Jueves 18 Abril 2024

“Il Tramonto” en italiano, en español quiere decir “puesta de sol”, y “puesta de sol” en cualquier diccionario quiere decir, “el ocaso, del latín occasus, es la puesta de Sol o de astro o cuerpo celeste, por el oeste u occidente”. “Y en sentido figurado -se continúa leyendo en el diccionario universal- el ocaso significa la fase de decadencia, descenso, declive, declinación, disminución, retroceso o pérdida de fuerza o importancia, la etapa final o término de algo. El ocaso define el periodo anterior al final de un acontecimiento o la caída de algo que fue importante o famoso. También es sinónimo de ruina y muerte”.

“Tramonto” ha sido el nombre asignado al operativo que permitió capturar al boss de Cosa Nostra, Matteo Messina Denaro. Una operación anunciada y divulgada con bombos y platillos.

¿Qué mensaje (no tan subliminal, por cierto, porque más directo no podía ser, lo aclaro) pretendió darse desde el Estado, a los italianos, y al mundo entero, decidiéndose que ésta captura merecía, como nombre operacional, nada menos que la idea de que la misma significara una puesta de sol? ¿La puesta de sol de la mafia? ¿El ocaso de la mafia Cosa Nostra en Italia? ¿La caída de algo importante?

Un operativo llamado así: “Tramonto” ya quiere decirnos y decir a todos, algo, bastante distante a la realidad. Muy distante, porque, precisamente -y no por casualidad- luego de la captura de “Diabolik” uno de los temas que se vienen tratando, con pronunciadas diferencias de opinión, en programas de televisión, y entre las bambalinas de la gran prensa, por parte de colegas y personajes “funcionales” al gobierno, es, si ahora, la mafia fue definitivamente derrotada o no.

Desde filas de la antimafia, nosotros entre ellos, la captura de Matteo Messina Denaron, no es ni por asomo la caída de la mafia, ergo, no es para nada la “puesta de sol”, para nada “Il tramonto” como se caratuló a esta operación, histórica y muy significativa, dentro de la historia de la mafia italiana.

Ya, ese mensaje que se da, elegantemente, a la opinión pública, con esa denominación de tinte metafórico, me resulta irritante y provocador, cuando se trata de un personaje, que por sí solo, con su sola existencia, y su sola acción, resume -y con creces- toda la malignidad del sistema mafioso, en Italia, desde hace más de 100 años. Un personaje que hoy, estando entre rejas, ha sembrado desde el lunes 16 de enero, más interrogantes que respuestas, porque, desafortunadamente, tenerlo en una prisión, no significa, ni por asomo, poner el punto final a la mafia. En todo es caso es reciclar, la lucha, con este nuevo elemento: tenerlo entre rejas.

Con su cuerpo enfermo bajo cuatro paredes, bajo el régimen del 41 bis, ahora solo resta interpretar que pueda producirse el milagro del arrepentimiento de “Diabolik”, y hasta que quizás, sus labios puedan pronunciar todos los más intrigantes, e intrincados secretos de Cosa Nostra; de la tratativa con el Estado; de las masacres de Capacci y Via D’Amelio (y otros estragos posteriores); del paradero de la Agenda Roja de Paolo Borsellino (y de cómo y por quiénes) fue sustraída del auto humeante y ensangrentado del magistrado; de la orden de condena a muerte al fiscal -hoy consejero togado del Consejo Superior de la Magistratura- Nino Di Matteo, entre otros muy álgidos temas, y asuntos de actividad mafiosa, linealmente funcional -o viceversa- al Estado.

Italia -su gobierno, más bien- se regodea hoy con propuestas -que afanosamente busca instalar y materializar- la eliminación de la cadena perpetua para los mafiosos, la no aplicación del régimen penitenciario del 41 bis para los mafiosos (de máxima seguridad), dentro de un contexto de simbiosis -entre Mafia-Estado- superado en ansias de poder, de dinámica institucional favorable, notoriamente -diría, descaradamente- a la lógica criminal, enmascarada con una retórica y un lenguaje mediático, desde sitiales estratégicos del Estado, a través de no menos estratégicos personajes del elenco estatal, fundamentalmente dirigido a dar una vuelta de página ancestral, de una criminalidad liada con el Estado, en todo el territorio de la bota italiana, y allende el Atlántico.

Pero lo que más se resalta con el operativo “Il Tramonto”, no es ni más ni menos que la capacidad de distorsionarlo todo, por pura estrategia, para sin pudores, ni disimulos, ahora se viva un tiempo de mafia en el poder, visibilizándose, además, que este es el momento apropiado u oportuno, dentro la vida política italiana, de imponer sutilmente, en la sociedad (bajo diferentes modalidades), la idea de que la mafia ha llegado a su etapa final. Porque conviene que esa idea prospere, a la vuelta de cada esquina, en Sicilia, y en el mundo entero.

Nosotros pensamos muy en contrario, sumándonos al mordaz comentario de Nino Di Matteo, de que recién se podrá hablar de vencer a la mafia, solo una vez que se hayan aclarado las masacres de Capaci y vía D’Amelio, como mínimo; sumándonos también, a las múltiples posturas de todos los baluartes de la antimafia honesta de Palermo (entre ellos la del director de Antimafia Duemila, Giorgio Bongiovanni, y la del colega y escritor Saverio Lodato) como ser jueces, fiscales y periodistas que hacen parte de una línea de pensamiento, que no es para nada, la del gobierno y sus satélites. Nosotros pensamos, que la mafia no ha finalizado Que no ha terminado. En absoluto.

“Il Tramonto” entonces, por más justificaciones que se pretendan dar, desde filas de gobierno, como título del operativo, nos resulta una bofetada a la cara, y a la inteligencia humana, y a las víctimas de mafia, porque ya desde el vamos, ha sido -y es- nada más, ni nada menos, que una denominación signada por el maquiavélico, deseo sutil -refinado- de marcar la cancha, como decimos en Latinoamérica, de que la mafia ha cesado. Marcar la cancha, como una estrategia más, de que todo ha terminado, quizás para remarcar a vista de todo el mundo, que más bien, se ha afianzado más aún.

Ergo, el anuncio, el rótulo de “Tramonto”, da una idea bien definida, de que tras la novedad de la captura de Matteo Messina Denaro, ese tema, en particular, es materia de debate hasta este mismo instante.

Por lo tanto, hablando de mafia en Palermo, en Sicilia, en Italia, no hay nada de ocaso: hay, más bien, una nueva etapa, en la que la lucha contra ese cáncer, se debe de tornar más demoledor, esclarecedor y más comprometido.

Ni miras, de un “Tramonto”.

Porque el terreno movedizo en el que opera Cosa Nostra -la lógica mafiosa en Italia- mal que nos pese, hoy, se torna mucho más turbio aún.

Foto: Stefano Centofante

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