Después de 30 años del funeral de Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, más de 6.000 jóvenes, de diferentes culturas, orígenes y edades han vuelto a manifestarse en las plazas de Palermo. Una procesión que llenó las calles de la ciudad de pancartas, carteles, música y coros: lejos de falsas e hipócritas conmemoraciones, incluyente y popular, para dar voz a cada realidad y cada barrio oprimido y abandonado por las instituciones. Manifestarse contra la corrupción política e institucional, el silencio, los pactos, las tratativas, los fugitivos protegidos, los secretos de Estado, la falta de verdad, las reformas criminales, los compromisos, la renuncia de quienes creen que ya no se pueden cambiar las cosas.

Fue una sola y compacta voz que gritó "Fuera la mafia del Estado" y "Fuera el Estado de la mafia". "Porque es vergonzoso que el 23 de mayo representantes políticos e institucionales, como la ministra de Justicia, Marta Cartabia, y la ministra del Interior, Luciana Lamorgese, vengan a Sicilia para conmemorar a Falcone y Borsellino, mientras destruyen la justicia italiana y toda la legislación para combatir a la mafia, inspirada en los dos jueces, cumpliendo de tal forma con las solicitudes que Cosa Nostra les hizo a partes desviadas de nuestro Estado en 1992".

Hubo jóvenes palermitanos que denunciaron la pobreza, la penuria social y el abandono de los barrios donde prolifera el hampa. Estuvieron los nietos de las familias de las víctimas de la mafia que están tomando la batuta pidiendo justicia para sus abuelos. Hubo jóvenes de Argentina, Uruguay y Bolivia que recordaron cómo en este momento en los países sudamericanos hay cada vez más activistas, sobre todo jóvenes, que son encarcelados y asesinados por gobiernos en connivencia con la mafia y con el narcotráfico. Y también hubo jóvenes de Milán, Calabria, Emilia, Turín, Roma que se unieron para denunciar un sistema criminal que ahora afecta a todo el territorio nacional, europeo e internacional.

"Hoy los magistrados que luchan en primera línea contra la mafia y, la corrupción y que buscan la verdad sobre las masacres vuelven a estar aislados, deslegitimados y amenazados de muerte. No permitiremos que la historia se repita. Y es un escándalo que en este momento en Palermo haya un candidato a alcalde, Roberto Lagalla, apoyado por mafiosos: Totò Cuffaro, condenado por complicidad con Cosa Nostra y Marcello Dell'Utri, condenado por concurso externo en asociación mafiosa, por haber sido intermediario de un pacto entre la organización mafiosa y el entonces empresario Silvio Berlusconi hasta 1992".

El pasado 23 de mayo fue solo el comienzo de una "revolución cultural", como decía Paolo Borsellino, y de una militancia antimafia no institucional, que hacía tiempo que no se veía y que vuelve a empezar desde abajo uniendo a todas las luchas sociales (antifascista, ecologista, antirracista y transfeminista).

"Estamos cansados de una memoria hipócrita. No podemos acostumbrarnos a sus caras, a normalizar el silencio y a dejar a Sicilia en manos de cuervos y traidores. Recuperaremos nuestros territorios. Creemos en ella, como lo hicieron Paolo Borsellino, Giovanni Falcone, Francesca Morvillo y tantos otros que no huyeron y lucharon por esta región. Tenemos esperanza y tendremos la fuerza y el coraje para resistir y para seguir luchando para traer de vuelta un poco de ese fresco aroma de libertad a esta hermosa y desdichada tierra de la que estamos enamorados".

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*Foto de portada y restantes: Jacopo Bonfili