Viernes 6 Diciembre 2024

Desde hace 32 años lloramos por la herida mortal infligida a nuestro país tras las masacres del 23 de mayo y del 19 de julio. La verdad sobre esas masacres se desconoce desde hace 32 años. Durante estos 32 años, se han sucedido increíbles desorientaciones y preguntas sin respuesta. Sin embargo, los hechos han dejado "huellas", a veces es sólo cuestión de querer leerlas y ponerlas en el sistema.

Basta decir que sólo en el último año hemos tenido conocimiento de una reunión en la que participó Paolo Borsellino en el último período de su vida. Y debemos preguntarnos cómo es posible que, todavía, haya momentos no investigados adecuadamente en esos 57 días que separan Capaci de Via D'Amelio.

La ocasión nos la restituye la Fiscalía de Caltanissetta (en la orden de prisión preventiva que mencionaremos en breve). Hablamos de la reunión en la que Borsellino quiso participar a toda costa (aunque aún no tenía delegación de facultades). La reunión de coordinación entre el Ministerio Público de Palermo y el de Caltanissetta, en relación con las conclusiones del proceso número 3471/1992 (sobre el colaborador de justicia Alberto Lo Cicero), que tuvo lugar el 15 de junio de 1992.

Borsellino -hay que recordarlo- aún no tenía la delegación de facultades para investigar la zona de Palermo. La obtendrá, como se sabe, del fiscal Giammanco, recién en la mañana del 19 de julio.

Sin embargo, quería participar. Y no solo eso. Marco Minicucci, comandante del Núcleo Operativo de Palermo en ese momento, explicó luego que "recuerdo que el Dr. Borsellino se encargó de las investigaciones sobre Lo Cicero. Quiero señalar que en realidad él no era el magistrado de referencia pero sin embargo tuvo conocimiento de las conclusiones provenientes de las investigaciones contra Lo Cicero".

Y el interés por la cuestión, para algunos sólo secundario, aumenta si se explica que el doctor Borsellino se interesó tanto por sus declaraciones que le dio instrucciones precisas y estrictas: "No debe hablar con otros fiscales". Minicucci vuelve a informar de ello en una nota del 14 de septiembre de 1992, es decir, después de la masacre de Via d'Amelio, dirigida a las oficinas de investigación de Palermo y Caltanissetta: "El Dr. Borsellino y Su Excelencia (es decir, el entonces fiscal adjunto Vittorio Aliquò) habían llegado al acuerdo, conocido por ustedes, sobre la inconveniencia por el momento de solicitar la disponibilidad del colaborador para proporcionar información a otras autoridades judiciales".

¿Pero quién era Alberto Lo Cicero?

Un carpintero, condenado por delitos contra la propiedad, que el 20 de diciembre de 1991 fue objeto de un intento de asesinato con numerosos disparos por parte de desconocidos. En verdad hubo dos intentos de matarlo. Y para ello, al menos en una ocasión, se moverían incluso dos asesinos de primer nivel como son Gioacchino La Barbera y Gaspare Spatuzza. Hombres de confianza, de mucha confianza, del jefe Giuseppe Graviano (el que realizó los atentados, tanto en Sicilia como en el "continente", Milán, Roma y Florencia).borrometi2

Sin embargo, (al menos) parte de sus declaraciones se considerarán poco fiables. Ciertamente los relativos a su (a estas alturas supuesta) afiliación a la mafia siciliana.

Pero entonces ¿por qué lo intentarían matar asesinos de peso pesado? ¿Y por qué el doctor Borsellino, que en aquellos días se disponía a interrogar en Roma a Gaspare Mutolo y Leonardo Messina (los "arrepentidos" que le revelaron los vínculos entre Cosa Nostra y los representantes institucionales, principalmente Bruno Contrada), estaba tan interesado en Lo Cicero? ¿A un carpintero? ¿Hasta llegar al punto tan importante de decir "que no se lo haga colaborar con otros fiscales"?

En resumen, Lo Cicero unía en su persona el odio de los jefes de la mafia y el interés de Borsellino.

¿Qué dijo Lo Cicero?

Sus informes fueron redactados, por primera vez, sólo después de la masacre de Via D'Amelio y (desgraciadamente) con un magistrado que no se llamaba Borsellino.

Más allá de la historia (poco fiable para los magistrados, ndr) de su afiliación a Cosa Nostra, dijo que se había reunido informalmente (declaración verificada) con Paolo Borsellino y que le había hablado de los "negros".

Y también, lo sabemos por las actas, explicço la importancia de Salvatore Biondino. Sólo más tarde sabremos que era el conductor de Riina, porque en ese momento era completamente desconocido para los investigadores.

Es "también a Lo Cicero a quien debemos las primeras indicaciones significativas sobre otros sujetos como Mariano Tullio Troia, a quien sólo en un período posterior otros conocidos colaboradores de justicia habrían calificado como un exponente de Cosa Nostra que había llegado a los niveles más altos y participado en la preparación y ejecución de la masacre de Capaci".

Tengamos también presente el nombre de Mariano Tullio Troia, el jefe al que otros mafiosos llamaban "U Mussolini" por sus tendencias políticas extremas. Y Lo Cicero era su chofer. Así como fue el primero en arrojar luz sobre el asesinato del policía Emanuele Piazza, diciendo dónde lo habían matado y cómo.

¿Pero estos datos de dónde salen? De la disposición de julio del 2023 del juez de instrucción de Caltanissetta, Santi Bolonia, por la que Stefano Menicacci, ex parlamentario del MSI (Movimiento Social Italiano) e histórico abogado de Stefano Delle Chiaie, y su mano derecha Domenico Romeo acabaron bajo arresto domiciliario. La acusación es muy grave y aún está bajo investigación: haber mentido a los fiscales para ocultar la presencia de Delle Chiaie, fundador de la Avanguardia Nazionale, en Sicilia en el período anterior al 23 de mayo de 1992, o la masacre de Capaci.

Hay que recordar que el Doctor Borsellino tenía prisa, sabía que era el 'siguiente', sabía que el explosivo ya había llegado para él. Sabía y tenía que darse prisa para comprender qué y quién había matado a su colega, incluso antes a su amigo, Giovanni Falcone. Probablemente sea muy útil hacer referencia a lo que dijo el 25 de junio en Casa Professa, en la conferencia organizada por Micromega.

"Por lo tanto, esta tarde debo abstenerme estrictamente -y lo siento si decepciono a alguno de ustedes- de informar sobre circunstancias que muchos probablemente esperan que informe, empezando por las que han llegado a los periódicos en los últimos días y que se refieren a los llamados diarios de Giovanni Falcone. Primero hablaré de ello ante la autoridad judicial y luego, si es necesario, lo hablaré en público. Sólo puedo decir, y aquí dejaré de abordar el tema, para evitar que se introduzcan especulaciones engañosas sobre este punto, que las notas que fueron publicadas en la prensa, en el "Sole 24 Ore" por un periodista -en este momento no recuerdo cómo se llama… Milella- ya los había leído en vida de Giovanni Falcone. En realidad son notas de Giovanni Falcone, y no quisiera que algún día surjan dudas sobre esto".borrometi3

¿Y por qué, diciendo que debía "abstenerse estrictamente", confirmó lo que figuraba en los diarios de Falcone? ¿Y qué había en esos diarios?

En primer lugar, que el fiscal Giammanco "se negó a telefonear a Giudiceandrea (Roma) por el tema Gladio, con el pretexto de que el proceso aún no había sido asignado a ningún sustituto (7 de diciembre de 1990)"; y también: "12.18.1990 Después de que ayer por la tarde se decidió reunir los juicios Reina, Mattarella y La Torre, esta mañana le recordé que hay un pedido de la parte civil en el juicio La Torre (PCI) para llevar adelante investigaciones sobre Gladio. Por lo tanto, sugerí que le pidiéramos al G.I. realizar nosotros dichas investigaciones, incompatibles con el antiguo procedimiento, adquiriendo copia de la solicitud de que se trate. En cambio, tanto él como Pignatone insisten en solicitar el IM sólo para la reunión, reservándose el derecho de adoptar una decisión sólo en el momento de la acusación final. Una forma como cualquier otra de tomarse el tiempo".

Y finalmente "19.12.1990. No telefoneó a Giudiceandrea y, por lo tanto, ya no es posible la posibilidad de reunirnos con los colegas romanos que se ocupan de Gladio".

El doctor Borsellino quiso resaltar las notas de su amigo y colega. Quería escuchar a Lo Cicero de cualquier forma. Y si a todo esto le sumamos las declaraciones de Alberto Volo (sobre el cual no se sabe si alguna vez se llevaron a cabo investigaciones) hechas a los fiscales de Palermo en el 2016, en las que informa que "se reunió con Borsellino después del ataque a Capaci y le expresó su convicción sobre la conexión entre el asesinato del Doctor Falcone y sus declaraciones anteriores" al magistrado.

¿Cuáles? Las hechas sobre los "negros", sobre Gladio y la P2. Volo, el "negro" acusador de "negros". Volo, tan discutido como cuestionable. Sin embargo -hay que recordarlo- hace apenas unos días fue citado varias veces en la sentencia de segunda instancia por el asesinato del agente Nino Agostino y su esposa, Ida Castelluccio, con frases como "las observaciones y sensaciones de Volo son creíbles" o nuevamente "el plan para matar a Volo era parte de un plan de asesinatos más general".

Ciertamente, al poner todo en orden, uno se ve "obligado" a reflexionar. Hoy sabemos que Delle Chiaie estuvo "en Sicilia en el período anterior a la masacre de Capaci"; que Pietro Rampulla, el jefe de Mistretta, había sido miembro de la derecha subversiva, el que proporcionó el control remoto de los explosivos y fue condenado por la masacre de Capaci; que Borsellino quería escuchar a Lo Cicero. Y a eso hay que agregar otra circunstancia extraña. Y es que entre los coches reportados en ese período en Arezzo, "cerca de la villa de Licio Gelli" había uno registrado a nombre de "un tal Ferrante, residente en Capaci". ¿Quizás el mismo Giovan Battista Ferrante que participó en la masacre?

¿Qué llevó entonces a acelerar la masacre que costó la vida a Paolo Borsellino, Agostino Catalano, Vincenzo Li Muli, Walter Eddie Cosina, Emanuela Loi y Claudio Traina?

Nunca ha habido una reconstrucción completa y global de lo que hizo Paolo Borsellino en los 57 días entre Capaci y Via D'Amelio. Esto ciertamente deriva de su falta de confianza, agotada por las continuas traiciones y por esa agenda roja robada (y no por manos mafiosas), pero también por la falta de voluntad en la reconstrucción total.

El país honrará a Paolo Borsellino cuando todo esté reconstruido. Sin descuentos para nadie, para ninguna pista, para ninguna traición.

*Tomado de: AGI

*Foto de portada © Imagoeconomica

*Foto 2: © Emanuele Di Stéfano