentarias, con la consigna, ya vox populi de que su plan de acción no tiene ni tendra límites porque, como lo ha expresado una y mil veces, se está en una guerra contra no pocos enemigos temibles y palpables, como por ejemplo, el sionismo , la masonería, el jesuitísmo, el narcotráfico, y la cleptocorporatocracia, entre otros; y en ese contexto, además de haber hecho denuncias contra presidentes y vicepresidentes, ha insistido e insiste, sin remilgos, que en la Torre Ejecutiva funcionaría una asociación para delinquir (cuyo jefe sería el presidente Luis Lacalle Pou) y que desde tiendas del Frente Amplio a instancias del hoy fallecido Tabaré Vázquez se habría dado un golpe de estado técnico, al ponerse en vigencia el nuevo Código de Proceso Penal, otorgándose a la Fiscalia General de la Nación ( tal cual como un servicio descentralizado) la potestad de investigar, siendo que es la justicia la que tiene esa responsabilidad y deber, por disposición constitucional. Ergo, un golpe de estado técnico para beneficiar al crimen narco organizado de cuello blanco.

Gustavo Salle ha fundamentado siempre -y con muchas evidencias- todo este contundente discurso crítico, sin olvidar especialmente que el modelo económico actual, además de ser extractivista (entre otros atributos non santos) hace parte -y las propuestas políticas de su adversarios de campaña electoral van ese sentido- de una metodología expresamente funcional (y servil) a las corporaciones de banqueros y del capital financiero, que no hacen otra cosa que demoler no solo la soberanía nacional, sino además a los sectores trabajadores, los jubilados, y a la democracia y a la vida republicana -que afirma que no es tal- , y en definitiva a una ciudadanía que ha estado y está engañada, en múltiples parámetros y bajo formas de falso progresismo que por ejemplo pregona la coalición de izquierda Frente Amplio, desde sus cúpulas no así en sus bases, que lamentablemente les dan a sus dirigentes un margen de credibilidad, romántica si se quiere.

Salle, agrega además -respondiendo a sus opositores, y a los directores de medios de comunicación que lo han marginado o lo ha denostado en editoriales o en programas de televisión, procurando silenciarlo e invisibilizarlo- que toda una descomunal parafernalia de campaña política adversa a él, vive horas de preocupación al ver que día a día, minuto a minuto, la ciudadanía estaría advirtiendo que sus propuestas y sus denuncias son coherentes y que en consecuencia los votantes se irían incrementando para que de esa forma su voz, y su presencia en el parlamento puede materializarse legítimamente en el acto eleccionario de éste 27 de octubre.

Otra arista de su gestión como candidato y como dirigente de Identidad Soberana se ha centrado y se centra en la defensa de la familia, y del pueblo palestino: comprometiéndose con la enérgica denuncia del genocidio que se lleva a la práctica en Gaza, desde filas del sionismo mundial. En consecuencia fue y sigue siendo duramente criticado por las organizaciones judías de nuestro país.

Hoy, y ahora mismo que redactamos estas líneas, sus opositores sin titubeos y a veces groseramente, alertan de que Gustavo Salle en el Parlamento podría encararlos y confrontarlos con la vehemencia que lo caracteriza, y hasta lo amenazan con la idea de que le aplicarían la normativa vigente para eventualmente expulsarlo del Senado, y en consecuencia del ámbito parlamentario. Lo amenazan desde antes de entrar a la cancha. Vaya si habrán temores.

Siendo él, un senador de la República, y algunos de sus partidarios, diputados, las cartas estarían sobre la mesa. Identidad Soberana y en definitiva Gustavo Salle harían historia (y ya lo están haciendo), lo que para el país sería un cambio verdadero, desde las entrañas mismas de un sentimiento de soberanía, literal. Un sentimiento de identidad soberana que se ha venido diluyendo gradualmente desde el final de la dictadura cívico-militar y durante los gobiernos democráticos posteriores hasta hoy.

El sentido de conducción de un país con pautas de honestidad en la gestión y con fuerte sentido soberano ha estado ausente, y las evidencias son abrumadoras; como ha estado ausente un modelo económico independiente y productivo; como ha estado ausente un justicia independiente; como ha estado ausente la honestidad en la función pública, siendo sustituída por la corrupción que ha dado inevitable entrada a la infiltración del narcotráfico internacional -véase el caso del pasaporte entregado al narco Marset,; véase la presencia y la fuga escandalosa del capo Rocco Morabito, de la organización mafiosa italiana ‘Ndrangheta; véase la amenaza de muerte que el empresario Gonzalo Aguiar (sospechado de ser nexo entre narcos mexicanos y figuras del gobierno uruguayo) hizo en vida al diputado de Cabildo Abierto, Sebastián Cal- ; como ha estado ausente toda intención política y de la casta militar de lograr la verdad en gestiones relacionadas con el hallazgo de detenidos desaparecidos enterrados en dictadura militar, en predios militares; y como han estado ausentes los presupuestos adecuados y reclamados hasta el hartazgo por los gremios estudiantiles, y de la salud, y de instituciones que cumplen con políticas sociales; como han estado ausentes los criterios del Estado para dar solución al hacinamiento en las cárceles, en definitiva a la problemática de los privados de libertad; y como ha estado ausente todo respeto por las luchas sociales, las cuales han sido criminalizadas por la LUC; y como ha estado ausente el apoyo rotundo al Si , para borrar las AFAP de la faz de la tierra.Y la lista sería interminable.

En alguna medida, y salvando las distancias, Gustavo Salle, como dirigente de un partido de las minorías, estaría en la línea -y a la cabeza- de esos partidos que no integran lo que seria la primera división dentro del aparato político nacional. Esos partidos de primera división, al decir de Salle “ los quintillizos”: de Delgado, Orsi, Ojeda, Manini y Mieres.

Partiendo de su nada desacertada premisa, la de Salle entiéndase, de que la izquierda y la derecha en el Uruguay están firmemente abrazadas en esencia, dado que todos los respectivos partidos -que en apariencia se los asume en contienda callejera, con personas y con colores y formas diferentes- en concreto (y sustancialmente) responden siempre a intereses en común. Intereses pautados sutilmente, en algunos casos y burdamente en otros, desde el capital financiero internacional (desde los dueños de mundo como son las corporaciones tales como Walckrok, y otros Fondos de Inversión de igual tenor) es que el país (y asi lo ha dicho hasta el cansancio) está sumido en una notoria crisis económica, social, educativa, e institucional, en la que la ideología narco mafiosa, no estaría para nada ausente, sino más bien, estaría más presente que nunca.

Está claro que el discurso de Identidad Soberana, de Gustavo Salle, está ya ( y eso es hace rato) pateando el tablero político del Uruguay, y creemos que dejará atónitos a muchos cuando sea integrante de Senado.

La coalición Partido Colorado, Partido Nacional y Cabildo Abierto, y el Frente Amplio y el Partido Independiente, hacen un bloque opuesto, muy opuesto a Identidad Soberana, fuerza política de las minorías que estaría en firme camino de llegar al Senado con bombos y platillos. Las posibilidades para otros partidos no serían similares.

He tomado una de sus últimas polémicas televisivas de Gustavo Salle para poder conocer de fondo y desde todo ángulo, su propuesta y sus alcances, tomando en cuenta que el periodista que lo entrevista -Guillermo Lussich- no solo es un avezado entendido en temas políticos, sino que no comparte en absoluto el ideario de Salle, es decir de Identidad Soberana y eso en los hechos, da al debate un atractivo muy oportuno y peculiar. La entrevista fue en las últimas semanas, fue en vivo, y se emitió en Canal 11 de Punta del Este, y el programa fue “Punta Política”.

Una oportunidad para que quizás el lector pueda sumergirse en las profundidades más inimaginables de un ideario soberanista y aticorruptivo, que hasta el momento histórico no se conocía en nuestro país.

Un ideario, con el sello de Gustavo Salle y de su entrañable amigo y compañero de lucha Enrique Viana, que fue un abogado tenaz, muy talentoso y honesto, desaparecido físicamente hace poco tiempo.

Un ideario que hoy está materializado por un partido que entiendo es auténtico y esperanzador para el Uruguay, porque entre otras cosas, se identifica plenamente con una verdadera antimafia popular.

Video You Tube de entrevista de Punta Política en Canal Once de Punta del Este

https://www.youtube.com/watch?v=uvsNzxH34Gg

*Foto de Portada: Nicolás Pereiro/ Antimafia Dos Mil