Habla de antimafia, no lo menciona, pero en la mira está siempre Di Matteo
 
Por Giorgio Bongiovanni-23 de diciembre de 2021

"La antimafia no debe ser el trampolín para carreras fáciles". Son palabras de Fiammetta Borsellino, hija del juez bárbaramente asesinado en vía D'Amelio hace casi treinta años, que habló en los últimos días en la conferencia "Repensar la mafia, reconstruir la antimafia", organizada por la Comisión Antimafia de Ars allo Steri de Palermo. Palabras insertadas en el contexto de un discurso en el que se hace referencia a casos concretos, como el caso Saguto o Montante, pero que a su vez también se refieren a los magistrados, en forma genérica. Pero incluso lo no dicho habla. Y ante declaraciones más o menos recientes, retransmitidas en las revistas habituales, se vuelve a poner en la picota al consejero togado del Consejo Superior de la Magistratura (CSM), Nino Di Matteo.

Ocurrió en las columnas del diario Libero, dirigido por Alessandro Sallusti, en un artículo firmado por Filippo Facci. Son algunos de los panfletistas mercenarios al servicio del poder que continuamente hacen todo lo posible por insultar y difamar a aquellos magistrados que tuvieron la osadía de acusar a sus amos (como Silvio Berlusconi, condenado, que quiere ir al Quirinal).

Fiametta Borsellino 4

Facci reconoce que Borsellino no nombra a Di Matteo, pero luego escribe: "El lunes por la noche todo el mundo sabía que Borsellino tenía algo más en mente, su legítimo pensamiento fijo: es decir, la pseudo justicia que un nutrido grupo de magistrados, durante décadas, ha vendido como verdad, en primer lugar, el arribista antimafia por excelencia, Antonino Di Matteo, que pasó por el delirante y fallido proceso de la 'Tratativa', luego llegó a la Dirección Nacional Antimafia no está claro en base a qué méritos, teórico ministro del Interior según los deseos del Movimiento 5 Estrellas, ciudadano de honor de la ciudad de Roma gobernada por Virginia Raggi. Un hombre premiado por sus fracasos, en la mejor tradición del poder judicial italiano, 'antimafia' o lo que sea".

Dado que no se han hecho desmentidas de mérito, y teniendo en cuenta las continuas intervenciones de ciertos periódicos serviles, como Libero, Il Giornale o Il Riformista, es lícito pensar que eso era precisamente lo que Fiammetta Borsellino, con su silencio, quería decir.

Al panfletista Facci, cuyas palabras no nos sorprenden teniendo en cuenta que durante años ha hecho todo lo posible por arrojar barro e insultos aun cuando sobre el magistrado Nino Di Matteo pende una sentencia de muerte del jefe de jefes, Totò Riina, le recordamos que el proceso de la Tratativa aún no ha concluido. Todavía no se conocen los motivos de la sentencia y el juicio es de todo menos delirante teniendo en cuenta que, ni siquiera los jueces de apelación que absolvieron a Dell'Utri, Mori, De Donno y Subranni con distintas fórmulas, dijeron que "el hecho no existió".

Y será interesante entender cómo es posible condenar a los mafiosos de siempre y no a los funcionarios de las instituciones que pactaron con ellos.

Facci lleva a cabo la tarea del mercenario al servicio del poder de manera precisa y oportuna, con argumentos falsos que dan a entender que Di Matteo pudo haber tenido parte en el desvío de las investigaciones de la masacre de vía D'Amelio.

Pero lo que es desconcertante es el rencor con el que Fiammetta Borsellino se ensaña con aquellos magistrados que no han hecho más que buscar la verdad sobre la muerte de su padre, concentrándose en particular en la búsqueda de autores intelectuales externos de las masacres. Algo que nada tiene nada que ver con la teoría de los "contratos mafiosos", promovida por los oficiales de ROS (Grupo de Operaciones Especiales) y también por la propia señora Borsellino.

Fiametta Borsellino 3

En repetidas ocasiones hemos escrito y reconocido que, con solo una verdad parcial sobre los hechos relacionados al ataque del 19 de julio de 1992, es legítimo sentir ira y sed de justicia.

Pero el mismo enojo se genera al ver la perpetración de declaraciones erróneas en cuanto al fondo de los hechos que mistifican la realidad. Y al mismo tiempo no hay una justificación natural para tener, en la búsqueda de la verdad, como amigos o "asesores" judiciales a los mismos abogados que defendieron a los sujetos que fueron autores de las matanzas de Capaci y de vía D'Amelio. Es decir, en pocas palabras, es "contra natura" sostener las mismas teorías de los que defienden a los asesinos de su padre.

El desvío de las investigaciones de la masacre existió. Nadie lo duda. Pero está ampliamente demostrado que Nino Di Matteo no tiene nada que ver con el desvío de la investigación de vía D'Amelio.

Sin embargo, aunque nunca fue inscripto en el registro de sospechosos, continuamente se lo menciona de forma distorsionada y engañosa.

Y la decisión del juez de Messina nunca se tiene en cuenta. El juez que archivó la investigación contra los otros magistrados, Anna Maria Palma y Carmelo Petralia, acusados ​​de calumnia agravada, dijo que "no se identificó ninguna conducta, ni por parte de los magistrados investigados, ni por otras figuras del Poder Judicial, que hayan puesto en marcha conductas reales y conscientes dirigidas a contaminar las declaraciones, ciertamente falsas, de Vincenzo Scarantino".

Di Matteo, lo recordamos por enésima vez a quienes nos leen, es uno de los pocos magistrados que, como Tescaroli, Ingroia, Scarpinato y otros, buscaron la verdad sobre los autores intelectuales externos de la masacre de vía D'Amelio, sin hacerles descuentos a las instituciones.

Di Matteo, hoy consejero togado del CSM, se ocupó del "Borsellino ter", un proceso que no solo desembocó en la condena de todos los jefes de la Comisión Provincial y Regional, sino que allanó el camino para la búsqueda de autores externos de las masacres que se tradujo, en los años siguientes, junto con su colega Luca Tescaroli, en la investigación de la presencia de Bruno Contrada en Via D'Amelio, investigado por complicidad en la masacre, y en la investigación de "Alfa y Beta" (o Silvio Berlusconi y Marcello Dell'Utri).

Y en esas actividades fueron, de alguna manera, obstaculizados y detenidos. Las investigaciones y los documentos del juicio hablan por sí mismos.

Fiametta Borsellino 2

Por tanto, queda clara la diferencia entre quienes intentaron reconstruir la verdad sobre esos años y quienes, por el contrario, y fingiendo no ver, se han adaptado al silencio del Estado.

Hoy la búsqueda de la verdad no se ha detenido. En Florencia, el fiscal sigue investigando al exprimer ministro y al exsenador como autores intelectuales de las masacres de 1993.

Y después de haber leído en los periódicos las absurdas defensas de la señora Fiammetta Borsellino al general Mori de turno, tras la sentencia de la Tratativa, solo falta que ahora defienda a los dos cofundadores de Forza Italia o que promueva la carrera al Quirinal del ex Cavaliere.

Quizás siempre con el objetivo de golpear a Nino Di Matteo y a sus investigaciones.

No conocemos los motivos de esta persistencia. Solo quien los vive, o el Padre Eterno, puede conocerlos plenamente. Más allá de esto, sin embargo, podemos afirmar que ciertas cosas "contra la lógica" y "contra la naturaleza", como el odio y la ira expresadas hacia el magistrado de Palermo, no sólo son incomprensibles. Son inaceptables.

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*Foto de portada: antimafiaduemila.com

*Foto 2: El periodista Filippo Facci / Imagoeconomica

*Foto 3: El expresidente del Consejo de Ministros, Silvio Berlusconi / Imagoeconomica

*Foto 4: El exsenador Marcello Dell'Utri / Imagoeconomica