El magistrado fue elegido por el M5S de Conte que le aseguró la centralidad de la lucha antimafia

Por AMDuemila-19 de agosto de 2022

El exfiscal general de Palermo, Roberto Scarpinato, encabezará la lista del Movimiento 5 Estrellas en Calabria y Sicilia (Colegio 1) para el Senado.

Entrevistado por Giuseppe Pipitone, el magistrado explicó los motivos de su descenso al campo: "La primera es que en el pasado mes de enero dejé de ser magistrado porque me jubilé y, por lo tanto, recuperé un derecho que antes era incompatible con mi función. La segunda es la conciencia de que, si uno no se ocupa de la política, la política igual se ocupa de uno".

"Yo nunca había recibido propuestas de ningún otro partido -continuó- y a decir verdad no fui yo quien eligió a los 5 Estrellas, sino que fueron ellos quienes me eligieron a mí, proponiéndome una candidatura. Para mí fue una decisión difícil y dolorosa. Una parte de mí necesitaba paz y tranquilidad, pero al final se impuso la otra parte, la que hizo suya la lección de los antiguos griegos: si la polis se enferma, si la democracia se marchita, si la prepotencia se auto legitima revistiéndose de fuerza legal, si la injusticia social se convierte en normalidad cotidiana y si no tienes alma de matón o de sirviente, no quedan vías de escape y de salvación individual".

Scarpinato también expresó que seguirá manteniendo su independencia: "Me considero un candidato independiente y, por lo tanto, me reservo el derecho de expresar siempre mis ideas y expresar mi posible disidencia en las decisiones que no comparta. La independencia ha marcado toda mi trayectoria anterior como magistrado y ha quedado grabada en mi alma. Una independencia que es garantía de que la función pública -magistrado ayer, quizás parlamentario mañana- se ejerce en interés exclusivo y al servicio de los ciudadanos, creando una barrera infranqueable a los intereses y presiones de los grupos de interés".

Respondiendo a las preguntas de Giuseppe Pipitone, el exfiscal general de Palermo dijo que el líder del M5S, Giuseppe Conte, le aseguró que "el tema de la mafia, eliminada en esta campaña electoral de la agenda de los otros partidos, será central para el Movimiento 5 Estrellas, como lo demuestra tanto el hecho de que la escuela de formación política del Movimiento se inauguró en Palermo con un seminario sobre el tema de las relaciones entre la mafia y la política, cuando otros partidos celebraban la vuelta al campo de Dell'Utri y Cuffaro o guardaban silencio, y también los esfuerzos realizados por los 5 Estrellas en el Parlamento para llevar a cabo una reforma de la cadena perpetua obstativa que evite el riesgo de que peligrosos jefes mafiosos salgan de la cárcel".

Las acusaciones contra Scarpinato

Los detractores de Scarpinato -recordó Salvo Palazzolo en una entrevista en 'Repubblica'- dijeron que la candidatura del exfiscal palermitano es "una prueba de que las investigaciones llevadas a cabo por el magistrado Scarpinato tenían una orientación política".

"Me parece una acusación infantil -respondió el magistrado- teniendo en cuenta que todas las indagatorias que he realizado sobre las relaciones entre mafia y política, mafia e instituciones, son anteriores a la fundación del Movimiento 5 Estrellas. Es la misma acusación que se le hizo a Falcone luego de que arrestara a los primos Nino e Ignazio Salvo, máximos exponentes de la poderosa burguesía mafiosa de la época. Una acusación repetida constantemente contra todos los magistrados que, en el curso de la historia de la República, han realizado investigaciones y juicios contra altos representantes del sistema político y económico. Los verdaderos magistrados politizados son otros. Los que hacen carrera precisamente porque tienen cuidado de no promover investigaciones y procesos que no le agradan al poder".

La patria del Gattopardo

Durante la entrevista, el magistrado también habló de una regresión de la política que "algunos politólogos definen como el retorno a los clanes de la política. El moderno Estado constitucional o de derecho -prosiguió- surge de la superación de los clanes, es decir de los grupos de poder locales que antes competían por los recursos de los territorios para su propio y exclusivo beneficio. Hoy, cuando los grandes proyectos colectivos han fracasado, la disputa política real corre el riesgo de retroceder a la competencia entre clanes sociales, grupos de interés y oligarquías restringidas, interesadas solo en repartirse los recursos colectivos".

Según Scarpinato, esta situación se debe a una pluralidad de causas coadyuvantes, "algunas endógenas que están ligadas a la historia nacional, otras exógenas debidas a factores internacionales. En cuanto a las causas nacionales, basta recordar que el Estado italiano surgió muy tarde en comparación a otros Estados europeos, y, también por eso, siempre ha padecido de una cierta fragilidad estructural. Nuestra democracia es aún más frágil, permanentemente en riesgo de involución autoritaria".

Involuciones a menudo acompañadas de hechos sangrientos como la masacre "político-mafiosa" de Portella della Ginestra hasta las de los años 1992 y 1993.

"Estos y otros hechos -siguió diciendo al 'Fatto'- demuestran que en nuestro país la lucha política se dio en un doble nivel. En el nivel claro y legal de las competiciones electorales, de la dialéctica parlamentaria e institucional, de las manifestaciones callejeras, se entrelazó el nivel oculto de una lucha política llevada a cabo entre bastidores por los componentes más retrógrados de las clases dirigentes que siempre han sido tenazmente hostiles a la Constitución, que no han dudado en poner en marcha la violencia asesina, así como la alianza con las mafias y otros sectores especialistas en la violencia, para condicionar en su propio beneficio el juego político y para sabotear la evolución democrática del país".

"Hoy está en marcha un inquietante proceso de restauración del pasado, del que hay muchos indicios. En la patria del Gattopardo, el pasado fue relegitimado y justificado, un pasado de convivencia entre el Estado y la mafia, un pasado de transacciones ocultas entre el Estado de derecho y el Estado oculto, un pasado de represión y amnistía permanente gracias a la amnesia colectiva que vuelve a ser la clave del presente y del futuro". A la luz de este marco, es lógico que la cuestión de la justicia se haya vuelto central para la supervivencia de la democracia misma.

Se sabe que en el año en curso se han producido hechos muy graves, como el regreso al campo de algunos protagonistas políticos condenados "por colusión con la mafia y por otros delitos graves. En los pasillos del Senado se celebra la memoria de los líderes de los Servicios Secretos, como el general Gianadelio Maletti, que fue condenado por haber desviado las investigaciones sobre la masacre de Piazza Fontana. Se normaliza la cultura del silencio al justificar como motivación éticamente aceptable la opción de no colaborar con el Estado de los irreductibles asesinos en masa y custodios de candentes secretos que llevarían ante los tribunales a los cómplices externos de las masacres del '92 y '93, y con la reforma de la cadena perpetua obstativa se autoriza su excarcelación, con la sola condición de que se demuestre que han depuesto las armas definitivamente. Se dictan leyes que, haciendo retroceder el reloj de la historia a los tiempos de principios del siglo XX, restablecen el triunfo de la jerarquía en la magistratura e introducen subrepticiamente formas de control y condicionamiento de la política sobre la actividad judicial".

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*Fuente: ilfattoquotidiano.it y palermo.repubblica.it

*Foto de portada: © Deb Photo