El magistrado en via d'Amelio con Scarpinato, Lodato, Repici y Borsellino

Ha pasado otro 19 de julio. Y han pasado 32 años desde 1992, cuando Cosa Nostra -en connivencia con el aparato del Estado profundo- detonó un coche bomba en via d'Amelio, matando al juez Paolo Borsellino junto con los agentes de escolta Vincenzo Limuli, Agostino Catalano, Walter Eddie Cosina, Emanuela Loi, Claudio Traina. Un tiempo infinito, pero no para quienes en estos 32 años han seguido buscando la verdad detrás de aquella masacre estatal que fue parte de un proyecto terrorista-subversivo más amplio que sirvió para desestabilizar la República y cambiar las estructuras políticas de la época.

Para comprender las verdades ocultas, y por tanto negadas, detrás de la masacre, "es necesario mantener una perspectiva analítica global que tenga en cuenta la evolución del marco político nacional e internacional en ese período". Esta es la advertencia lanzada desde el escenario de Via d'Amelio por el fiscal nacional adjunto antimafia, Nino Di Matteo. Ayer en el lugar de la masacre, además de las familias de las víctimas inocentes de la mafia y algunas asociaciones implicadas en el asunto, tras el minuto de silencio tuvo lugar una conferencia en la que, además del fiscal que encabezó la acusación en el proceso de la Tratativa Estado-mafia, también recibieron al periodista Saverio Lodato, al ex fiscal general de Palermo (hoy senador) Roberto Scarpinato, al abogado Fabio Repici y, obviamente, a Salvatore Borsellino, hermano de Paolo. Todo conducido por las preguntas de Aaron Pettinari, jefe de redacción de ANTIMAFIADuemila.

Hay muchas preguntas que han resistido la prueba del tiempo. Demasiados. Esto no significa, sin embargo, que "no se sepa nada sobre la masacre en Via d'Amelio" y, más en general, sobre la temporada de masacres. "No es cierto -dijo Di Matteo desde el escenario-. Sabemos lo suficiente como para poder decir que las verdades que hasta ahora han sido consagradas en los tribunales son verdades parciales. Y una verdad parcial es todavía una verdad negada, que no podemos aceptar".

Un proceso de revisionismo histórico absorbido por los organismos de información y gubernamentales que "extrapolan la masacre de via d'Amelio" del contexto histórico y político, "quizás para centrar el motivo en el supuesto interés del juez Borsellino en el tema de los contratos de la mafia, en el que en aquel momento Paolo Borsellino ni siquiera tenía el derecho formal de tratar". Por eso, como subrayó Saverio Lodato, es importante "de vez en cuando hablar con el sentido de entonces, para luego llegar al sentido de la retrospectiva, que es el sentido de hoy". Falcone y Borsellino, de hecho, "no habrían sido compatibles con este país. Desde entonces vislumbraron lo que había que vislumbrar", añadió, refiriéndose al proceso más amplio de desestabilización del país.

No fue sólo Cosa Nostra

Son muchos los juicios celebrados que han investigado la temporada de masacres de Cosa Nostra. "De este monumental contexto procesal se desprende claramente que aquellas siete masacres no fueron concebidas, organizadas y llevadas a cabo únicamente por los carniceros de Cosa Nostra -dijo Di Matteo-. Esta tarea ingrata y difícil de continuar el camino para completar el recorrido hacia la verdad es cada vez más teórico, y cada vez más queda en manos de unos pocos, quizás muy pocos, magistrados aislados, que ya no cuentan con una contribución eficaz, convencida y sistemática de la policía judicial". Hay un hecho, explicó el magistrado, "del que nadie habla hipócritamente", en Italia "incluso en los despachos judiciales se está perdiendo la memoria histórica y el conocimiento de lo que ha surgido a lo largo de años de investigaciones y procesos".

Lo ha definido como una "gravísima dispersión de conocimientos y experiencias" debida, entre otras cosas, al fallecimiento y jubilación, incluso traslado, "de aquellos magistrados que más tiempo se han ocupado de estos temas. Evidentemente en el país, en la política y más generalmente en quienes administran el poder, no hay voluntad. En efecto -prosiguió- para quienes respiran el ambiente institucional hay una fuerte voluntad no declarada de archivar esa página de la historia. Dejarla atrás definitivamente con una narrativa globalmente aceptable y tranquilizadora. La guerra de los malos mafiosos, quizás con la complicidad de algunos empresarios coludidos, contra el buen Estado que los combatió sin reservas".

Scarpinato: la verdad detrás de las masacres es como un elefante en una habitación

Luego fue el turno del ex fiscal general de Palermo, Roberto Scarpinato, quien se preguntó si era posible "no ver un elefante en una habitación. En Italia sí -dijo- ¿Qué es el elefante? Yo soy un elefante, o los cientos de pruebas que demuestran que las masacres del '92 y '93 fueron masacres políticas llevadas a cabo por la mafia por intereses que iban mucho más allá de los propios, con la intervención del aparato estatal. Desde hace más de 30 años, el poder se niega a ver al elefante en la habitación". En lo que definió como la "retórica oficial", siguen transmitiendo "la historia de masacres llevadas a cabo sólo por personas como Riina y no por todos los elementos que nos cuentan una historia contraria y que están en los juicios". ¿Cuál?

La de numerosos colaboradores de la justicia que afirmaron ante varios tribunales que el proyecto de masacres subversivas "había sido concebido por Gelli, por la masonería desviada, por la derecha subversiva y por los servicios secretos", así como por los líderes de Cosa Nostra. "Tuvimos que decidir si nos lanzamos a una gran aventura política -añadió- El sistema de poder de la Primera República ya no garantizaba las depredaciones del pasado. Había que derrocarlo y desestabilizar el país con masacres que debían ser llevadas a cabo en los tiempos y formas que se sugirieron externamente (a Cosa Nostra, ndr) y así crear el espacio para la entrada de una nueva entidad política que se estaba preparando. Esto lo han dicho los colaboradores de justicia de Cosa Nostra, de la 'Ndrangheta, los funcionarios de cuello blanco y otros. Sujeto político identificado posteriormente en el nuevo partido Forza Italia".

El golpe final

Esta reconstrucción encontró un amplio espacio en el proceso de negociación entre el Estado y la mafia, que recientemente concluyó con un auténtico "borrón y cuenta nueva" con el que la Corte de Casación absolvió a todos los acusados. Sin embargo, los hechos persisten.

"Reivindico la posibilidad de criticar todas las sentencias, incluso las de Casación, porque no tienen el crisma de la infalibilidad -dijo Di Matteo en su invectiva hacia los jueces de la corte-. Nos hicieron creer, les hicieron creer que nosotros habíamos ejercido la acción penal por el inexistente delito de 'tratativa'. El delito que habíamos imputado era claro: violencia o amenaza al cuerpo político del Estado. Los mafiosos amenazaron a sucesivos gobiernos con el sonido de bombas para obtener determinados objetivos. Los carabineros y políticos como Dell'Utri habían desempeñado el papel de correa de transmisión de esta amenaza. Por eso fueron acusados de complicidad en ese delito; y por eso también fueron condenados todos en primera instancia; pero en segunda instancia fueron condenados los mafiosos y absueltos los hombres de las instituciones porque, según los jueces, lo hicieron para evitar otras matanzas. Pero en esa sentencia de segunda instancia los hechos impugnados se consideraron probados".

La Corte de Casación, de hecho, no podía negar "la interlocución de una parte del Estado con una parte de Cosa Nostra para frenar las iniciativas de la otra", y mucho menos que existiera una "alianza con un enemigo (Provenzano, ndr) para derrotar a otro más peligroso (Riina, ndr)". Y sigue diciendo: "El reconocimiento de la imposibilidad de registrar el escondite de Riina había sido una señal de distensión para la otra parte en la tratativa; y el encubrimiento duradero y voluntario de la fuga de Provenzano fue por razones intransferibles de interés nacional" y más. "La Corte de Casación, sin embargo, entró de lleno en la valoración del hecho y en apenas unas páginas pretendió desmontar el valor probatorio de lo surgido en primer y segundo grado y consagrado en más de 10.000 páginas de fundamentos en total y, además , los jueces del Tribunal de Casación acusaron poco generosamente a los de Palermo de primera y segunda instancia de haber adoptado un enfoque historiográfico, acusación verdaderamente grave e injusta, porque esos jueces de Palermo -a pesar de la diversidad de sus respectivas conclusiones- simplemente habían adoptado una enfoque diligentemente sistemático para la evaluación de hechos y acontecimientos que de otro modo no podrían haberse evaluado correctamente -explicó Di Matteo- Tal vez era previsible que terminara así, porque el sistema estatal en su conjunto no podía permitir nada más que una sentencia definitiva, como la de apelación, que a pesar de haber absuelto a los hombres del Estado, las relaciones de diálogo y de intercambio con el enemigo declarado quedaron consagradas incluso durante el período de las masacres. Esta verdad es demasiado inconveniente para permanecer para siempre en los registros de una sentencia definitiva".

Un gobierno ciego a la historia

Falcone y Borsellino comprendieron que "todas las investigaciones antimafia que tuvieron ante sí fracasaron porque examinaron un asesinato a la vez y no se entendía nada". Así que si quisieran encontrar la clave para comprenderlo "habrían tenido que reconstruir el contexto". "Una vez asesinados Falcone y Borsellino, ¿qué hacen? Exactamente lo contrario de lo que ellos habrían hecho -continúa diciendo Scarpinato-. En vez de reconstruir el contexto se llevan a cabo muchos procesos diferentes. Porque si se hubiera utilizado el método de Falcone y Borsellino para reconstruir las masacres del '92 y '93 es fácil ver el elefante. Y no hay que analizar al elefante porque el elefante solo nos dice que fueron masacres políticas y que por lo tanto el método que se está utilizando es el método que se necesita para despolitizar las masacres y decirle a este país que fueron llevadas a cabo únicamente por Riina. Y ese es exactamente el método que sigue la Comisión Parlamentaria Antimafia de esta mayoría gubernamental".

El elefante en la habitación "lleva consigo una historia que desgraciadamente no acabó en el '92 y '93; una historia muy actual porque el elefante está entre nosotros. ¿Quiénes fueron los beneficiarios finales de las masacres del 92 y 93 si no Forza Italia y Fratelli d'Italia? Es decir, las fuerzas gubernamentales actuales. Y estas fuerzas políticas no quieran ver al elefante -dijo, dirigiéndose al público- quieren ver al ratón, a la hormiga, pero no al elefante. ¿Creen que Forza Italia quiere recorrer la historia de las masacres del 92 y del 93? Un partido fundado por Marcello Dell'Utri, un hombre de la alta mafia, miembro de la burguesía mafiosa, una de las potencias fuertes de la nación".

"Y que fue fundado por Silvio Berlusconi, uno de los financistas de la mafia hasta 1994, que le pagaba 250 millones al mes, además de exponente de la P2, una de las centrales subversivas. Y no quieren oír que se diga que está probado procesalmente que todas las mafias, incluidas la 'Ndrangheta y la Camorra, recibieron la orden de votar en masa por Forza Italia en el 93. ¿Quieren que se lo recuerden? ¿Quieren que se les recuerde que es el partido que llevó a la cima del Estado, en funciones estratégicas, a los principales exponentes de la burguesía mafiosa nacional, como el senador Antonino D'Alì, subsecretario de Estado del Interior, condenado por concurso externo? ¿O Antonino Cosentino, subsecretario de Economía, hombre clave de los Casalesi? ¿O Matacena, hombre clave de la 'Ndrangheta? No, no quieren escuchar esta historia".

Nada más lejos que pistas palestinas

Sin embargo, en el curso de este revisionismo histórico, llevado a cabo por los órganos del gobierno, hay quienes, como afirmó Fabio Repici, "han quedado encantados con las pistas palestinas en Sicilia. "No sé si se logrará hacer otros juicios sobre las masacres de 1992, pero hay un agujero negro que no logro entender y que parece ser solo el fruto de la atención privada de Salvatore Borsellino y no el deseo de verdad de toda una nación -añadió-. De aquella agenda roja se han olvidado muchos. ¿Por qué se han olvidado? ¿No será porque están seguro que la agenda roja no la ha tomado ni Totò Riina, ni Giuseppe Graviano, ni Gaspare Spatuzza, ni Giovanni Brusca? ¿Será porque esa agenda estaba en un maletín que todos nosotros hemos visto en la mano de un oficial de los Carabineros, que no la llevó ciertamente a via Bernini, donde estaba la guarida de Riina? Incluso con la agenda roja, en estos tiempos, hemos tenido que tomar nota de un acto de desvío de las investigaciones. Y han sucedido cosas que no tienen la más mínima decencia y la más mínima racionalidad. Hace unos meses descubrimos que la agenda roja, de alguna manera, la había tomado el muerto Arnaldo La Barbera".

"Debemos comprometernos a defender la verdad -prosiguió el abogado Repici- Hay quienes quieren reescribir la historia con Bruno Contrada, olvidando los favores hechos por ese hombre a Cosa Nostra. Hay quienes quieren reescribir la historia con Mario Mori, olvidando la búsqueda fallida del escondite de Riina y la captura fallida de Bernardo Provenzano. Hay quienes quieren reescribir la historia con Giuseppe De Donno y aquí debería hablar también de sus empresas privadas. Hay quienes quieren reescribir la historia incluso con el alma bondadosa del general Subranni, el hombre definido como 'punciuto' por Paolo Borsellino. Caen en el ridículo como lo estamos viendo. Sin embargo, hemos tenido algunos ejemplos de personas con un perfil muy noble. Nunca pensé que podría encontrarme con uno, lamentablemente es el primer año que no puedo encontrarlo aquí: se llamaba Vincenzo Agostino".

32 años después, la antimafia debería continuar su búsqueda de la verdad. "Todos debemos comprometernos a defender la verdad -añadió Repici-. Debemos hacerlo oponiéndonos a ese deseo fascista y golpista de reescribir la historia y debemos evitar la estrategia del velo que lo cubre todo ante la imposibilidad de comprobar nada. Defenderemos la verdad pensando en Vincenzo, en Augusta, en Emanuela, en Paolo, en Agostino, en Claudio, en Eddie Walter, en Vincenzo Fabio y siguiendo el ejemplo de Salvatore lo haremos todos los días que podamos el próximo mes de julio. El día 19 y tal vez incluso antes. Y definitivamente no iremos el martes a encontrar personas o exponentes políticos como el subsecretario Alfredo Mantovano, jefe político de los servicios secretos italianos, que probablemente sueña con una república en la que Mario Mori sea senador vitalicio. Si lo hace en su república fascista, no es la nuestra".

El tiempo que resta

A pesar de sus dolencias físicas y su cansancio, Salvatore Borsellino nunca abandonó el escenario. Primero con las asociaciones antimafia y luego con las familias de las víctimas inocentes de la mafia. A pesar del calor y del sol resistió hasta el final. Y acompañó a los ponentes durante todo el debate.

"Han sido años de desvíos -afirmó-, de falta de investigaciones, de sentencias a menudo contradictorias, en los que si quizás algunos de los que mataron físicamente a Paolo Borsellino fueron llevados ante la justicia, no sucedió lo mismo con los que actuaron en las sombras, que querían su muerte, ni siquiera salieron a la luz los verdaderos motivos de la aceleración de esta masacre, que si hubiera sido llevada a cabo únicamente por la organización mafiosa no habría ocurrido sólo 57 días después de la otra masacre, la de Capaci, que creo que está indisolublemente ligado a la masacre de Via D'Amelio". Su hermano Paolo "comenzó a morir el 23 de mayo de 1992, pero si por un lado me une a los hijos de Paolo el dolor terrible por esta muerte anunciada y la necesidad incontenible de saber la verdad sobre una masacre en la que perdió la vida su padre y mi hermano, estoy alejado de ellos por una situación procesal que a lo largo de muchos procesos, desgraciadamente y, muy a mi pesar, se ha ido diferenciando, influyendo incluso en las relaciones personales".

Salvatore escuchó "con consternación las declaraciones hechas aquí contra dos magistrados, o mejor dicho, un magistrado y un exmagistrado, ahora senador de la República. Me refiero a Nino Di Matteo y Roberto Scarpinato, a quienes por este motivo he querido hoy aquí en esta etapa, para expresarles públicamente mi estima y agradecimiento por haber, en estos largos años, buscado con todas sus fuerzas esa verdad y justicia por las que sigo luchando, por esa agenda roja que he elegido símbolo mío, de nuestra lucha. Pero hay muchos otros magistrados a los que debemos señalar con el dedo. Hay muchas cosas que no me cuadran sobre lo que está pasando en los últimos tiempos -prosiguió-.

"La desaparición de esa agenda roja nunca fue investigada realmente. El proceso del Borsellino Quater había sido un punto de inflexión, me había hecho esperar para ver por fin al menos un rayo de verdad, un espejismo de justicia, pero luego vinieron una serie de sentencias contradictorias que hicieron que mi esperanza se desvaneciera casi por completo. Tras la primera sentencia en la que se condenó a los acusados, tanto los acusados de la mafia como los funcionarios estatales. Todos los agentes de ROS habían sido condenados. Los acusados estatales son absueltos porque 'el hecho no constituye delito'. En el otro, en el de la Corte de Casación, todos son absueltos por "no haber cometido el delito". Pero el hecho sucedió, ocurrió la masacre, Paolo y los seis custodios fueron asesinados y después de esa masacre se cometieron otras y otras víctimas inocentes perdieron la vida. Lo que falta estoy casi seguro de que no lo voy a ver en lo que me queda de vida, es una verdad y una justicia que tal vez pocos, muy pocos en este país realmente quieran".

Italia, un país al revés

Todos los invitados presentes en el escenario de via d'Amelio destacaron repetidamente que Italia se define cada vez más como un "país al revés". En particular, Nino Di Matteo quien, refiriéndose a las palabras del abogado Repici, quien "también quiso dar un toque de optimismo afirmando que después de la noche volverá la luz", dijo que "me doy cuenta de que quizás he pintado un panorama sombrío para ustedes y eso puede conducir al pesimismo y a la resignación", afirmó el magistrado. "Lamento decirlo, pero este no es el país que Falcone y Borsellino soñaron. Más allá de todas las conmemoraciones e hipocresías de estos días. Lamento tener que decirlo, pero este no es el país por el cual Falcone, Borsellino, los policías de sus escoltas y muchos funcionarios del Estado sacrificaron sus vidas. Este Estado no merecía que sacrificaran sus vidas".

"Paolo Borsellino se lamentaba de que en nuestro país, en términos de relaciones verificadas y conscientes entre mafiosos y políticos, si no hay delito, si no hay condena por parte del poder judicial, el político, es considerado una persona honesta -recordó Di Matteo- Y Paolo Borsellino decía que en un sistema constitucional la responsabilidad política debe hacerse valer incluso cuando no pueda establecerse la responsabilidad penal. Ese grito de dolor de Paolo Borsellino, ese llamado explícito a los partidos a limpiar sus asuntos internos fue completamente ignorado. Ese grito no fue escuchado. En efecto, a quienes, como se ha demostrado incluso en sentencias definitivas, mantienen desde hace mucho tiempo relaciones significativas, incluso económicas, con los mafiosos, y me refiero a Berlusconi, en este país, por el contrario, se les ha permitido gobernar durante mucho tiempo y después de su muerte ser representado como un padre de la patria a quien se le dedicarían días de luto nacional y los aeropuertos llevarían su nombre".

"Italia es cada vez más un país al revés -concluyó- en el que los valores de honestidad, legalidad, libertad, igualdad y repudio a la guerra que inspiran nuestra Constitución son pisoteados diariamente. Creo que sólo la memoria, la conciencia, la participación de los más jóvenes, sólo un temblor de rebelión pacífica pero obstinada podrá salvar nuestra democracia de la deriva a la que parece destinada".

*Foto de Portada y restantes: © Paolo Bassani/Emanuele Di Stefano

*Foto 2: Nino Di Matteo y Roberto Scarpinato

*Foto 4: Saverio Lodato

*Foto 8: Roberto Scarpinato

*Foto 11: Fabio Repici y Salvatore Borsellino

*Foto 13: Fabio Repici