Martes 16 Abril 2024

Las mentiras del 'Joker' demente que mató a mujeres y niños

"Nunca he matado a mujeres y niños. No soy la persona que se describe". Desde su primer día en la celda, con estas palabras dirigidas a algunos médicos y personal penitenciario, Matteo Messina Denaro, detenido el 16 de enero, intentó desestimar todas las acusaciones que se le hacen. La última indiscreción fue reportada por el Corriere della Sera. Messina Denaro habría comentado las declaraciones de Salvatore Baiardo, el fiel servidor de los hermanos Graviano que volvió a hablar el domingo en el programa Non è l'Arena. Es el mismo Baiardo que, en noviembre pasado había profetizado la inminente captura del jefe mafioso, denunciando su grave enfermedad y su posible rendición.

"No, Baiardo no sabía nada -habría dicho desde su celda individual en la prisión de L'Aquila-. No podía saber que yo tenía cáncer. Por la sencilla razón de que solo cinco personas sabían que yo estaba enfermo en mi casa. Solo cinco o seis. ¿Cómo lo supo Baiardo? Lo adivinó". Y siguió diciendo: "Estoy enojado por las noticias que escucho en la televisión... Se dicen mentiras y todo es el resultado de malentendidos".

Afirmaciones casi lapidarias acompañadas de un encogimiento de hombros.

Se mantiene informado, Messina Denaro. Pero en lugar de hablar con los magistrados, decide dar su opinión durante el ciclo de quimioterapia, observado por dos médicos, tres enfermeras y dos anestesistas.

Y elige conscientemente mentir, como antes que él lo han hecho todos los jefes de la mafia que decidieron mostrarse irreductibles.

Sus palabras recuerdan las del "jefe de jefes", Totò Riina, quien en sus declaraciones dijo que no sabía lo que era Cosa Nostra; afirmó haber sido siempre y sólo un campesino que trabajaba honestamente para llevar comida a su familia; se comparó con Enzo Tortora y dijo que era "un pararrayos para Italia".

Así como Riina rechazaba la idea de haber sido objeto de una tratativa para garantizar el encubrimiento de Bernardo Provenzano, así Messina Denaro quiere despejar cualquier sospecha de haber sido objeto de sacrificio a favor de otros jefes de las masacres, sobre todo el jefe de la mafia de Brancaccio, Giuseppe Graviano.

Cuando en prisión le preguntaron a "Diabolik" (o tal vez debería ser llamado "Joker" dada la foto del conocido personaje de historietas que fue encontrada en su casa en Campobello Di Mazara, ndr) si tenía antecedentes penales, él respondió que sus "antecedentes estaban limpios".

Mintiendo descaradamente, por supuesto.

Porque sabe perfectamente que es un despiadado asesino sediento de sangre. A su entorno más fiel le confió que había "matado a suficientes personas para llenar un cementerio".

Criado "en las rodillas de Riina", a los 14 años ya sabía disparar y su currículum delictivo comenzó a los 18 años. Los investigadores lo responsabilizan de unos setenta asesinatos entre instigador y ejecutor.

Participó en la eliminación de los miembros pertenecientes a las familias derrotadas por los corleoneses en la segunda guerra de la mafia.

Fue uno de los responsables del secuestro y muerte del pequeño Giuseppe Di Matteo (el niño de doce años asesinado y disuelto en ácido luego del arrepentimiento del padre).

Fue él quien formó parte del comando que mató a Vincenzo Milazzo, el jefe mafioso de Alcamo que, según dicen algunos colaboradores de justicia como Armando Palmeri, quería rebelarse contra la estrategia de masacres de Riina.

También fue quien asesinó a la compañera de Milazzo, Antonella Bonomo, embarazada de tres meses, quien tenía un familiar perteneciente al Arma de Carabineros y que había trabajado para el SISDE (Servicio de Inteligencia y Seguridad Democrática).

En 1993, con solo 31 años, se mostró partidario de continuar la estrategia de atentados junto a los jefes Leoluca Bagarella, Giovanni Brusca y los hermanos Filippo y Giuseppe Graviano.

Debido a las bombas en Florencia, Milán y Roma, diez personas fallecieron (entre ellas Nadia y Caterina Nencioni, de 9 años y 50 días respectivamente) y 106 resultaron heridas, a lo que hay que sumar los daños en el patrimonio artístico. Masacres por las que fue condenado a cadena perpetua, con sentencia firme, en el 2002.

Messina Denaro también fue condenado como autor intelectual de las masacres de 1992 en las que murieron los jueces Giovanni Falcone, Francesca Morvillo, Paolo Borsellino y sus respectivos custodias.

De todos estos delitos conoce los antecedentes y los secretos. Es el poseedor, según cuenta el colaborador de justicia Nino Giuffré, de los documentos de Totò Riina. Podría explicar todo lo que pasó.

En enero de 1992, junto con otros jefes de Brancaccio, el joven "Diabolik" fue regresado de Roma a donde había sido enviado para evaluar la posibilidad de matar a Giovanni Falcone, y al entonces ministro de Justicia Claudio Martelli, en un atentado con fusiles Kalashnikov, rifles y revólveres.

Todo parecía listo para el ataque cuando Salvatore Riina, tal vez "llevado de la mano" por alguien como dijo más tarde el arrepentido Salvatore Cancemi, cambió de opinión optando por otro lugar y otro método para la masacre, eligiendo la autopista Palermo-Punta Raisi, volada por los aires con TNT en el cruce de Capaci.

Matteo Messina Denaro conoce la verdad sobre el atentado planeado contra el magistrado Nino Di Matteo, que según las investigaciones aún está en curso. En la carta que les envió a los jefes mafiosos de Palermo en diciembre del 2012, según contó el arrepentido Vito Galatolo, matar al magistrado era una petición que venía de otro lugar, porque Di Matteo "había ido demasiado lejos".

Matteo Messina Denaro, hoy gravemente enfermo, sabe que no tiene mucho tiempo. A los médicos que hablaron con él, les demostró que se preocupa por su vida al pedir recibir "mejores medicamentos y terapias".

Esperamos que se cure. Porque a pesar de ser un jefe mafioso feroz y sanguinario no deseamos su muerte.

En cambio, esperamos una elección con coraje: la de entregarse verdaderamente, colaborando con la justicia sin peros.

Esa es la única forma de devolverse la dignidad a sí mismo. Al hacerlo, quizás, también pueda ver por primera vez a esa hija que nunca llegó a conocer y que sólo ha tenido una desgracia en la vida: tener un padre como él.

Imagen de portada: diseño de Paolo Bassani

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