Por Giorgio Bongiovanni y Karim El Sadi-17 de febrero de 2022
En el eje Washington-Moscú hay continuos altibajos de tensión y distensión sobre la cuestión ucraniana. Pero hoy parece que son los últimos los que llevan la delantera, a pesar de los diversos vaivenes entre las partes. De hecho, en la mañana de este martes, la agencia Tass informó que Rusia ha ordenado a sus distritos militares del sur y del oeste que retiren las tropas a sus bases tras completar sus ejercicios. La noticia fue recibida con optimismo por los países de la OTAN que inmediatamente la disfrazaron de resultado de sus esfuerzos diplomáticos (y de sus amenazas). El canciller ruso, Sergej Lavrov, por su parte, apagó el entusiasmo y lo redimensionó, señalando que la retirada de las tropas rusas de la frontera ucraniana "no depende de la histeria de Occidente" porque "ya estaba prevista desde hace algún tiempo". En cualquier caso, planificada o no, la retirada le permitió dar un suspiro de alivio a la zona después de los últimos días de altísima tensión. Sin embargo, para los gigantes de las industrias bélicas, cambia muy poco que se vaya a la guerra o no, porque el constante clima de tensión que sigue existiendo entre los dos frentes conduce a un aumento de la demanda de armamentos. Los números muestran un aumento significativo en las ventas de armas desde principios de este año. En Ucrania la guerra psicológica, la carrera por el rearme, es la que llena los bolsillos de las industrias bélicas. El intercambio de amenazas entre Rusia y la OTAN ha llevado a los países del Pacto Atlántico a abastecerse de nuevo armamento y arsenales. Mientras que en la Bolsa las acciones de las empresas que fabrican armas se disparan vertiginosamente.
En la Bolsa de Nueva York, desde principios de este año, según informa Il Fatto Quotidiano, las acciones de los principales fabricantes de armas y los grandes contratistas del Pentágono han subido, mientras que el principal índice bursátil, el S&P 500, ha perdido un 7,9 %. Entre el 3 de enero y el viernes 11 de febrero de este año, las acciones de Lockheed, el grupo de defensa que es líder mundial por volumen de negocios (que tiene en su catálogo de ventas aviones como el cazabombardero F-35, comprado también por Italia, el helicóptero Black Hawk y el avión de transporte militar C-130), aumentaron un 11,8%, pasando de 354,36 a 396,19 dólares. La capitalización bursátil alcanzó los 107.9 mil millones de dólares, equivalentes a 95 mil millones de euros al tipo de cambio actual.
Desde principios del 2022, siempre según Il Fatto Quotidiano, las acciones de Raytheon Technologies, el segundo mayor grupo de defensa estadounidense y mundial que vale más que ENI (Ente Nacional de Hidrocarburos de Italia, ndt) y ENEL (Empresa italiana dedicada a la producción, distribución y venta de energía eléctrica y gas, que opera en más de 30 países, ndt) juntas, ganaron un 9,5% y la capitalización alcanzó los 142.6 mil millones de dólares, aproximadamente 125 mil millones de euros. La empresa número tres de los Estados Unidos, Boeing, vuela en el sector militar. Las acciones de Boeing del 3 de enero al 11 de febrero ganaron un 2,14 %. La capitalización de mercado es de 123,8 mil millones de dólares. En el ranking por dimensiones, hay otras dos empresas estadounidenses, Northrop Grumman, fabricante de los grandes drones Global Hawk, cuyas acciones subieron un 3,58% y General Dynamics que ganó un 3%. Según informa SIPRI, estos son los cinco principales productores mundiales de armas, todas MADE in USA. Pero Europa no se queda atrás. Incluso los gigantes europeos de la defensa han subido en la bolsa. Desde principios de año hasta el 11 de febrero, las acciones de la británica Bae Systems ganaron un 8,4%, Airbus, que fabrica principalmente aviones civiles, ganó un 2%, la alemana Rheinmetall (la misma que opera con el grupo RWM en Cerdeña) que produce cañones y tanques (los mismos que se usaron para arrasar Yemen) subieron un 14%, la empresa francesa Thales que opera en electrónica, satélites y misiles un 11%, la italiana Leonardo ganó 2,2 %. Justo ayer se registró un alza en las acciones de Fincantieri del 2,9% y del 4,9% para Leonardo.
Armamento estadounidense suministrado a los ucranianos
Mientras se pactan las compraventas de armas, suben las acciones en la Bolsa, y desde hace semanas llegan a Kiev los nuevos suministros para un posible conflicto. De hecho, parece que el 21 de enero llegó a la capital ucraniana un cargamento de armas y municiones estadounidenses a bordo de un Boeing 747 de la Fuerza Aérea norteamericana. Sería el primero de 17 vuelos en llegar a la ciudad y se esperan otros 28 para reforzar los arsenales. Los diversos aliados ya han enviado dos mil toneladas de armas y equipos. El ejército ucraniano está provisto de lanzagranadas, armas para contrarrestar el ataque de los tanques, lanzamisiles portátiles tierra-aire de última generación para disparar desde el hombro contra helicópteros y aviones que vuelan a baja altura, como el Stinger. O los misiles antitanques Javelin, los misiles de hombro guiados por infrarrojos, producidos por una empresa conjunta entre los dos gigantes estadounidenses Raytheon y Lockheed Martin, capaces de centrar el objetivo a tres kilómetros de distancia. También desde ultramar llega el lanzagranadas antitanque Smaw D (M141) capaz de derribar un búnker. Las fuerzas ucranianas comenzaron a entrenar con estos dispositivos a fines de enero. Se producen en Estados Unidos, pero tras varios pasos las fábricas acabaron con una empresa noruega, Nammo, que tiene como accionista al Estado noruego y a la empresa de defensa finlandesa Patria. Quizás sea porque el actual número uno de la OTAN, el secretario Jens Stoltenberg, que acaba de ser nombrado nuevo presidente del Banco Central de Oslo, es noruego. El mercado de armas es un mercado que no tiene crisis y que nunca ha tenido ninguna. Ni siquiera las sanitarias como la provocada por el Covid-19, que arrasó con sectores enteros, amenazan a estas multinacionales fabricantes de muerte.
Por otro lado, como le dijo el Papa Francisco a Fabio Fazio hace apenas unos días, la guerra es la prioridad en el mundo. "La primera categoría es la guerra, las demás en segundo lugar. Guerra ideológica, comercial o de poder para salir adelante. Y muchas fábricas de armas". Sin embargo, si dejáramos de hacer la guerra, y por lo tanto de producir y vender armas, aunque sea por un año, como reflexionó el Pontífice, "podríamos darle comida y educación a todo el mundo de forma gratuita". Si esto no sucede, probablemente sea porque lo que "prevalece" es una "cultura y una psicología de la indiferencia", dijo el Papa Bergoglio.
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*Foto de portada: Elaboración gráfica de Paolo Bassani