Viernes 3 Mayo 2024

Paolo Borsellino pensaba que todos eran culpables.

Paolo Borsellino era justicialista.

Paolo Borsellino era todo menos garantista.

Pensaba que todos eran culpables, en la medida en que exigió, con su trabajo, que los mafiosos pagaran con prisión los crímenes de sangre que habían cometido y con los que habían puesto de rodillas a Sicilia y a toda Italia.

Era justicialista, en la medida en que la única arma que utilizó para luchar contra Cosa Nostra y sus cómplices fue la ley, dentro de un Estado de derecho. Justicialista, en cuanto iba armado de justicia. ¿Se entiende a qué hacemos referencia? Al antiguo equilibrio de los griegos.

No era garantista, si por garantismo entendemos lo que hoy se entiende: las infinitas vías de escape, legales y procesales, que la política pretende garantizar al crimen mafioso.

¿Paolo Borsellino era fascista? Sobre este tema, hacía bromas.

Al suscrito le concedió, en años muy lejanos, el honor de darle la primera entrevista para un diario nacional -L'Unità- cuando aún no había entrado en el radar de los diarios locales, ni siquiera de Palermo.

Y cuando tampoco había entrado Giovanni Falcone. Así como no había aparecido todavía ese nuevo instrumento desconocido -el "pool" antimafia, que se haría legendario sólo mucho más tarde- la primera forma de autodefensa para aquellos magistrados, que se arriesgaban a ser asesinados cada día, y que todavía se intentaba poner a punto.

El garantismo, la cultura de la sospecha, la "derecha", la "izquierda" y el "centro", es decir, la política, la dejaron del otro lado de la puerta. La veían como cortinas de humo ante los ojos.

Pero volvamos a Borsellino.

Nos preguntaron si había sido fascista. Como joven estudiante universitario, seguro que sí.

Como después de esa entrevista le hice muchas más, ante el desinterés del resto de los periódicos italianos y sicilianos, un día, riéndose a carcajadas, con esos inolvidables bigotes que no lograba mantener quietos, me dijo: "Los míos no entienden por qué le doy tantas entrevistas a L'Unità y los tuyos se preguntarán por qué insiste en pedir siempre su opinión. Los estamos volviendo locos". Sí: "míos" y "tuyos", porque él se consideraba de derecha y a mí me consideraba comunista.

Esa fue la clave de todo.

Para Paolo Borsellino, las opciones políticas individuales de cada uno no debían interferir en la lucha contra la mafia.

Y así, como él, pensaban Giovanni Falcone y todos los demás miembros del "pool" antimafia.

Querían y obtuvieron, al precio de inmensos sacrificios, el "maxi" proceso. Lo menos garantista que se pueda imaginar.

Aprobaba las acciones patrimoniales contra el dinero mafioso mal habido, ideadas por Pio La Torre, el secretario del Partido Comunista de Sicilia, asesinado por la mafia, antes de que el Parlamento aprobara la ley que lleva su nombre. Incautar los bienes de la mafia es también lo menos garantista que se pueda imaginar.

Querían y obtuvieron cadenas perpetuas para los mafiosos, confirmadas por la Casación.

Hoy, la primera ministra recuerda a los italianos que hace quince años decidieron entrar en política en nombre de Paolo Borsellino. Bien. Buena elección.

Pero la gente de hoy no sabe que todo lo que hizo Paolo Borsellino no lo hizo porque "era fascista".

Y no queremos decepcionar a Giorgia Meloni. Pero hizo todo lo que hizo porque pertenecía a una raza particular de hombres: los que no aceptan convivir con los poderes criminales.

Ojalá hubiera hoy muchos "fascistas" así.

Foto: Antimafia Duemila