Por Pino Cabras (*)-10 de febrero de 2021

¿Cuántos son los Draghi? 

¿El que llega es quizás el sacerdote de las privatizaciones y el rigor financiero que nos ha regalado treinta años de decadencia entre la austeridad y los rescates bancarios?

¿O llega aquel que, por el contrario, en el 2020 esperaba niveles mucho más altos de deuda pública y estaba en contra de la austeridad? ¿O el del reciente G30 que habla de default selectivo?

Sabemos cuáles son los Draghi que ya han sido, pero necesitamos saber qué Mario Draghi será el próximo. Si la mayoría se forma según el antiguo programa europeísta (como el que el M5S adoptó hace algún tiempo revirtiendo su propia historia), la tarea de Draghi será el "predefault selectivo de Italia". Es decir, después de una caída del 9 por ciento en el PIB, habrá que elegir quién debe sobrevivir y a quién sacrificar. No hay montañas de miles de millones a la vista con el llamado Fondo de Recuperación. Ni siquiera es un Plan Marshall. Es una asombrosa propaganda con la cual la política italiana se autointoxica. Será una contribución mucho más modesta. Tendremos un saldo real de algunas decenas de miles de millones repartidos en cinco años, muy por detrás de la crisis ya desencadenada. ¿Qué hará Draghi?

Tomará decisiones políticas. Por ejemplo, salvaguardar algunos activos estratégicos de nuestra alta burguesía nacional, reforzar algunos principios en manos de entidades extranjeras, salvar la estructura industrial del norte integrada en la cadena de valor alemana (he aquí que la Liga entra por ésta y no por otras razones). ¿Quién defenderá al sur y a las islas?

A Draghi se le permitirá temporalmente tener déficit. A cambio, debe garantizar que las clases medias y bajas se deslicen hacia una mayor "proletarización". Amplios sectores económicos y empresarios, pequeños y micro, serán abandonados a su suerte. La economía de proximidad será sacrificable. Aquellos que no puedan mantener el paso, serán sacrificados y absorbidos, quizás por los grandes gigantes de la red. A cambio, algunas subvenciones. Por eso Draghi quiere aumentar los ingresos de los ciudadanos.

Un lindo reinicio para preservar los procesos de innovación de la intromisión de los "Estados" para dejarlos en manos de las élites técnicas, económicas y financieras.

Recientemente Draghi predijo la necesidad de una destrucción selectiva del mercado de "empresas zombis". Como presidente del "Grupo de los 30" (una organización de financieros y académicos con sede en Washington creada por la Fundación Rockefeller), Draghi redactó un informe lleno de recetas para el mundo post-Covid. La idea: no hay dinero para mantener a las empresas prácticamente al borde de la quiebra, las "empresas zombies". Todo muy racional, todo dispuesto para sacrificar a cientos de miles de pequeñas empresas que ya están de rodillas y que sufrirán una "destrucción creativa".

Lástima que –cuando dirigió al BCE (Banco Central Europeo)- a Draghi le gustaran las empresas zombies, siempre que fueran grandes. Durante años, los contratos de canje con la Reserva Federal se han estado ejecutando en su mesa con el fin de tener vagones de miles de millones para la empresa zombi más grande de Alemania, el Deutsche Bank, así como para cubrir todos los trucos especulativos terminales de otros bancos superquebrados. Y no sólo eso. Draghi activó en 2016 el programa CSPP, con el que el BCE compra obligaciones privadas tanto en el mercado primario como en el secundario (hasta el momento fueron comprados 250 mil millones). Todos los títulos basura son iguales, pero algunos son más iguales que otros. Para algunos zombies se aplica el rigor, para otros se interpreta.

Es un gattopardismo tecnocrático que también distorsiona a los partidos hasta el punto de convertirlos en madera podrida a la deriva. El Movimiento 5 Estrellas, que en esta legislatura era la fuerza más numerosa, ha renunciado sin embargo a orientar la política económica (desde hace años ya en manos de un gobierno técnico). Allí nunca tocamos la pelota. La tocaremos aún menos en el futuro.

Ilusos, muy ilusos, son aquellos que creen que una vez que se dejen comprometer en el diseño de Draghi lo podrán "controlar" mejor. No soy ingrato con el fundador Beppe Grillo. Pero está irreconocible.

No nacimos para aceptar todo esto, sino para contrarrestarlo y cambiarlo. Creo que tendremos que quedarnos al margen de esta fórmula de gobierno. Todavía necesitamos que haya OPOSICIÓN a este modelo social, propuesto hoy por su sacerdote más experimentado, Mario Draghi.

En este caso, la oposición es el mejor servicio que le podemos hacer a la ciudadanía, recreando una fuerza popular, hoy totalmente ofuscada por una nueva pieza de partidocracia impotente, una oligarquía en nombre de otros. Decir NO es una cuestión de sentido común democrático y significa construir un futuro diferente.

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(*) Extraído de: casadelsole.tv

*Foto de portada: © Imagoeconomica