Lunes 9 Septiembre 2024
El coraje y la dedicación del juez en palabras de Paolo Borsellino: "Un hombre que tenía la 'religión del trabajo'"
Este artículo, que proponemos a nuestros lectores, fue escrito el 29-07-2024.

"La mafia mata a Chinnici, jefe de la oficina de instrucción"; "Palermo como Beirut: el juez Chinnici asesinado en un atentado". Estos son los titulares que aparecieron el 29 de julio de hace cuarenta y un años, respectivamente, en los diarios La Stampa y La Repubblica tras la muerte del juez Rocco Chinnici, asesinado en Palermo, delante de su casa, por un coche bomba, un Fiat 127 relleno con 75 kilos de TNT y operado a distancia por el jefe mafioso Antonino Madonia. Aquel 29 de julio de 1983, junto a Chinnici, murieron también dos agentes de su custodia, Mario Trapassi y Salvatore Bartolotta, y el portero Stefano Li Sacchi. A pesar de sus heridas, el conductor del juez Chinnici, Giovanni Paparcuri, logró sobrevivir.

Nacido en Misilmeri en 1925, Rocco Chinnici fue un magistrado destacado en la lucha contra la mafia. Fue el primero en comprender la existencia de un "tercer nivel" en la estructura jerárquica de la mafia, formado por sujetos ocultos que operaban en las sombras para aumentar el poder de Cosa Nostra. Fueron estas mismas intuiciones las que lo acompañaron, paso a paso, hasta el día de su muerte. Chinnici, de hecho, estaba investigando los vínculos entre la mafia y la política, en particular a los primos Ignazio y Nino Salvo, figuras clave en la relación con los demócratas cristianos de Giulio Andreotti, pero también a los instigadores y autores intelectuales ocultos de los crímenes de Piersanti Mattarella, Pio La Torre y Carlo Alberto Dalla Chiesa, de los que pensaba que tenían una dirección única. Por otra parte, las investigaciones de la muerte del juez Chinnici, dirigidas por el fiscal Nino Di Matteo, revelaron una clara convergencia de intereses mafiosos, políticos e institucionales detrás del ataque.

El punto de contacto entre mafia y política

Durante el juicio de primera instancia, cuya acusación era conducida por los fiscales Anna Maria Palma y Antonino Di Matteo, se comprobó que "el asesinato del juez Chinnici fue buscado por los primos Nino e Ignazio Salvo, y ordenado por la cúpula mafiosa por las investigaciones que el magistrado realizó sobre las conexiones entre la mafia y los santuarios político-económicos". Así, el 14 de abril del 2000, la Corte Penal de Caltanissetta condenó a cadena perpetua a los ejecutores e instigadores, entre ellos Salvatore Riina, Bernardo Provenzano y Antonino Madonia. Condenas que serían confirmadas por la Corte de Casación en noviembre del 2003.cirilo2

De la sentencia de primera instancia del 2000, que confirmó el papel de los primos Salvo en el asesinato del juez Chinnici, habla Nino Di Matteo en su libro Collusi (Editorial Rizzoli), escrito junto al periodista Salvo Palazzolo. "Las palabras de Brusca (colaborador de justicia que señaló la implicación de los primos Salvo en el atentado, ndr) y las numerosas conclusiones que surgieron durante el proceso no dejan lugar a la interpretación -dice Di Matteo- Esta vez, Cosa Nostra actuó bajo el impulso de otros. Quien dio ese impulso fue un poderoso grupo económico-político, formado por sujetos cuya autoridad criminal derivaba de su inclusión en un circuito externo a la organización mafiosa. Los primos Salvo -precisa Di Matteo- pudieron pedir y obtener un excelente asesinato de este tipo precisamente porque representaban el punto de contacto y de penetración más importante del poder político nacional".

Las palabras de Paolo Borsellino

La contribución más significativa del juez Rocco Chinnici fue sin duda el Maxi Proceso: el primer gran proceso contra la mafia, que reunió en una sola investigación numerosas causas sobre otros tantos delitos. Sin embargo, Chinnici no se limitó únicamente a la labor judicial. Estaba muy comprometido con la sensibilización de la sociedad civil, eligiendo hablar cada vez más a menudo, incluso en las escuelas, para educar y sensibilizar a los jóvenes sobre los peligros de la mafia. Por otra parte, la espléndida personalidad del juez Chinnici brilla en el prefacio que Paolo Borsellino escribió para rendir homenaje al libro póstumo La Ilegalidad Protegida, una colección de escritos de Rocco Chinnici que destacan su visión pionera en la lucha contra la mafia.cirilo3

"He vuelto a leer con intensa emoción estos breves escritos de Rocco Chinnici, que me hicieron recordar sus otras intervenciones públicas y muchas conversaciones cotidianas que tuve con él, de las que lamentablemente sólo quedaron huellas en mi memoria y en la de quienes tuvieron la suerte de oírlas. Rocco fue asesinado en julio de 1983, a principios de esta década, cuando todavía faltaba mucho conocimiento concreto sobre el fenómeno mafioso, que aún no había sido examinado desde dentro, como fue posible hacerlo más tarde en la época de los 'arrepentidos'. Sin embargo, su capacidad analítica y sus intuiciones le habían permitido, ya en 1981, formarse una visión del fenómeno mafioso que no se diferenciaba en nada de la que tenemos hoy, con el apoyo, sin embargo, de adquisiciones probatorias muy significativas, sometidas al escrutinio del debate y el control de la prueba. Las gigantescas dimensiones de la organización, su peligrosidad extrema, el enorme capital gestionado, las conexiones con organizaciones extranjeras y similares en otras regiones de Italia, las peculiaridades de las relaciones mafia-política, las drogas y sus efectos devastadores, la insuficiencia de la legislación, todo está ahí, en estos escritos de Chinnici, que se remontan a una época en la que el conocimiento general era escaso y la falta de atención o, lo que es más peligroso, la siempre recurrente tentación de la convivencia todavía era profunda y arraigada. Sin embargo, ni la desatención general ni la peligrosa y extendida tentación de coexistir con el fenómeno mafioso, a menudo rayano en la colusión, desanimaron jamás a este hombre que, como me dijo una vez, tenía la 'religión del trabajo'".

*Foto de portada: © Franco Zecchin

*Foto 2: © Davide de Bari

*Foto 3: Nini Cassarà, Giovanni Falcone y Rocco Chinnici © Franco Zecchin