Domingo 15 Junio 2025
Por Saverio Lodato-9 de marzo del 2022

Este Padre Coraje, este hombre debilitado por los años, y que hoy camina penosamente con su bastón y con lágrimas en los ojos, pule con su pañuelo las numerosas tumbas de Palermo.

Lee en voz alta los nombres grabados en lápidas y monumentos funerarios.

Deambula a paso lento entre los caminos de los cementerios, para llevarnos a descubrir los "tesoros escondidos" que aquí reposan: nombres, apellidos, fechas, los miles de mártires que todavía hoy piden justicia, verdad, palabras claras, juicios, sentencias definitivas, en este país nuestro eternamente suspendido para que a los culpables, brutales carniceros y sofisticados hombres del poder, se les dé la posibilidad de seguir viviendo en la belleza, libres en medio de todos, porque entre nosotros así son las cosas, la justicia siempre debe ser controvertida, nunca definitiva, nunca decisiva.

El hombre del que hablamos se llama Vincenzo Agostino y tiene 84 años. Vio como asesinaban a su hijo ante sus ojos, junto a su jovencísima esposa embarazada, casi frente a la puerta de su casa. Fue hace más de 30 años.

Era el 5 de agosto de 1989 cuando Nino Agostino, agente de policía del Estado que prestaba servicio en Palermo, su esposa Ida Castelluccio, de 19 años, embarazada de un mes, fueron asesinados, uno al lado del otro, por un grupo de hombres armados. Y mientras agonizaban se arrastraron de la mano varios metros hacia el portón de la casa. El lugar: la playa de Villagrazia di Carini, a pocos kilómetros de Palermo. Mar claro, día de sol.

Ejecución, según reconstrucción posterior, llevada a cabo con una modalidad feroz, por la absoluta falta de piedad mostrada por los asesinos.

Nino Agostino perseguía y cazaba a los prófugos de la mafia de aquellos años, trabajaba encubierto para los servicios secretos que, sin embargo, tras el doble crimen, nunca tuvieron el coraje de admitir la circunstancia.

Por eso fue asesinado, por su trabajo "secreto".

¿Pero fue asesinado solo por la mafia? ¿Y cómo podría saberse? Si a lo largo de 30 años el caso nunca llegó a juicio. Y solo desde hace un par de años, gracias al impulso que Roberto Scarpinato, exfiscal general de Palermo, les dio a las investigaciones por fin se está celebrando uno.

Sin embargo, la mafia hizo todo sola, se dijo y se repitió hasta la saciedad. Será.

Pero esta fue la versión cómoda y conveniente que nunca compartió Vincenzo Agostino, el padre de Nino. Como tampoco lo hizo su esposa, Augusta Schiera, fallecida hace tres años.

Versión cómoda que ni siquiera comparte Flora Agostino, la hermana de Nino, que hoy toma la palabra en una película dedicada a Nino e Ida.

Hoy, de hecho, en una película documental, titulada "Sé quién eres" -dirigida por Alessandro Colizzi, escrita por Silvia Cossu, coproducción de Massimiliano La Pegna, y distribuida el 21 de marzo en 25 ciudades italianas gracias a MescalitoFilm- se abre un dossier de horrores de Estado en el que la mafia -y ahora todos lo entendieron- no hizo otro papel que el de diligente actor secundario.

Película valiente para los tiempos que corren.

Película anti retórica, porque a partir de una sola historia y un solo nombre logra ampliar el horizonte sobre décadas de sangre en Palermo.

Hoy Vincenzo Agostino se encarga de ir a las escuelas, a reuniones sobre legalidad en cien ciudades italianas bajo las banderas de Libera, a los cien juicios en los que se solicita su testimonio. Desde hace mucho tiempo se convenció de que su hijo fue asesinado por una mezcla mortal de Estado y mafia, muy interesada en mantenerse oculta.

"Sé quién eres" es el título, como decíamos, del documental. Pero es mucho, mucho más. Es casi la voz de la conciencia colectiva de historias – y aquí no estamos hablando de las historias de las películas, sino de las historias reales que inspiran las películas – que fueron escritas por directores del terror que aún se mueven entre nosotros.

Si la RAI hiciere ver a los italianos "Sé quién eres", el servicio público sería maravilloso.

------------------

Foto de portada: Our Voice