Por Saverio Lodato-29 de abril de 2021

Han pasado más o menos cuarenta años desde los innumerables hechos de sangre con los que se mancharon los terroristas de las Brigadas Rojas. Y han pasado al menos ciento cincuenta desde que existe la mafia.

Hoy los terroristas volverán a las cárceles patrias. Los mafiosos se preparan para salir de las cárceles patrias.

Volverán a las cárceles de Italia, levantados en Francia como paquetes abandonados en el cinturón de equipaje de un aeropuerto, casi una decena de brigadistas que se beneficiaron de la llamada "doctrina Mitterrand".

Italia los quería y Francia se los dio.

Son sentencias que se han convertido en cosa juzgada, delitos aclarados, epílogo de los años de plomo (aunque algún terrorista negro, igualmente condenado, permanezca en el extranjero, del que Italia, mucho más indiferente, siempre se ha olvidado de pedir la restitución).

Han pasado treinta años, o incluso cuarenta, desde las masacres de la mafia que ensangrentaron Palermo, Sicilia y toda Italia. Y -como decíamos al principio- más de siglo y medio de su nacimiento.

Hace unos días, la Corte Constitucional, haciendo suyas las incertidumbres de la nueva ministra de Justicia, Marta Cartabia, expresó su oposición a la cadena perpetua dura para los mafiosos autores de masacres y graves delitos de sangre; en su tiempo defendida por Giovanni Falcone.

Y le dio al Parlamento un año para elaborar una nueva ley que regule la materia.

Al dar la noticia, muchos noticieros de televisión y periódicos explicaron que el régimen de la cárcel dura (cadena perpetua sin beneficios) estaba bien cuando la mafia representaba una emergencia nacional. Pero como ya no es así (?), el Estado debe ahora demostrar su fuerza, no como en el pasado, con dureza coercitiva, sino con la demostración de voluntad de recuperar a los mafiosos que cometieron esos crímenes. Y esto independientemente de su posible arrepentimiento o disociación de Cosa Nostra.

Por el contrario, con respecto a la devolución de los "paquetes olvidados" en Francia a Italia, los mismos opinadores han vuelto a recordar el inmenso dolor que esos terroristas causaron a los familiares de las víctimas. Familiares que aún hoy no olvidan.

Quizás también sería bueno recordar que, así como no olvidan los familiares de las víctimas del terrorismo, tampoco olvidan los de las de las víctimas de la mafia.

Pero se diría que una cosa fue el terrorismo y otra la historia de Cosa Nostra y todo lo que la rodea.

Nos explicaremos mejor.

Con el terrorismo, Italia, en ese momento, quería cerrar el juego.

El terrorismo fue utilizado por el sistema mientras fue útil, con la aberrante estrategia de "extremismos opuestos" (rojos y negros) que practicó gran parte del mundo político de la época, de manera casi burda. Fueron los años de la "centralidad democristiana".

Con la mafia, sin embargo, la música es diferente. Italia, ni siquiera después de casi dos siglos, quiere terminar la partida.

Y el llamado Pacto Sucio, que se materializó en la Tratativa Estado-Mafia, sirve de lección.

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*Foto de portada: reelaboración gráfica de Paolo Bassani