La aversión hacia aquellos magistrados que no han hecho más que buscar la verdad sobre la muerte de los jueces Giovanni Falcone, Paolo Borsellino, Francesca Morvillo y los agentes de sus custodias, concentrándose en particular en la búsqueda de los autores intelectuales externos de las masacres, realmente parece para no tener fin.
Lo más escandaloso es que esa aversión no proviene sólo de los habituales periodistas a sueldo, de los panfletos del poder y afines, sino también de ciertos familiares de víctimas de la mafia.
Como lo había hecho durante su propia arenga defensiva en el juicio por el desvío de las investigaciones de la masacre de vía D'Amelio, fue el abogado de los hijos de Borsellino, Fabio Trizzino, yerno del juez asesinado el 19 de julio de 1992, quien mostró su encono.
Lo hizo con motivo de un seminario organizado por Dems, el Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad de Palermo dirigido por Costantino Visconti, titulado "El daño existencial de la masacre: los 57 días de la familia Borsellino".
Quien relata el evento es Il Sole 24 Ore.
Obviamente no se dijo ni una palabra sobre la decisión de la jueza de instrucción de Caltanissetta Graziella Luparello, acerca de no cerrar la investigación sobre los autores intelectuales externos de la masacre de vía D'Amelio. Ese documento reprocha el trabajo realizado en los últimos años por la fiscalía de Caltanissetta, en cuanto las mismas "no pueden considerarse completas" ya que "no parecen haber explorado y profundizado los temas investigativos de particular interés, algunos de los cuales ya fueron conocidos en el momento de la formulación de la solicitud de archivo, habiendo ocurrido otros que se convirtieron en 'hechos notorios'".
Pero el abogado Trizzino prefirió hablar de los elementos resurgidos sobre la masacre de Capaci que el programa Report sacó a la luz, y sobre la posible presencia, en el lugar de la masacre, del extremista de derecha Stefano Delle Chiaie.
Una reconstrucción que, según Trizzino, serviría para distraer la atención de la verdad y desviar las investigaciones.
Pero el tema no es como otro, más evidente, que se puso en acción con las declaraciones del ex colaborador de justicia Maurizio Avola. Esta es una historia un poco más compleja y para demostrarlo está la "magra" figura de la Fiscalía de Caltanissetta y su negación de un comunicado de prensa que acompañaba los allanamientos realizados contra el periodista Paolo Mondani y la redacción de Report (primero ordenados y luego revocados).
Hablando de vía D'Amelio, el abogado de la familia Borsellino, para resaltar las causas por las que el juez fue asesinado, insistió en la pista habitual de la mafia-appalti (la relación entre la mafia y las contrataciones públicas): "Pocas semanas antes de su muerte, mi suegro se reunió con el magistrado Felice Lima, quien le había tomado declaración al arrepentido Lipera, que había denunciado que alguien había pasado los expedientes de la investigación a la mafia". Y luego volvió a hablar de la confidencia que Borsellino les hizo a dos magistrados en relación a "que lo había traicionado un amigo y que, refiriéndose al ambiente de la fiscalía, en Palermo no se puede confiar en nadie". Luego insistió: "Es al fiscal Giammanco al que tenemos que investigar y no a Delle Chiaie. Siempre se dan vueltas para no mirar en esa maldita fiscalía. Se habla de responsabilidades institucionales, pero ¿por qué habrían de ser otros los responsables y no los magistrados? ¿Quiénes fueron los magistrados involucrados en el desvío de las investigaciones de vía D'Amelio?".
"En estos 30 años me he hecho una idea -dijo Trizzino- y empiezo a dudar de todo lo que nos han dicho que sucedió. Los responsables dieron pasto a la opinión pública para encubrir a alguien. Riina no es el único responsable y hay otros elementos que han contribuido. ¿Por qué sigue habiendo todo este desinterés por el desvío de vía D'Amelio y se prefiere hablar de otra cosa?".
Leyendo el artículo de Il Sole 24 Ore queda claro que el abogado de los hijos de Borsellino acusó al exfiscal general de Palermo, Roberto Scarpinato, autor junto con Antonio Ingroia de la investigación sobre sistemas criminales que sigue la pista del neofascismo y la masonería en las masacres del '92, pero también a los magistrados Guido Lo Forte y Giuseppe Pignatone, usando palabras envenenadas: "Al final, quien hizo las investigaciones sobre la mafia y las licitaciones fue sancionado, quien encubrió todo fue recompensado". Palabras serias, sobre todo si no se tiene en cuenta que la historia de la mafia-appalti es todo menos simple y lineal y en el curso de su historia ha visto el desarrollo de hechos procesales contradictorios.
Sobre estas declaraciones le pedimos una reflexión a Salvatore Borsellino, quien dijo "desvincularse de la manera más absoluta de las afirmaciones sobre Scarpinato. Estas son palabras del abogado Trizzino y en todo caso de los hijos de Borsellino, a los que representa. Ciertamente no son mías". Una postura clara y contundente, similar a la que tuvo en el pasado para defender al fiscal Nino Di Matteo.
Volviendo a la mafia-appalti, el propio Scarpinato, que en ese momento actuaba en ese expediente, al declarar en el juicio sobre el desvío de las investigaciones de la masacre de vía D'Amelio, explicó los motivos por los que se llegó al archivo, considerando que la investigación luego fue reabierta.
Cuando hablamos de maffia-appalti como posible explicación de la aceleración de la matanza de vía D'Amelio, hay elementos documentales que no se pueden obviar y que nos alejan de esta hipótesis: la existencia de una doble prueba informativa.
Para reconstruir los pasos, puede ser útil retomar el informe elaborado por el entonces Fiscal de Palermo, Gian Carlo Caselli, de fecha 5 de junio de 1998, con un título bastante explícito: "Informe sobre las investigaciones a la mafia-appalti en los años 1989 y siguientes". Una relación en la que aparecen varias anomalías.
La primera: hay una primera versión del informe del ROS (Reagrupamiento Operativo Especial), presentada el 20 de febrero de 1991, sin el nombre de políticos como Calogero Mannino y otros. Giovanni Falcone lo recibe ese día, pero físicamente no puede ocuparse de él porque ya había sido designado como director de Asuntos Penales del Ministerio y por lo tanto se lo entrega al Fiscal Pietro Giammanco para su reasignación. El 25 de junio de ese mismo año, el Ministerio Público de Palermo, con base en la informativa y posteriores averiguaciones, solicitó la detención de siete de los sujetos denunciados en el informe: Siino, Li Pera, Farinella, Falletta, Morici, Cascio y Buscemi. Para los demás sospechosos, el 13 de julio de 1992, se solicitó el archivo.
Lo que se desprende del archivo, sin embargo, es que no había nombres de políticos, ni entre las solicitudes de medidas cautelares, ni mucho menos entre las solicitudes de archivo. Inmediatamente después del pedido de archivo, estalla una violenta polémica mediática contra la fiscalía de Palermo, "culpable" de haber hecho desaparecer los cargos de Mannino y otros importantes políticos. De hecho, se publican extractos de escuchas telefónicas en los periódicos, algunos también relacionados con Mannino. Una verdadera filtración de noticias que enciende enormes polémicas en torno a actos de investigación que en ese momento la fiscalía de Palermo no tenía.
Sucedió entonces que el 5 de septiembre de 1992, un año y medio después de la presentación de la primera denuncia, el ROS de Subranni decidió presentar un segundo informe mafia-appalti que contenía, a diferencia del primero, referencias explícitas a Calogero Mannino, Salvo Lima y Rosario Nicolosi.
En el documento había pruebas incluso de un año anterior a la fecha de febrero del '91, pero que inexplicablemente habían sido "excluidas, sustraídas, ocultadas" de la relación mafia-appalti.
Cuando Trizzino habla frente a los estudiantes de las brillantes carreras de los magistrados, siempre comete el error de no hacer las debidas distinciones.
Porque con respecto a Scarpinato, dando a entender que tiene alguna responsabilidad en la falta de verdad de la masacre de vía D'Amelio, se omite decir que el mismo Scarpinato, como fiscal general de Caltanissetta, se había ocupado de la revisión del juicio de los injustamente condenados por la matanza de vía D'Amelio.
Y siempre en referencia a las investigaciones sobre las masacres, fue él quien continuó las investigaciones sobre el complejo proyecto de desestabilización política que subyace en las masacres de los años 1992/1993 y sobre los autores intelectuales ocultos, que la Fiscalía de Palermo abrió en 1996 con la investigación "Sistemas Criminales".
Una investigación que con el tiempo se fusionó con juicios importantes como el de Calabria sobre la 'Ndrangheta Stragista, en Palermo sobre el proceso de la Tratativa Estado-mafia, y que hoy es retomada nuevamente por las indicaciones de la jueza de instrucción Luparello a la Fiscalía de Caltanissetta.
Y no solo eso.
En el 2012, Scarpinato, con motivo de las conmemoraciones, le escribió una carta a Paolo Borsellino en la que decía: "Querido Paolo, se me encoge el corazón al ver a veces en las primeras filas, en los lugares reservados a las autoridades, a personajes cuya conducta de vida parece ser la negación misma de aquellos valores de justicia y legalidad por los que te dejaste matar; personajes confusos del pasado y del presente, cuyas vidas -para usar tus palabras- emanan ese hedor de compromiso moral que tanto aborrecías y que contrasta con el fresco aroma de la libertad".
Palabras impecables, desprovistas de cualquier atisbo ofensivo o difamatorio, en plena libertad de expresión que es parte de una democracia correcta, que le costó la apertura de un procedimiento disciplinario por parte del Consejo Superior de la Magistratura (CSM) que estuvo pendiente por largo tiempo.
En ese momento manifestó su intención de postularse para el cargo de fiscal nacional Antimafia y alguien dijo que no tenía esperanzas por ser un magistrado "demasiado caracterizado". Además, un miembro del CSM le había dicho textualmente que no era posible nombrar a "una especie de Che Guevara en un lugar así".
Al final el CSM eligió a Federico Cafiero de Raho y Scarpinato retiró su candidatura después de que la Comisión ya había dejado claro que prefería al entonces fiscal de Reggio Calabria.
Trizzino luego volvió a hablar del magistrado Nino Di Matteo, omitiendo, como lo hizo durante su discurso, ciertos detalles claves sobre la cuestión del colaborador de justicia Gaspare Spatuzza.
"Es necesario el desinterés de quienes buscan esta verdad -dijo el abogado- la persistencia de los conflictos de interés tiene una función manipuladora en la reconstrucción de los hechos. Cuando leí que Nino Di Matteo no quería otorgar el programa de protección a Gaspare Spatuzza (el arrepentido que reveló la verdad sobre el falso colaborador de Scarantino y, por lo tanto, el desvío de las investigaciones, ndr) ¿puedo suponer que Di Matteo, al haber vinculado su imagen profesional a Scarantino, temía efectos negativos? ¿Puedo tener esta duda o no? Quiero decir que la verdad colectiva la buscan aquellos que, modestamente, no tienen intereses contrapuestos".
No se ha mencionado que en el 2010 el propio Di Matteo expuso en varias sedes para defender y promover el programa de protección y la confiabilidad de Spatuzza, cuando la Comisión Central del Ministerio del Interior para la definición y aplicación de medidas especiales de protección, entonces presidida por Alfredo Mantovano, no admitía a Spatuzza en el programa de protección definitiva.
En los últimos años se ha hecho cada vez más evidente el desencadenamiento de una guerra clandestina y sibilina. Es lamentable ver que entre los que participan en este goteo permanente también hay familiares del juez, como Fiammetta Borsellino, y su representante legal, su cuñado Fabio Trizzino, que se prestan a este juego de destrucción, atacando incluso con problemas personales y familiares.
Nos referimos a las consideraciones contenidas en las declaraciones rendidas por la señora Fiammetta Borsellino ante el Ministerio Público de Messina, en el marco de las investigaciones contra los magistrados Anna Maria Palma y Carmelo Petralia (ambos sobreseídos por el juez de instrucción de la acusación de calumnia agravada por haber favorecido a Cosa Nostra).
Un informe en el que se señala con el dedo, con suposiciones e ilaciones, al magistrado Nino Di Matteo, que no fue objeto de esa investigación y que nunca ha sido investigado por el desvío.
En ese documento, del que han informado algunos diarios en el pasado, se habla de las relaciones personales y de amistad fraternal entre el propio Di Matteo y la familia Borsellino, así como los motivos por los que se habría llegado después a la ruptura.
Como ya hemos dicho en otra ocasión, se trata de una versión unidireccional que fue dada al público sin generosidad y sin posibilidad de réplica, sobre este punto, por parte del propio Di Matteo.
Y estamos muy perplejos por la elección del fiscal jefe, Maurizio De Lucia, al permitir tanto espacio para acusaciones que no conciernen a los sospechosos.
Volviendo a la guerra soterrada que está en marcha, treinta años después de las masacres del Estado-mafia, podemos ver las habituales "mentes refinadísimas" que deliberadamente no quieren saber la verdad sobre los instigadores externos de las masacres.
Entre los directores de esta metodología de goteo continuo se alternan políticos, periodistas, abogados defensores de jefes sanguinarios y abogados defensores de hombres oscuros, pertenecientes a aparatos desviados del Estado (fuerzas policiales, servicios secretos, Gladio) que tienen como objetivo fijo alejar de la verdad a la opinión pública cansada de misterios y secretos.
Una opinión pública que, lo sabemos, cree y estima el buen nombre de los Borsellino, pero que ingenuamente no se da cuenta del ardid generado para distraerlos utilizando al Trizzino de turno.
La verdad sobre las masacres de Estado de principios de los años noventa son como los cables de alta tensión y los clientes de ciertos abogados (los asesinos y los aparatos), no quieren esclarecer los misterios. No quieren porque de lo contrario se verían acorralados frente a esta elección: colaborar con la justicia o ser asesinados en prisión para evitar cualquier difusión del tema.
La historia nos enseña y sobre este punto basta observar los casos de las muertes de Nino Gioè (que murió en prisión) y Luigi Ilardo (asesinado antes de convertirse en colaborador de justicia). Como dijo Scarpinato en la conferencia de julio del año pasado "fue un acto de intimidación, una lectio magistralis para coserle la boca" a quienes pensaran hablar de ciertos temas sensibles a los investigadores. Personajes como "Biondino, Bagarella, Graviano y Madonia, que están en prisión, saben que existe un poder capaz de entrar en las cárceles y matarlos. Saben que, si tienen hijos, alguien podría atropellarlos".
Esto es lo que se esconde detrás del "desvío investigativo más grave de la historia de Italia", como denominaron los jueces del Borsellino quater al desvío de la masacre de vía D'Amelio.
Un desvío en el que participaron aparatos desviados, policías, servicios secretos, y desde luego no ciertos magistrados como Roberto Scarpinato y Nino Di Matteo que con sus investigaciones siempre han tratado de revelar el rostro tapado de los protagonistas de aquella temporada de crímenes y terror.
Treinta años después de las masacres, las pruebas sobre los protagonistas y participantes externos de las masacres han emergido cada vez con más fuerza y descalificar a magistrados como Di Matteo y Scarpinato (que junto a algunos otros fiscales "obstinados" como Giuseppe Lombardo, Nicola Gratteri, Luca Tescaroli, etc., creen que todavía es posible romper este velo de Maya) se vuelve el objetivo principal para evitar que ciertas verdades ocultas salgan a la luz.
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*Foto de portada: antimafiaduemila.com
*Foto 2: Il legale dei figli di Paolo Borsellino, Fabio Trizzino
*Foto 3: L'exprocuratore generale di Palermo, Roberto Scarpinato © Deb Photo
*Foto 4: Il fratello di Paolo Borsellino e fondatore delle Agende Rosse, Salvatore Borsellino © Paolo Bassani
*Foto 5: Il consigliere togato del Csm, Nino Di Matteo © Imagoeconomica
*Foto 6: Il presidente del Tribunale di Palermo, Antonio Balsamo © Deb Photo
*Foto 7: Strage di vía D'Amelio © Shobha