Masacre de vía D'Amelio, la verdad está más allá de los negocios de la mafia
Estimado Fiscal Salvatore De Luca:
Le escribo en razón de la noticia divulgada por los diarios, aunque en pocas líneas, con respecto a las investigaciones que la Fiscalía de Caltanissetta está desarrollando sobre las masacres y, en particular, sobre la muerte del juez Paolo Borsellino, vinculada al archivo del Expediente 'Mafia y licitaciones', del año 1992, de la Fiscalía de Palermo.
Con la noticia trascendió que ya habría declarado el coronel de Carabineros, Giuseppe De Donno, es decir uno de los imputados, condenado en primera instancia y absuelto en segunda, en el proceso de la Tratativa Estado-mafia, por el delito de atentado al cuerpo político del Estado.
Una investigación sobre la que, como debe ser, existe la máxima confidencialidad.
Queremos dirigirnos a usted y a los magistrados del pool antimafia, con respeto, sin espíritu de polémica, de manera constructiva, a los fines de hacer observaciones sobre lo surgido en estos años de juicios e investigaciones.
Lo decimos enseguida. Es obvio que la magistratura tiene el deber de seguir todos los caminos posibles y profundizar en todos los aspectos, más cuando se trata de hechos que han trastornado a todo un país y que llevaron al derrumbe de la Primera República y el consiguiente nacimiento de la Segunda.
En el caso concreto estamos hablando de la masacre de via d'Amelio.
El espíritu que siempre ha movido a nuestra revista, desde su primera publicación, ha sido el de dar nuestro aporte (aunque sea muy pequeño) en la búsqueda de la verdad sobre las masacres de 1992 y 1993. Porque estamos firmemente convencidos de que sólo arrojando luz sobre los "autores intelectuales externos" a Cosa Nostra en las llamadas "masacres de Estado" será posible esperar una verdadera democracia libre de la opresión mafiosa.
Lo hemos hecho tratando de mantener viva la memoria de los tantos, demasiados, mártires caídos en la lucha contra los "Sistemas Criminales", con investigaciones, seguimientos de juicios, recordando historias y hechos.
Pero también nos dedicamos personalmente a buscar elementos que pudieran ser de utilidad para las investigaciones del Poder Judicial. Incluso renunciando a posibles primicias.
Una elección que repetiríamos hasta el infinito, con convicción, como lo hicimos cuando nuestro subdirector, Lorenzo Baldo, fue a Caltanissetta a dar aquella importante información para encontrar la famosa fotografía en la que quedó inmortalizado el capitán de Carabineros, Giovanni Arcangioli, mientras se alejaba del lugar de la masacre con el maletín del juez Borsellino en la mano.
Un documento que llevó a la apertura de un nuevo expediente sobre la desaparición de la agenda roja que alguien decidió hacer desaparecer mientras los autos, los edificios y pedazos de carne todavía estaban ardiendo en vía D'Amelio.
Entonces, es con este espíritu que hoy nos dirigimos a usted, señor fiscal jefe, Salvatore De Luca.
Nuestras consideraciones, aunque críticas a la Fiscalía por usted dirigida, quieren ser, lo repetimos, constructivas y son el fruto de algunas preguntas que venimos formulando desde hace tiempo.
Los 57 días y la aceleración
En todos los juicios sobre las masacres, en las pesquisas y en las más recientes investigaciones, uno de los puntos centrales es el de la aceleración que se produjo tras la masacre de Capaci. Una anomalía de la que han hablado varios colaboradores de justicia. Sobre todo, vale la pena recordar que Totò Cancemi dijo: "Recuerdo (...) una reunión en la cual Ganci, eso fue exactamente lo que me impresionó, (...) se apartó, pero siempre en la misma habitación, en la misma sala, con Riina. Y lo escuché decir: la responsabilidad es mía. Entonces, cuando nos fuimos con Ganci, éste me dijo: ... él nos quiere arruinar a todos. La referencia era para el Dr. Borsellino (...) Entendí que Riina tenía una preocupación, como lo digo, una cosa... tenía que ser una cosa rápida. ... Yo ya había escuchado esto, que Riina le debía algo ... tenía que hacerlo lo antes posible, como si tuviera algún compromiso, algo que tenía que responderle a alguien (...) Esta cosa la tenía que llevar a cabo inmediatamente, tenía que hacer esto… dar esta respuesta a alguien, por los acuerdos que había hecho".
La búsqueda de la verdad sobre lo sucedido pasa por comprender los elementos que propiciaron la aceleración del atentado, y también por la necesidad de darle un rostro a ese "alguien" (incluso Riina, en las escuchas telefónicas en la cárcel Opera, con Lorusso, habla de alguien que dijo que había que hacer la masacre "inmediatamente").
Bien sabemos que, con el paso de los años, se han abierto más líneas de investigación. Y sabemos que el 28 de marzo la Fiscalía de Caltanissetta solicitó el archivo de la investigación contra personas desconocidas, sin oponerse a ninguna investigación complementaria, en cuanto a la búsqueda de "autores intelectuales externos". El juez de instrucción del tribunal de Caltanissetta, Graziella Luparello, rechazó la solicitud, solicitando una nueva investigación preliminar, que se completará dentro de 6 meses, incluida la adquisición de documentos e interrogatorios, "procediendo si es necesario a nuevas entradas en el registro de sospechosos".
La jueza señaló que las investigaciones sobre la masacre de vía D'Amelio "no pueden considerarse completas" porque "no parecen haber explorado y profundizado los temas de investigación de especial interés, algunos de los cuales ya eran conocidos en el momento de la formulación del pedido de archivo del expediente, otros ocurrieron después y se han convertido en 'hechos notorios'".
La jueza de instrucción, en 25 páginas de resolución, ofrece información sobre muchas pistas. Recuerda lo que surgió en los juicios de la masacre de Bolonia, en el proceso 'Ndrangheta Stragista y en el asesinato del agente Agostino. Explora la 'pista negra' y profundiza en los vínculos surgidos en diversas investigaciones entre la subversión, la mafia, la 'Ndrangheta, los servicios secretos y la masonería. Luego, en un par de páginas, cita una serie de elementos sobre Silvio Berlusconi y Marcello Dell'Utri (no investigados), revisando las actas de los colaboradores de justicia Cancemi y Brusca y las declaraciones del jefe Giuseppe Graviano, condenado por las masacres de 1992 y 1993.
Entonces ¿por qué se elige profundizar primero la investigación de las licitaciones de la mafia?
¿Se hace solo para complacer a algún abogado, o a los hijos de Borsellino que han puesto a esta investigación como centro de todo para encontrar una respuesta sobre la aceleración de la masacre que mató a su padre?
Estamos hablando de un asunto particularmente complejo que, en el transcurso de su historia, ha visto el desarrollo de hechos procesales contradictorios. El expediente, nacido de una delegación conferida en 1989 por la fiscalía de Palermo al ROS (Reagrupamiento Operativo Especial, Arma de Carabineros), se centró en el condicionamiento de Cosa Nostra en la contratación pública.
Seguramente en los últimos años ha trascendido que Paolo Borsellino había obtenido información sobre esa investigación, pero en nuestra opinión, para responder en forma total a la sed de justicia de la familia, se debe partir de otros hechos, a la luz de elementos documentales que no pueden dejan de ser considerados y que se alejan de esta hipótesis.
Para reconstruir los pasos puede ser útil retomar el informe elaborado por el entonces fiscal de Palermo, Gian Carlo Caselli, en fecha 5 de junio de 1998, con un título bastante explícito: "Informe sobre los procedimientos para la realización de las investigaciones mafia-licitaciones en los años 1989 y siguientes". Un informe en el que aparecen varias anomalías.
La primera: hay una versión original del informe ROS, presentado el 20 de febrero de 1991, sin el nombre de políticos como Calogero Mannino y otros. Giovanni Falcone lo recibe ese día, pero físicamente no puede ocuparse de él, porque ya había sido designado como director de Asuntos Penales en el Ministerio y, por lo tanto, se lo entrega al fiscal Pietro Giammanco para su reasignación. El 25 de junio de ese mismo año, el Ministerio Público de Palermo, con base en la información y posteriores averiguaciones, solicitó la detención de siete de los sujetos denunciados en el informe: Siino, Li Pera, Farinella, Falletta, Morici, Cascio y Buscemi. Para los demás sospechosos, el 13 de julio de 1992, se solicitó el archivo, mientras continuaban las investigaciones por el lado de los contratos y licitaciones del SIRAP.
Inmediatamente después de la solicitud de archivo, estalló una violenta polémica mediática contra la fiscalía de Palermo, "culpable" de haber hecho desaparecer la posición de Mannino y otros importantes políticos. De hecho, se publican extractos de escuchas telefónicas en los periódicos, algunos también relacionados con Mannino. Una verdadera filtración de noticias que enciende una enorme polémica respecto a actos de investigación que en realidad solo estaban en poder del ROS y que a esa fecha aún no habían sido transmitidos a la fiscalía de Palermo. De hecho, sucede que el 5 de septiembre de 1992, un año y medio después de la presentación del primer informe, el ROS de Subranni decidió presentar un segundo informe Mafia-licitaciones que contenía, a diferencia del primero, referencias explícitas a Calogero Mannino, Salvo Lima y Rosario Nicolosi.
En el documento había adquisiciones incluso de un año anterior a la fecha de febrero del '91, y que, sin embargo, habían sido inexplicablemente "excluidas, sustraídas, ocultadas" del informe Mafia-licitaciones.
En la audiencia del juicio por el desvío de las investigaciones de vía D'Amelio, el exfiscal general de Palermo, Roberto Scarpinato, también destacó que el ROS, entre otras cosas, ocultó a la fiscalía de Palermo una escucha muy importante de mayo de 1990, en que Lima recomendaba a Cataldo Farinella, sujeto detenido por el delito a que se refiere el art. 416 bis del C.P., junto con Angelo Siino en junio de 1991, como parte del primer tramo de la investigación de licitaciones públicas de la mafia. Esta escucha no solo no se menciona en el informe de ROS del 20 de febrero de 1991, que habla solo de Farinella, sino que además no fue comunicada a la fiscalía ni siquiera después del asesinato de Lima el 12 de marzo de 1992.
Más allá de estos elementos documentales, está el testimonio del ex fiscal general de Palermo, Roberto Scarpinato, quien en ese momento era uno de los titulares de ese archivo, quien explicó en el juicio sobre el desvío investigativo de via d'Amelio, produciendo así veinte documentos, que en realidad la investigación mafia-licitaciones no fue archivada el 13 de julio de 1992, como siguen repitiendo falsamente algunas fuentes en claro contraste con los actos procesales.
El exfiscal general destacó que, luego de la detención de siete sospechosos, entre ellos Angelo Siino, el 13 de julio de 1992 solo se solicitó el archivo de la posición de algunos sospechosos porque a esa fecha aún no se habían adquirido pruebas suficientes contra ellos. Sin embargo, antes de proceder al archivo de estas posiciones residuales, se había hecho el extracto de la parte más importante de la investigación, que continuaba y se refería a la gestión de los contratos SIRAP por billones de liras antiguas, y que involucraba a la política y al nivel administrativo. La investigación mafia-licitaciones, por lo tanto, de ningún modo fue archivada, tanto que tras el archivo de la información del SIRAP por parte de ROS el 5 de septiembre de 1992 y la llegada de las declaraciones de algunos colaboradores de justicia, el archivo fue revocado en el caso de algunos de estos sujetos y su posterior detención en junio de 1993. Nombres destacados.
Junto con Salvatore Riina, y muchos otros mafiosos, se procedió contra políticos como el honorable Salvatore Lombardo, contra los máximos exponentes de empresas nacionales, incluidos Vincenzo Lodigiani, Claudio Rizzani De Eccher, Filippo Salomone, así como a los miembros del staff dirigencial de la filial regional de SIRAP.
Además, en octubre de 1993 fue arrestado Sciangula, secretario de Obras Públicas.
En el mismo año, se solicitó al Parlamento autorización para proceder contra varios políticos, incluidos los diputados Mannino y Citaristi.
Entonces, por estas razones, creemos que no es posible afirmar, como acusan ciertos abogados o familiares de víctimas de la mafia, que la investigación Mafia-licitaciones fue encubierta por magistrados como el exfiscal general de Palermo, Scarpinato.
Al hacerlo, a menudo se omite decir que él mismo, en julio de 1992, como fiscal adjunto, fue el promotor de la revuelta de ocho fiscales sustitutos que firmaron un documento que pedía la destitución del fiscal Giammanco, provocando una investigación por parte del CSM (Consejo Superior de la Magistratura) tras la cual Giammanco abandonó la Fiscalía. Y siempre fue Scarpinato, en la audiencia ante el CSM del 29 de julio de 1992, quien denunció el aislamiento sufrido por Falcone y Borsellino, y fue nuevamente él, años más tarde, como fiscal general de Caltanissetta, quien se ocupó de la revisión del juicio de aquellos que habían sido injustamente condenados por la masacre de vía D'Amelio.
Autores intelectuales externos y agenda roja
Para seguir la búsqueda de la verdad sobre las masacres, debemos partir de aquellas ideas que ya surgieron en juicios pasados y estamos seguros que esa es también la intención de la Fiscalía.
Las primeras ideas sobre los autores intelectuales externos surgieron en el proceso Borsellino ter, a cargo de los magistrados Nino Di Matteo y Anna Maria Palma, en el que fueron condenados en forma definitiva jefes mafiosos de la talla de Giuseppe Calò, Raffaele Ganci, Michelangelo La Barbera, Cristoforo Cannella, Filippo Graviano, Domenico Ganci, Salvatore Biondo (promoción del 55) y Salvatore Biondo (promoción del 56). En la sentencia de primera instancia, el tribunal sostuvo: "Queda al menos probado que la muerte de Paolo Borsellino no fue buscada sólo con fines de venganza y cautela preventiva, sino también para ejercer una fuerte presión sobre el equipo de gobierno que había implementaron una línea política de lucha contra la mafia más intensa que en el pasado y para inducir a quienes se habían mostrado disponibles entre los posibles referentes a salir al frente para encarar un cambio en esa línea política". Reconstrucciones basadas en los arrepentidos Pulvirenti, Malvagna, Avola y, por último, pero no menos importante, Cancemi, quien, leemos en la sentencia de primer grado, declaró que "Riina solía repetir que con esas acciones criminales habrían puesto de rodillas al Estado y mostrar su gran fuerza. Y precisamente para facilitar la creación de nuevos contactos políticos, era necesario eliminar a aquellos que, como Borsellino, habrían desalentado cualquier intento de acercarse a Cosa Nostra y no se habría echado atrás en sus acciones para combatir a la mafia". Y siempre es Cancemi quien dijo que Riina había sido "llevado de la mano" en la organización de esas masacres. Declaraciones recuperadas por el juez de instrucción en el nuevo curso investigativo.
Siempre en el Borsellino ter, el jefe de Porta Nuova también mencionó los nombres de Silvio Berlusconi y Marcello Dell'Utri (ahora bajo investigación en Florencia como instigadores externos de las masacres de 1993).
Nombres que en su momento fueron inscritos en el registro de sospechosos bajo el nombre de "Alfa y Beta" por Nino Di Matteo y su colega Luca Tescaroli.
Hoy, como es notorio, volvió al centro de las investigaciones de la Fiscalía de Florencia con la acusación de haber sido instigadores externos de las masacres de 1993.
Contra ellos, en los últimos años, se han sumado las palabras del jefe de las masacres Giuseppe Graviano, interceptado en prisión, quien hizo referencias a "cortesías" solicitadas en el momento de las masacres, cubriendo de insultos al propio exprimer ministro.
"Al señor Cornudo le haré pasar una mala vejez", dijo el jefe mafioso de las masacres en otro pasaje del diálogo de 2016 con la dama de compañía, Adinolfi.
"Hace 30 años me senté con él, hace 25 años me senté con él, ¿no? Le traje bienestar, hace 24 años me arrestan y me empieza a apuñalar". Y luego otra vez: "Sabe que cumplí 24 años adentro, mi familia está destrozada... les da dinero todos los meses. Te he estado esperando hasta ahora... y me estás matando en la cárcel sin que yo haya hecho nada". "Pero pedazo de cornudo -prosiguió el exabrupto de Graviano- deberías decir cómo estás en el gobierno. Que has hecho cosas vergonzosas, injustas…".
En el juicio 'Ndrangheta Stragista, Graviano, respondiendo a las preguntas del fiscal adjunto Giuseppe Lombardo, entre los digo y los no digo, incluso se refirió a las reuniones que tuvo con Berlusconi durante su fuga. Y también habló de las relaciones económicas que tendría su familia con el entonces empresario.
Otro colaborador de justicia, Giovanni Brusca, también habló de un encuentro entre Graviano y Berlusconi. El ex jefe de San Giuseppe Jato relató lo que le dijo Matteo Messina Denaro: "Estábamos hablando de relojes y en un momento él (Matteo Messina Denaro, ndr) me dice que Giuseppe Graviano en una de estas reuniones -no sé cuántas había tenido una, dos, tres, no lo sé- había visto un reloj de lujo que valía 500 millones de liras en ese momento y yo le respondí: '¿Por qué? ¿Tenía diamantes, brillantes? Entonces él respondió: 'a él se lo vio'. Y punto". Obviamente, hablamos de hipótesis, pero es correcto que estos caminos también se exploren de alguna manera.
Además de "Alfa" y "Beta" siempre en Caltanissetta, también se investigó la posible presencia en via d'Amelio de Bruno Contrada, quien también fue acusado (luego archivado) de concurso en masacre.
Fue también en esas investigaciones que se enfrentó el problema de la desaparición de la agenda roja, incluso antes del hallazgo de la fotografía del capitán Arcangioli. "Mi compromiso -explicó Di Matteo al declarar en el juicio por el desvío de las investigaciones en febrero del 2020- tenía como objetivo entender a manos de quién desapareció. Hicimos todo lo posible para averiguarlo, incluso chocando con reticencias enormes en el caso de la presencia de representantes de las instituciones en el lugar del atentado. De aquí me hubiera gustado volver a partir para investigar muchas otras cosas".
"Se abrió una investigación muy profunda a los Servicios Secretos -reconstruyó el magistrado-. Fui yo quien reabrió la investigación sobre él en base a las declaraciones del arrepentido Elmo que nos había dicho que lo había visto salir del lugar del atentado con un maletín o documentos en la mano. En ese momento leí todo el archivo antiguo, adquirí sus agendas".
"Al ver esos documentos me di cuenta de que había un oficial del ROS, Sinico, que había ido a la fiscalía de Palermo y les había dicho a unos magistrados que se había enterado que el primer auto que llegó después de la explosión había constatado la presencia de Contrada. Y también habló de un informe de servicio que acreditaba la presencia de Contrada en via d'Amelio y que luego sería arrancado en la comisaría -explicó-. Lo que me hizo estremecer es que cuando fue oído por la colega Boccassini, en 1992, hizo constar esa circunstancia diciendo que lo había sabido por un amigo muy querido, no un confidente, cuya identidad quería proteger. Fui a interrogarlo y repitió las mismas palabras. Y archivó un memorándum del que habría hablado con el coronel Mori, dando el nombre de su fuente: el oficial de policía Roberto Di Legami. También recuerdo el momento de careos, que fue dramático. Di Legami lo negó todo, incluso lo acusaron porque teníamos dos soldados contra uno (Sinico y Raffaele Del Sole, ndr). Me enteré después del resultado de ese proceso, cuando ya estaba en Palermo y supe que el funcionario fue absuelto".
La lógica nos dice que desde el momento en que se comprobó que Di Legami no tenía nada que ver con esto, entonces algún otro declaró en falso, pero en el punto no se ha ido más allá.
La agenda roja como caja negra de las masacres
Volviendo a la agenda roja, la familia Borsellino siempre denunció su existencia. Se lo hizo saber desde el principio a Arnaldo La Barbera (fallecido en 2002, ndr) quien condujo el equipo de investigación después de la masacre de Via d'Amelio. Este último se limitó a responder "que esta agenda era fruto de nuestro delirio". De los últimos desarrollos de las investigaciones surgió entonces que La Barbera, en los años anteriores al nombramiento de jefe de la Escuadra Móvil de Palermo, había estado durante un período a sueldo de los servicios secretos con el nombre en clave "Rutilius". Y La Barbera, en la sentencia del Borsellino quater, es señalado como uno de los defensores del desvío de las investigaciones de la masacre.
En el pasado reciente han surgido nuevos elementos para reiniciar la investigación sobre la agenda roja.
El 20 de abril del 2017, al término del juicio Borsellino quater, la Corte Penal ordenó la remisión a los fiscales de las actas del juicio "para eventuales determinaciones de competencia".
En los fundamentos de la sentencia (que se convirtió, en definitiva) hay pasajes que dejan indicaciones precisas sobre algunos sujetos que declararon en el juicio.
Entre ellos estaba precisamente Arcangioli, que fue investigado y absuelto por el hurto de la agenda roja, agravado por fines mafiosos, con una sentencia de no proceder emitida por el juez de Caltanissetta el 1º de abril del 2008, confirmada por la Corte de Casación el 17 de febrero del 2009. Una sentencia absolutoria que no aclaró en absoluto su ambigua declaración ante los magistrados y que fue definida como "muy poco convincente".
Ese comportamiento fue definido como "muy grave" y se destaca que Arcangioli admitió la circunstancia de haber tomado el maletín de Borsellino "sin dar ninguna explicación plausible de su comportamiento, poco claro, limitándose a declarar (de manera muy poco convincente) que el bolso en cuestión -desde su punto de vista- en ese momento, era un objeto de poca o nula relevancia investigativa y del cual no recordaba nada". Para los jueces se trata de una afirmación "poco creíble" y además "en clara contradicción con el hecho de que el testigo, en ese contexto caótico y dramático, se encargó de sacar el maletín del vehículo blindado, mirando en su interior".
Se sabe que Arcangioli ha renunciado a la prescripción, y también se sabe que, gracias al trabajo del Movimiento de las Agendas Rojas, se ha identificado a otro sujeto, el coronel Emilio Borghini, comandante del Grupo de Carabineros de Palermo.
El análisis proviene de una detallada reconstrucción en video realizada por Angelo Garavaglia Fragetta, exponente y activista del movimiento. Fue él, de hecho, quien recopiló todo el material útil de aquel maldito 19 de julio de 1992 y lo analizó con especial detenimiento, descubriendo algunos detalles inéditos que podrían revelar lo que realmente sucedió la tarde del día en que el magistrado Paolo Borsellino fue asesinado en vía D'Amelio.
En ese video se analizan las versiones del 19 de julio del juez Giuseppe Ayala y la periodista Felice Cavallaro.
"En todos los relatos de Ayala -explicó Garavaglia- está la presencia de un oficial de Carabineros. Versión confirmada por Felice Cavallaro que recuerda el detalle de la torre y las estrellas". Garavaglia vuelve a la identidad: ese uniformado es Emilio Borghini, entonces comandante del núcleo de Palermo. Del análisis de los tiempos de llegada de los distintos protagonistas, se puede inferir que Borghini llega alrededor de las 17.28 horas a vía D'Amelio. "Está al teléfono, ésta -dice Garavaglia- será una constante en toda la gravación". Menos de tres minutos después de la llegada de Borghini, la cámara capta a Arcangioli con el maletín en la mano, más o menos donde estaba estacionado el auto de Borghini. Unos minutos después, se aparecen algunas personas, entre ellas Ayala y Borghini, así como una persona que vestía una camisa verde. "Nos preguntamos -dice Garavaglia- si este no es el escenario del segundo levantamiento del maletín. El hombre de la camisa verde es el magistrado b que nunca ha sido escuchado por los investigadores y es una pena -observó Garavaglia- porque siempre está cerca. No tiene nada que ver con la desaparición, pero es posible que haya visto algo".
En diciembre del 2020, Emilio Borghini declaró por primera vez en un proceso sobre la masacre de via d'Amelio e informó que en ese momento el responsable "era el mayor Marco Minicucci que colaboró con el capitán Arcangioli (el que aparece en imágenes y videos sosteniendo el maletín de Borsellino, ndr), ese día de turno en el núcleo operativo. Recuerdo haber cruzado a Arcangioli a pie. No recuerdo si tenía algo en la mano, pero vestía ropa de verano, poco formal".
Borghini, quien en algunas imágenes aparece cercano al capitán de Carabineros, relató que ese día no habló con Arcangioli, dando un detalle nada despreciable: "Entre él y yo había tres niveles jerárquicos, pero si mal no recuerdo dependía de un sujeto que luego se fue al ROS, creo que se llamaba De Donno". ¿Significa esto que Arcangioli estaba operando en nombre del ROS ese día? No se sabe si esta fue también una de las preguntas que el fiscal de Caltanissetta le hizo al coronel de Carabineros en la nueva investigación sobre mafia-licitaciones.
Lo cierto es que si no se hubiera profundizado este detalle seguiría siendo grave.
Más allá de las posibles responsabilidades constatadas hasta el momento, es evidente que la desaparición de la agenda roja está muy ligada a la eliminación física de Paolo Borsellino.
En los últimos años, los juicios de via d'Amelio, así como el de la Tratativa Estado-mafia, han puesto de manifiesto varios elementos.
Está claro que el primer acto real de desvío de las investigaciones en via d'Amelio fue sin duda el robo de la agenda roja. Matar a Borsellino sin hacer desaparecer ese documento hubiera sido inútil.
En los últimos años siempre nos hemos preguntado qué había escrito el magistrado en aquellas páginas y algunos elementos se pueden deducir de las actividades realizadas.
Empezando por esas mismas palabras que Paolo Borsellino dijo públicamente en Casa Professa, alegando ser un "testigo" y querer denunciar ante la autoridad judicial lo que sabía sobre la muerte de su amigo fraterno, Giovanni Falcone.
Es en el trabajo de Paolo Borsellino donde debe buscarse la verdad sobre las masacres.
Porque el juez encontró y entendió cosas importantes.
Y es en este punto en el que la Fiscalía de Caltanissetta debería concentrarse hoy, en lugar de malgastar esfuerzos en profundizar temas sobre los que ya se han escrito abundantes páginas.
Y en este teatro del absurdo llama la atención que ciertas iniciativas judiciales sean utilizadas también por familiares de las víctimas de la mafia para apuntar sutilmente a aquellos magistrados que se han dedicado a la lucha contra los sistemas criminales, sin excepciones (poderes, instituciones o aparatos del Estado). Deslegitimándolos, aislándolos y denigrando el trabajo desarrollado. Entre estos, Nino Di Matteo y Roberto Scarpinato.
No querríamos que, a fuerza de insistir en caminos ya recorridos, invirtiendo energías, recursos y esfuerzos (incluso a costa de los contribuyentes), nos arriesgáramos a perder un tiempo precioso en la búsqueda de la verdad para revelar los nombres de esos autores intelectuales externos que no son fantasmas.
Algunos de ellos han muerto. Otros todavía están altos puestos de la nación y representan a esos sujetos que quieren ver muertos a los mismos magistrados que tratan de darles un rostro.
Sin desmerecer el compromiso de todos los magistrados que se encuentran treinta años después tratando de volver a atar el hilo que lleva a la verdad sobre las masacres, queremos presentarle, fiscal De Luca, una idea basada en un análisis de hechos ocurridos hasta el momento, útil también para comprender lo que sucede en este presente donde los magistrados que trabajan en primera línea son deslegitimados, aislados y escarnecidos mientras las mafias, lejos de ser derrotadas, siguen proliferando y planeando atentados.
Hay decenas y decenas de magistrados en peligro, que diariamente arriesgan su vida por su compromiso en la lucha contra la mafia en Caltanissetta, Palermo, Reggio Calabria o Florencia, pero en este preciso momento histórico en particular son tres los magistrados sobre los que los máximos dirigentes del sistema criminal se han lanzado: el fiscal jefe de Catanzaro, Nicola Gratteri, el consejero del CSM, Nino Di Matteo, y el fiscal adjunto de Reggio Calabria, Giuseppe Lombardo.
Cabe recordar que Lombardo, en los últimos años, con investigaciones y juicios, ha develado la evolución de la 'Ndrangheta, que tiene un componente superior reservado que dialoga y opera permanentemente dentro de las instituciones, y que mantiene relaciones con la masonería y otros sistemas desviados. Se trata de esa mafia invisible que hoy maneja una importante porción de poder. Y no solo eso. También demostró, con el juicio 'Ndrangheta Stragista (que actualmente tramita la segunda instancia) que el crimen organizado calabrés también participó en la estrategia de masacres y que la mafia no está dividida, que es una sola y sigue una lógica criminal de alto nivel, como habían dicho importantes colaboradores de justicia como Leonardo Messina, precisamente al propio Paolo Borsellino.
Y este también sería un punto que habría que profundizar.
¿Qué tienen que ver las amenazas a los magistrados de hoy con las investigaciones de las masacres? Tienen que ver. Y lo explicaremos de inmediato.
Estos magistrados se han convertido en símbolos de esa magistratura que no quiere dar un paso atrás en la lucha contra la mafia y la corrupción y que está dispuesto a todo, como también nosotros creemos, para llegar a esa verdad tan esperada por familiares y ciudadanos honestos.
En particular, Di Matteo fue condenado a muerte en el 2012, según contó el colaborador de la justicia Vito Galatolo, por el super fugitivo y asesino de las masacres, Matteo Messina Denaro. Luego, en el 2013, el jefe de jefes, Totò Riina, desde la prisión, lanzó sus flechas durante el paseo con Alberto Lorusso, pidiendo la ejecución de la masacre ("Este Di Matteo no se va, reforzaron su escolta y entonces, si es posible, matarlo… Una ejecución como hacíamos en aquel tiempo en Palermo con los militares").
La Fiscalía de Caltanissetta se ocupó de estos hechos en el pasado al iniciar una investigación, que luego fue archivada, afirmando que, a pesar de que no se pudo encontrar el TNT, el ataque "ciertamente sigue operativo".
Gracias a los arrepentidos sabemos que, en las cartas del jefe de Trapani, leídas por Girolamo Biondino (hermano de aquel Salvatore Biondino, chofer de Riina, que tenía contactos importantes con aparatos y servicios secretos desviados), se explicaba que había que detener a Di Matteo porque "llegó demasiado lejos". Entonces, el jefe de Castelvetrano transmite la orden, pero el impulso es externo. Porque Galatolo siempre dijo que los autores intelectuales eran "los mismos que en el caso de Borsellino".
De las investigaciones también surgió que Cosa Nostra estaba lista para atacar incluso con el uso de armas convencionales, en Roma, y que también había estudiado algunos lugares para realizar el ataque, como el Palacio de Justicia de Palermo o cerca de la casa del magistrado
Las sucesivas investigaciones y los arrestos de D'Ambrogio, Biondino, Galatolo y Graziano (es decir, los hombres que se habían puesto a disposición para cometer el crimen) sin duda provocaron un freno en los planes de Cosa Nostra, pero lo que sucedió en esos años, y en los años siguientes, deja en evidencia la necesidad de un análisis profundo sobre por qué se quiere matar al magistrado Nino Di Matteo y quién quiere golpearlo.
Basta recordar las palabras crípticas (y nunca aclaradas) del jefe mafioso Graziano, el que tenía la tarea de guardar el TNT, quien en el momento del arresto y en referencia al explosivo dijo: "Deben buscarlo en los planos altos", o la consideración de Galatolo sobre las "garantías" recibidas por Cosa Nostra para perpetrar el crimen: "En la carta estaba escrito que haciendo ese atentado no teníamos que preocuparnos porque esta vez no sería como en los '90 y estaríamos cubiertos". Luego añadió que el explosivo para realizar el atentado, 150 kilos de TNT, fue comprado con una colecta entre las familias mafiosas, recaudando unos 600 mil euros, y que una parte procedía de Calabria. También dijo que parte de ese explosivo estaba dañado por infiltraciones de agua. Por lo cual el explosivo dañado fue devuelto, y pronto fue reemplazado por una nueva carga en buenas condiciones, sin ningún problema por parte de los calabreses.
Unos meses después de esa cumbre, el 26 de marzo del 2013, un anónimo, llegado al escritorio del entonces fiscal adjunto de Palermo, advirtió que "los amigos romanos de Matteo (Messina Denaro, ndr) han decidido eliminar al fiscal Nino Di Matteo en este momento de confusión institucional, para frenar esta deriva de ingobernabilidad". El autor afirmó estar afiliado a la familia mafiosa de Alcamo.
Todo esto ronda al "misterio" del atentado contra el consejero togado.
Y en ese "llegó demasiado lejos" también hay un importante punto de partida para continuar la investigación, no sobre su atentado, sino sobre la búsqueda de la verdad de los autores intelectuales externos.
Porque es la propia Cosa Nostra, con su accionar, la que indica cuáles son las investigaciones más peligrosas para la organización criminal.
Y he aquí la invitación que le hacemos a usted, señor fiscal, a sus adjuntos y sustitutos.
Volver a partir desde aquellos elementos y esas huellas que, de alguna manera, han ido surgiendo en estos años de investigaciones sobre autores intelectuales externos.
Por lo tanto, volvemos a partir de las ideas contenidas en las sentencias del monumental juicio Borsellino ter, antes expuestas, así como de las investigaciones sobre Contrada, Berlusconi y Dell'Utri. Partamos nuevamente de las ideas que surgieron durante el proceso de la Tratativa Estado-mafia. No es casualidad que las sentencias de muerte de Messina Denaro y Riina (quien hoy es sin duda el exponente en libertad más autorizado de Cosa Nostra y el jefe mafioso por excelencia) llegaron en el momento más candente de la investigación y que continuaría durante el juicio.
Ese disgusto hacia Di Matteo también fue confirmado en el plano político, cuando quienes se sentaban en los sillones del poder de la época, con fastidio, irritación y continua burla, frustraban las acciones del magistrado.
También hubo quienes le dieron la espalda descaradamente, incumpliendo promesas y compromisos, como el ex ministro de Justicia, Alfonso Bonafede, quien nunca explicó cuáles fueron las oposiciones por las que al final decidió elegir a Basentini en lugar de Di Matteo como jefe del DAP (Departamento de Administración Penitenciaria).
Una historia nunca esclarecida del todo sobre la que se cierne la sospecha de que, de algún modo, aquellas protestas de la mafia en prisión, comenzaron ni bien empezó a correr el rumor de que Di Matteo podría convertirse en jefe del DAP.
Y luego otra vez el cambio de rumbo del ex líder político de Cinco Estrellas, Luigi Di Maio, quien, al regresar de un viaje a los EEUU, desistió de nombrar a Di Matteo como ministro del Interior o ministro de Justicia en el mismo año.
Gracias al trabajo de la fiscalía de Nissen sabemos que el proyecto de atentado contra Di Matteo sigue estando "ciertamente operativo".
Y tenemos motivos para creer que, aún hoy, Cosa Nostra sigue considerando factible la hipótesis del atentado cuando Di Matteo, entre septiembre y octubre, vuelva a investigar a los autores intelectuales externos, como coordinador del grupo que investiga las masacres.
¿No parece, por tanto, más lógico seguir esas huellas que buscar entre pistas inexistentes?
Somos conscientes de que las investigaciones están en curso y el secreto instructorio está vigente. Por lo tanto, no esperamos una respuesta directa sobre cada punto, pero la opinión pública debe saber que también existen estos hechos que pueden conducir a importantes aportes en la búsqueda de la verdad.
El espíritu de servicio que anima nuestro trabajo es el de siempre, el mismo que nos ha llevado a ser testigos en los juicios de las masacres. Sin presunción y con mucha humildad, en estos años siempre hemos tratado de hacer nuestra pequeña parte. E incluso estas ideas que nos proponemos como ciudadanos, incluso antes que como periodistas, van en esa dirección. Con la esperanza de que pueda darles la bienvenida.
Atentamente.
Giorgio Bongiovanni
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*Foto de portada © Shobha
*Foto 2: El entonces capitán de Carabineros, Giovanni Arcangioli, sosteniendo en su mano el maletín de Borsellino en el lugar de la masacre
*Foto 3: El fiscal jefe de Caltanissetta, Salvatore De Luca © Deb Photo
*Foto 4: El magistrado Paolo Borsellino © Shobha
*Foto 5: El exfiscal general de Palermo, Roberto Scarpinato © Paolo Bassani
*Foto 6: Los Tribunales de Palermo © Imagoeconomica
*Foto 7: El ex senador Marcello Dell'Utri y el ex primer ministro Silvio Berlusconi © Imagoeconomica
*Foto 8: Izquierda, el exnúmero tres del SISDE, Bruno Contrada © Archivio Letizia Battaglia
*Foto 9: El exjefe de la Escuadra Móbil de Palermo, Arnaldo La Barbera © Imagoeconomica
*Foto 10: La masacre de vía D'Amelio © Imagoeconomica
*Foto 11: El excomandante del Grupo de Carabineros de Palermo, Emilio Borghini © Imagoeconomica
*Foto 12: Los Tribunales de Caltanissetta
*Foto 13: El super jefe fugitivo de Castelvetrano, Matteo Messina Denaro
*Foto 14: El consejero togado del CSM, Nino Di Matteo © Deb Photo
*Foto 15: El exministro de Justicia, Alfonso Bonafede © Imagoeconomica