Martes 23 Abril 2024

Se les prohibió el paso a jóvenes estudiantes y otros ciudadanos para no "causar fastidio"

Recuerdo un episodio que sucedió hace muchos años, entre el '92 y el '97, no recuerdo exactamente el año, que quedó grabado en mis recuerdos y que resurgió ayer, viendo escenas que nunca esperé ver: las de una marcha, formada sobre todo por jóvenes, a los que se les impidió, a fuerza de cachiporras repartidas sin moderación, pasar por debajo de la casa que fuera de Giovanni Falcone, donde se celebraban las conmemoraciones oficiales de la masacre de Capaci del 23 de mayo.

La marcha organizada por los jóvenes de Our Voice, pero a la que se habían sumado otras organizaciones como la CGIL, asociaciones civiles y estudiantes, había sido debidamente notificada y autorizada, pero, a último momento, llegó una notificación de la Jefatura de Policía en la que se imponían límites a dicha marcha, todo evidentemente dirigido, según el comunicado de prensa, a no causar "fastidio" a la marcha contemporánea organizada por la Fundación Falcone.

Estos límites sólo pueden haber sido explícitamente solicitados por los organizadores de esta marcha "oficial" para evitar las disputas que inevitablemente se hubieran suscitado al ver alineados en los lugares de honor, junto a Maria Falcone, a personajes como Lagalla y Lorenzo Schifani, que no rechazaron, por el contrario, agradecieron el apoyo recibido durante la campaña electoral de parte de Marcello Dell'Utri y Salvatore Cuffaro, cuyo pasado y cuyas condenas por hechos mafiosos son bien conocidas.

El rostro de la represion en la marcha por Falcone 2

Sin embargo, al principio de la campaña electoral, la propia Sra. Falcone dijo palabras como estas: "Que Lagalla se distancie de Dell'Utri y Cuffaro, porque no están limpios", pero luego cambió de rumbo, tal vez impulsada por el temor a perder los conspicuos fondos institucionales recibidos por su fundación, hecho que llevó a Alfredo Morvillo, hermano de Francesca, a preguntarse si "en esta ciudad haber pactado con la mafia es considerado por todos como un hecho indecoroso" y también a decir "con demasiada frecuencia los ciudadanos reciben señales de arriba que los invitan a convivir con ambientes que huelen notoriamente a mafia".

El alcalde de Palermo, redimido y legitimado, no solo pudo participar desde un lugar de honor de la conmemoración del 23 de mayo, sino también contribuir a decidir el programa de la conmemoración, excluyendo y bloqueando la participación de quienes, como los jóvenes y los estudiantes de la marcha alternativa, podrían haberlo cuestionado. 

Así fue que volvió a mi mente el episodio del 23 de mayo de hace muchos años. 

Se había organizado una misa en memoria de Giovanni Falcone en Piazza Marina, dentro del Jardín Garibaldi, mi madre aún vivía, yo estaba en Palermo y fui a la misa junto con la poetisa Lina La Mattina. Una vez que llegamos a la entrada del jardín donde se iba a realizar la ceremonia, el servicio de seguridad nos bloqueó y nos pidió que mostráramos la "invitación". Como no la teníamos, no nos permitieron entrar porque nos dijeron que solo podían hacerlo los invitados.  

Entonces alguien debió reconocerme, yo era el hermano de Paolo Borsellino y yo, pero solo yo, podía entrar; pero solo, sin la persona que me acompañaba. Me negué y dije que, si en esa misa no podían entrar todos los palermitanos, y no sólo las "autoridades", entonces no había lugar para mí y nos fuimos los dos.

Desde entonces no he ido a Palermo con motivo del 23 de mayo.

Lamentablemente, treinta años después, las cosas no han cambiado, al contrario, han empeorado y mucho.

Extraído de facebook.com
 
Foto de portada: © Imagoeconomica