Viernes 6 Diciembre 2024
Por Jean Georges Almendras, desde Palermo, Sicilia-13 de julio de 2022

Jóvenes, como mayoría inconfundible a la vista, se van acercando al espacio denominado “Cantieri Culturalli della Ziza”, el lunes 11 de julio al atardecer, en Palermo. Es la jornada del debate organizado y convocado por el Movimiento Our Voice, que ha sido promocionado desde días antes bajo la denominación “¿Antimafia popular? Una cuestión social”. Entre los asistentes hay quienes no son tan jóvenes, pero el evento es presentado y desarrollado con el ímpetu exclusivamente juvenil y propio del activismo social militante del mundo de hoy. Firmeza en las palabras y la convicción de que esa acción de lucha y de denuncia tiene vida, trasmite vida y en particular, esperanzas, para que todos los temas a tratarse en los próximos minutos -es decir, problemas de una gravedad indiscutible dentro la sociedad palermitana y de un muy alto contenido social- puedan ser allanados, discutidos y, lo que es más, encarados para lograr -en el menor plazo posible y dentro de la sociedad civil y exigiendo a las instituciones municipales y nacionales- soluciones concretas. Y bajo esa premisa fue creado el debate. Y bajo esa premisa se hicieron las convocatorias a los ponentes: la periodista Gilda Sciortino, la activista feminista Claudia Fauzia, la abogada (especialista en temas de migrantes) Giulia Vicari y Luisa Impastato, sobrina de Pepino Impastato, cuya intervención fue exclusivamente por video llamada. Bajo muy definidos parámetros de identidad Our Voice, la estudiante de Jurisprudencia y activista social Marta Capaccioni, abrió la velada.

Una velada que afirmamos desde nuestra redacción, fue -y es- llave maestra para que la revolución social sea un hecho, en Palermo, aunque siendo sinceros con el lector, nos consta que ese cometido (en esta ciudad) ya se ha venido materializando desde hace unos dos años, haciéndose visible en cada oportunidad en que los jóvenes del Movimiento han intervenido en plazas públicas, espacios teatrales, medios de comunicación, marchas callejeras, movilizaciones o protestas, dentro y fuera de Palermo, en regiones donde su presencia se torna indispensable, por su grado de militancia y de compromiso para la denuncia social. Compromiso y denuncia que llevan adelante jóvenes de Italia y de América Latina (Uruguay, Argentina, Paraguay) sembrando conciencia social, con tesón revolucionario, y pasión. Esa pasión que las sociedades modernas sistémicas y supeditadas a las estructuras y a las lógicas de un mundo capitalista, belicista, patriarcal y racista, han perdido y han hecho a un costado.

El debate, significó mucho para los jóvenes de Our Voice y significa mucho para Palermo, como sociedad que gradualmente viene haciendo foco en ellos. Jóvenes que deben expresarse, practicar el activismo social, y crecer como ciudadanos y como universitarios o artistas muchos de ellos, en una ciudad de mafia, en una Sicilia de mafia, con un Estado italiano de instituciones contaminadas por la mafia, con una economía tóxica y una justicia, periódicamente aguijoneada (traicionada) por un sistema político, exclusivamente funcional, o al sistema mafioso (ya instalado peligrosamente en la sociedad italiana desde tiempos pretéritos) o al maremágnum de corrupciones y deterioros en la función pública. Jóvenes que en cada una de sus actividades deben confrontar con la indiferencia ciudadana, y con la complicidad ciudadana con la mafia, bajo los rigurosos parámetros de la omertá y las conveniencias personales, que no contemplan los intereses en el colectivo, sino que se mecen en los individualismos, y en los egoísmos, propios de un mundo prisionero del valor absoluto del dinero.

En ese contexto y en ese mundo, los jóvenes de Our Voice se comprometen con los valores de justicia y con la necesidad urgente, de poner de espaldas contra el muro a todo lo sistémico, que no es otra cosa -en definitiva- que el poder, por el poder mismo, abrazado a lo fascista y a lo patriarcal. Los jóvenes de Our Voice, hacen su lucha, y no por snobismo, ni tampoco por las obligaciones que -exclusivamente- pudiesen surgir de las imposiciones populares o dogmáticas, propiamente de las ideologías políticas que están presentes en la historia de la humanidad, sino más bien, porque más allá de eso, tienen sobrada conciencia de que hoy, en los albores de este siglo 21, así como la mafia es una montaña de mierda, el sistema que los rige y los doblega -por encima o sin perjuicio de las ideas políticas y de los partidos políticos- es igualmente una montaña de mierda que cercena esperanzas, generando violencias, pisoteando derechos, libertades, fuentes laborales y dejando además, abiertas, todas las puertas para que las injusticias sociales se multipliquen a zancadas, devorándolo todo, como un tsunami manipulado, controlado y regenteado, muy sutilmente, desde los centros de poder, locales e internacionales.

Por eso la propuesta de Our Voice, contempla y mucho, la participación de sus integrantes sin fronteras, es decir a nivel internacional. Porque los problemas sociales que se trataron en el debate: como, por ejemplo -entre otros- la trata de personas, traducida en la devastadora acción de las mafias nigerianas en las redes de prostitución con migrantes, son problemas que no son exclusividad italiana, sino que hacen parte -cruelmente- de la sociedad internacional. Sencillamente porque la mafia, la trata de personas, la criminalidad organizada, el narcotráfico y el poder patriarcal y fascista, dominan el mundo, y deberían ser tratadas como calamidades públicas, desde los puestos de poder, pero eso no ocurre, y lo que es peor, no se da en ocasiones, la mínima posibilidad para que esto acontezca.

Our Voice, ama la libertad, la defiende, la promueve y lucha a más no poder, a través del arte, del activismo y de la movilización social, para que “los derechos del hombre y del ciudadano” sean respetados, contemplados y preservados, por encima de todos los intereses mezquinos de quienes, con traje y corbata, y desde las poltronas del poder, y desde los edificios públicos del poder, hacen añicos todo cuando signifique el respeto a la vida humana y a la libertad.

El debate exclusivo en torno a una antimafia popular como parte de una cuestión social, ha sido y es, una de las premisas del Movimiento Our Voice, en su cotidiano accionar, codo a codo con el periodismo libre de Antimafia Duemila y de Antimafia Dos Mil en América Latina. Entonces, no por casualidad, la moderadora del encuentro en el espacio cultural de la Ziza, dejó bien claro-en el arranque- los pilares de una instancia signada, íntegramente, por la militancia a conciencia, dentro de un muy bien definido sentido del compromiso social, como sustento coherente de la mayor riqueza del Movimiento en toda su extensión y existencia, que es su juventud, que no defrauda ni tampoco es insensible.

“Somos el Movimiento Artístico y Cultural Our Voice, nos hemos transferido desde hace aproximadamente dos años a Palermo desde diversos puntos de Italia para acercarnos a la realidad de Palermo. Hemos nacido como un movimiento antimafia pero ahora estamos tocando muchas luchas sociales, tratando de llevar adelante una lucha a la mafia lo más interseccional posible, lo más ligada a las luchas sociales, la lucha feminista, ambiental, contra la guerra, contra la desigualdad social y otras. Y es este entonces el espíritu del debate que hemos querido para hoy en cierta forma, que es un poco una reseña cultural. Hemos querido llamarla reseña porque deseamos que sea un inicio, al menos de parte nuestra, digamos, en esta ciudad. Una reseña cultural y también política; hablar un poco de la política del territorio; y esperamos que no sea un debate que cree un muro entre relatores y público, sino que haya diálogo y en el que puedan intervenir si lo desean, al final”.

“Hablaremos de la lucha contra la mafia, apuntando precisamente a la cuestión social de Palermo, partiendo de las cuestiones meridionales, de la marginalización del Sur y de la estigmatización de Sicilia, como tierra de mafia e incluso la estigmatización de los barrios de Palermo. Comenzaremos con tres jóvenes mujeres activistas, Gilda Sciortino, periodista de 'Vita', Claudia Fauzia del Proyecto La malafimmina , y Giulia Vicaro, abogada que se ocupa de los derechos de los inmigrantes, tratando de unir las luchas sociales”.

“Empezando entonces con Gilda: sabemos que Palermo tiene un índice de pobreza y de desocupación del 40 por ciento, en este barrio, acá, justamente, se ha dado hace poco otro homicidio, y los delitos criminales se suceden a menudo, como una consecuencia social de un estado de abandono por parte de las instituciones, una ausencia del Estado y de estructuras de garantía y derechos en los barrios”.

“Recientemente has entrevistado a una joven mujer en Borgo Vecchio, donde están tratando de reivindicar los derechos sociales y la creación de espacios en el interior de Borgo Vecchio; espacios para la formación y la cultura, espacios para los niños y niñas, pero como me estabas diciendo antes, esta es una realidad que se repite en varios barrios de Palermo; entonces quería comenzar desde esto, porque hay una cosa que me ha golpeado, de una chica que tú has entrevistado que ha dicho: 'No se puede hablar de cuestiones como el abandono escolar, la violencia de género, la criminalidad, el tráfico, el analfabetismo, el trabajo negro si no se dan los instrumentos a las personas, si no se interviene con la garantía de los derechos, como tener un lugar sano destinado al aprendizaje, donde la gente pueda encontrarse y hablar, donde se puedan desarrollar las ideas y curar las heridas sociales'”.

Marta Capaccioni, así dio el puntapié inicial para el debate (ver notas aparte) con palabras que son tomografía computada de una realidad social, estremecedora, y que nos comprende absolutamente, sin exclusiones.

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*Foto de portada: Pietro Brigante / Our Voice