Lunes 9 Septiembre 2024

Según la Fiscalía, La Lia mintió sobre sus contactos con Cosa Nostra. Sus palabras contradicen los registros telefónicos

Las investigaciones que llevan a cabo los fiscales florentinos sobre los autores intelectuales ocultos de las masacres mafiosas ocurridas entre 1992 y 1993 contienen otro nombre: Giovanni La Lia, un hombre de 59 años, que según los investigadores habría hecho declaraciones falsas agravadas por el hecho de haber favorecido a Cosa Nostra. De hecho, La Lia supuestamente mintió sobre sus contactos en los años 90 con los responsables de las masacres que causaron 10 muertos entre Florencia y Milán y dañaron las basílicas de Roma, afortunadamente sin causar más víctimas. En 1994, La Lia fundó el primer club Forza Italia en Misilmeri, en la provincia de Palermo, inmediatamente después del anuncio de la llegada de Silvio Berlusconi al campo político y de la detención de los hermanos Giuseppe y Filippo Graviano, dos de los jefes más poderosos de la familia Brancaccio de Palermo, involucrada en las masacres de la mafia, incluidos los asesinatos de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino.

Las implicaciones de Giovanni La Lia

Las investigaciones sobre La Lía se centran en unas llamadas telefónicas realizadas por él. En particular, tres llamadas telefónicas desde el móvil de La Lía a otro teléfono, registrado a nombre de Costantino Taormina, sin antecedentes penales, acabaron bajo el escrutinio de los investigadores. Sin embargo, ese celular estaba en posesión de Francesca Buttita, novia de uno de los hermanos Graviano. Se trata de un aspecto significativo, no sólo para el destinatario de esas llamadas telefónicas, sino también para el período en el que se realizaron: entre el 10 y el 11 de diciembre de 1993, pocas semanas antes de la detención de los hermanos Graviano, que tuvo lugar el 27 de diciembre de 1993, el mismo día en que el teléfono móvil registrado a nombre de Taormina estuvo en posesión de Buttita. Otras llamadas telefónicas que despertaron sospechas en los investigadores -como recordó el diario Domani- se referían a las realizadas desde el teléfono de Taormina que era utilizado por Francesca Buttita. Luego, hay otros relacionados con el teléfono móvil utilizado por Gaspare Spatuzza, asesino y luego arrepentido, y los relacionados con el teléfono fijo de la casa de Fabio Tranchina, conductor y cómplice de Giuseppe Graviano. Al igual que Spatuzza, Tranchina también se convirtió más tarde en colaborador de justicia. Interrogado por los Carabineros en 1994 sobre las llamadas telefónicas sospechosas, La Lia dio respuestas poco convincentes. Incluso durante los interrogatorios del 2020, fue incapaz de dar explicaciones válidas, limitándose a plantear la hipótesis de que esas llamadas telefónicas fueron fruto de un error de tipeo numérico o de una clonación de su teléfono móvil, afirmando que no conocía para nada a las personas que estaban al otro lado de la línea del teléfono. Sin embargo, la Fiscalía parece no creer en sus declaraciones. Los magistrados, de hecho, sospechan que La Lía mintió para encubrir sus vínculos con los mafiosos y que sus palabras entran en conflicto con lo que se desprende de los registros telefónicos.

El contexto histórico y la primera investigación sobre las masacres del '93

Por tanto, podría haber otra posible pista, capaz de aportar nuevos elementos sobre los instigadores externos de las masacres que Cosa Nostra llevó a cabo en 1993 para intimidar al Estado italiano, tras las condenas del Maxi Proceso. En la investigación que está llevando a cabo la fiscalía de Florencia para identificar los nombres de personas ajenas a la mafia, que podrían haber tenido intereses o conexiones con las acciones de Cosa Nostra en las masacres del 93, han surgido varios nombres, entre los que se encuentran aquellos de Silvio Berlusconi y Marcello Dell'Utri. El primero es el ex primer ministro, fundador de Fininvest y Forza Italia, fallecido el 12 de junio de 2023. El segundo es su estrecho colaborador, el exsenador que, en vida, es el único que aún debe defenderse de la acusación de complicidad en la masacre con el agravante de haber favorecido a la mafia. Cabe señalar que Marcello Dell'Utri es el único de los dos que fue condenado, con sentencia firme, por concurso externo en asociación mafiosa. La investigación principal también involucró a Salvatore Baiardo, el ex heladero de Omegna, vinculado a Cosa Nostra y, en particular, a los hermanos Graviano, hasta el punto de ser considerado uno de los hombres de confianza de los dos jefes de la familia Brancaccio. Los fiscales florentinos han examinado minuciosamente las declaraciones difundidas a lo largo del tiempo por Baiardo para intentar identificar a los instigadores externos de las masacres. De hecho, a lo largo de los años, el ex heladero ha hecho diversas declaraciones, algunas de las cuales fueron consideradas relevantes para las investigaciones, mientras que otras fueron objeto de investigación por difamación. En particular, Baiardo habló de una supuesta fotografía que retrataría a Berlusconi junto con el ex oficial de Carabineros, el general Francesco Delfino y Giuseppe Graviano. Una fotografía que, de confirmarse, probaría definitivamente los vínculos entre el mundo político y los líderes de la mafia.

*Foto de Portada: Antimafia Duemila