Por Antonio Ingroia-19 de agosto de 2022

Debo decir que – si fuera cierto – me sorprendería mucho la decisión de Roberto Scarpinato, un amigo y antiguo colega a quien siempre he respetado por su compromiso, su coherencia y su clara visión, que parece haber aceptado postularse como candidato en las filas del M5S (Movimiento 5 Estrellas) de Giuseppe Conte en las próximas elecciones. Y el profundo asombro se debe a varias razones. En primer lugar, porque Roberto Scarpinato sería candidato, en las mismas listas, con otro ex magistrado, el ex fiscal nacional Antimafia Cafiero de Raho, que en los últimos años se hizo famoso sobre todo por la incomprensible exclusión de Nino Di Matteo del grupo de magistrados que investigan las masacres, investigaciones que podrían haber arrojado luz sobre la terrible temporada de atentados de los años '92 y '93. En segundo lugar, porque Scarpinato habría aceptado la candidatura de quien es hoy la cabeza política del M5S, y que era presidente del Gobierno cuando – por razones aún poco claras – el entonces ministro de Justicia Alfonso Bonafede renegó del ofrecimiento hecho unas horas antes a Nino Di Matteo para nombrarlo jefe de la Administración Penitenciaria, con el consiguiente gran alivio de los mafiosos condenados a cadena perpetua como responsables de la temporada de masacres, nada más conocerse la noticia del paso atrás de Bonafede. Y en tercer lugar, porque Scarpinato sería candidato en las listas del M5S, cuyos parlamentarios votaron por la "contrarreforma Cartabia" de la Justicia, que además de haber debilitado aún más la lucha antimafia, también insertó una disposición contra personam para Di Matteo, con el objetivo de impedirle de antemano, como miembro saliente del CSM, ser candidato en estas elecciones políticas, donde podría haber hecho su aporte para anteponer la lucha contra la mafia y la negativa a cualquier forma de "tratativa Estado-mafia" en lo más alto de la agenda política nacional. La hostilidad hacia Di Matteo es evidente, precisamente, porque se lo considera un símbolo de la intransigencia ante cualquier forma de tratativa con la mafia.

Espero, pues, que Roberto Scarpinato, en nombre de una coherencia de vida innegable, cambie de opinión para no correr el riesgo de encubrir políticamente a las posiciones opacas que han caracterizado la labor del M5S en el Gobierno y en el Parlamento en los últimos años.

---------------------

*Foto de Portada: © Paolo Bassani