Jueves 7 Noviembre 2024

Exactamente veintitrés minutos después de las 14 horas del día jueves 16 de octubre de hace diez años (2014) son asesinados a balazos, en un apartado camino rural de Villa Ygatimí, en el departamento de Canindeyú, el periodista de ABC Color sección rurales, Pablo Medina, de 57 años de edad y su asistente Antonia Maribel Almada Chamorro, de 19 años de edad. El vehículo en el que viajaban junto a la hermana de la joven, Juana Ruth Almada Chamorro, de 30 años de edad -que logró salir ilesa del atentado, porque viajaba en el asiento posterior, y no fue advertida por los sicarios- fue emboscado por dos hombres que portando armas largas y cortas automáticas de alto poder de fuego, cumplieron con el trabajo de acabar con la vida, con prioridad la de Medina, por mandato expreso de la narco mafia imperante por esos días y hoy mucho más, en la región de la Triple Frontera en el Paraguay.

Transcurrido todo este tiempo, recordarlos -mantenerlos en nuestra memoria- no solo es una obligación ética, sino además una muy contundente expresión de resistencia que debemos hacer con especial énfasis, los periodistas de la región y del mundo; y en nuestro caso, una obligación mayor dado que Medina hacía parte de nuestras redacciones -Sudamérica e italiana- como uno de nuestros colaboradores.

El ideólogo de este atentado fue un político cartista, por aquel tiempo intendente de la localidad de Ypejhú, Vilmar “Neneco” Acosta, hoy preso en la cárcel de Tacumbú: condenado a 39 años de privación de su libertad, después de haber permanecido prófugo cerca de un año, siendo detenido en Brasil, y extraditado al Paraguay; los sicarios autores materiales del doble asesinato, que hacían parte del clan Acosta desde hace tiempo, son parientes suyos y están ya entre rejas: se trata de Flavio Acosta Riveros, en aquel momento de 29 años de edad, quien fue detenido en Brasil, el año 2016 y fue condenado en ese país, por tener esa ciudadanía, a 36 años de cárcel; y de Wilson Acosta, que tenía 43 años, y fue detenido en el 2020, aguarda se cumpla el proceso para recibir la condena, al igual que sus pares implicados en el hecho criminal. Otro involucrado es el chófer y secretario de Vilmar Acosta, identificado como Arnaldo Cabrera López, que fuera detenido ese mismo año 2014, y que ya hubo cumplido su condena, de cinco años, por no haber avisado a las autoridades de la trama del crimen, de la que él tenía conocimiento.La muerte de nuestro amigo y redactor Pablo Medina, y de Antonia Almada, hoy por hoy, pero indefectiblemente mirando hacia atrás, resume con dramatismo estremecedor el grado de operatividad que tuvo en aquel 2014 , el sistema mafioso dentro del territorio paraguayo, y que tiene ahora mismo. Es que el panorama no ha cambiado en absoluto. Desde la caída de la dictadura estronista hasta la fecha han sido asesinados por la narco mafia paraguaya y regional más de 20 colegas. Una cifra impactante por donde se la mire.Y esa violencia narco mafiosa se ha intensificado en grado máximo, en los últimos años: ocurre que después de Medina y de Almada, se continuaron sucediendo los crímenes de periodistas, especialmente en la región de Pedro Juan Caballero. Y lo que es más, hubo un hecho que superó a todos los demás atentados; me estoy refiriendo al crimen en Colombia del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, el 10 de mayo del 2022, impune hasta el día de hoy, en lo que concierne a él o a los mandantes, no así en cuanto a los sicarios quienes ya están condenados y presos en cárceles de Colombia.pablomedinafihce

A excepción del caso Medina, en el que el ideólogo fue identificado casi enseguida del hecho criminal, y ya está condenado -aunque seguramente hubo otros sujetos del sistema de poder narco mafioso paraguayo que hicieron parte de la orden de asesinar a Pablo, sujetos que están impunes, obviamente- los autores intelectuales de este tipo de atentados siempre quedan entre las sombras, gozando de impunidad absoluta y eterna. Es una característica, recurrente, detestable, repudiable, que literalmente nos supera y nos genera ira y rechazo indescriptible. Pero lamentablemente, son las reglas del juego en este universo criminal, donde los tentáculos del poder no agotan ni sus recursos, ni sus logísticas, ni sus influencias, para proteger a los hacedores de toda esa cadena de muertes, entre quienes se atreven a confrontar a sus intereses, y a ellos mismos , en su gran mayoría sentados en los privilegiados sillones del sistema político, empresarial y banquero. Impúnes, a la vista todos.

En esta oportunidad, por razones laborales y coyunturales, no estaré presente en el homenaje que se rinde año tras año a Pablo Medina y Antonia Almada, en el Paraguay, pero me consta que allí mi colega y amigo Jorge Figueredo, redactor de Antimafia Dos Mil , ex fiscal y amigo personal de Medina, junto al activista Omar Cristalo, junto a jóvenes del Movimiento Our Voice, que nos han acompañado desde siempre, colegas paraguayos y colectivos en resistencia, sabrán ser mi eco y mi voz, a la hora de homenajearlos a ambos, y a la hora de denunciar convincentemente -y públicamente- a la criminalidad narco mafiosa que está literalmente devorando la democracia de ese país.

*Foto de Portada: Hoy