La multiplicación de los panes, los peces y los títulos derivados

Mario Draghi súbitamente santo

Por Alessandro Di Battista- 09 de febrero de 2021

"Es un gran director", "es un santo", "un apóstol". Estas son las palabras que Fantozzi, Filini y Calboni dirigen al Honorable Cavaliere Conde Diego Catellani, nuevo director de su oficina, cuando abandona el comedor de la empresa, luego de haber invitado a los empleados a asistir a una partida de billar en su lujosa villa con el contador Ugo (referencia a la película Fantozzi, 1975, dirigida por Luciano Salce, ndr).

Sin embargo, son exactamente las mismas palabras que la gran mayoría de los periodistas italianos dirigen al profesor Draghi. El periodismo que hace hagiografías. Además, esta genuflexión mediática ni siquiera es buena para Draghi. Existe el riesgo de que él también se convenza de que tiene propiedades taumatúrgicas o de que es capaz de multiplicar panes y peces.

Y luego es bueno recordar, incluso a riesgo de parecer sacrílego, que, hasta la fecha, lo único que realmente ha multiplicado el profesor Draghi son los títulos derivados italianos. Fue bajo su dirección del Tesoro que se celebraron los contratos de derivados, muchos de los cuales resultaron tóxicos.

De hecho, han enriquecido a los bancos comerciales y empobrecido a las arcas del Estado. Esto es un hecho. ¿Es legítimo recordar o es una blasfemia? El profesor Draghi, al 99%, será presidente del Consejo esta semana. ¿Es correcto recordar las decisiones políticas que tomó en el pasado o existe el riesgo de crucifixión en el comedor?

Creo que es correcto recordar el pasado. Más aún hoy, cuando el pasado es alegremente olvidado por más o menos todas las fuerzas políticas italianas dispuestas a unirse en una "aglomeración parlamentaria" muy peligrosa, que debería evitarse por el sentido común del pudor. Pero la falta de modestia, hoy, es enmascarada por un sentido de responsabilidad.

¿Qué tiene de responsable un gobierno que mete en la misma bolsa a quienes han cancelado la prescripción con quienes tienen la urgencia, diría casi vital, de reinsertarla? ¿Es responsable apoyar, al menos de palabra, a la clase media y a la pequeña empresa y confiar en un gobierno bendecido por Confindustria? Y cuando, el próximo verano, llegue un barco lleno de desesperación y de desesperados ¿Qué harán los nuevos aliados en el gobierno? ¿Alguien para hacer pasarelas a bordo y alguien más para hacerlas en el muelle?

La restauración está en marcha y va acompañada de la Santa Inquisición mediática que, recordando las hazañas juveniles del Santo, condena a quienes recuerdan sus elecciones bancarias. Pero dado que el silencio mata principalmente a los que callan, recordaremos todas las elecciones del banquero Draghi, empezando por la que dio lugar a una serie de desastres cometidos por los directivos del Monte dei Paschi de Siena, muchos de los cuales fueron "cubiertos" con dinero público.

El 17 de marzo del 2008, Mario Draghi, entonces gobernador del Banco de Italia, firmó la carta autorizando la adquisición de Banca Antonveneta por parte de MPS. MPS lo compró a los españoles del Banco Santander a tres veces su valor. Ese fue el principio del fin. Para ocultar las pérdidas, la dirección de MPS llevó a cabo una serie de transacciones financieras (los infames derivados Santorini y Alejandría) considerados ilegales por los tribunales de Milán.

Por este motivo, el 8 de noviembre del 2019, Mussari y Vigni, expresidente y exgerente general del Monte deiPaschi de Siena, respectivamente, fueron condenados a penas muy elevadas. El infalible Draghi estaba equivocado. Pero cuidado con recordarlo, se corre el riesgo de ser lapidado en la prensa. Quién debe informar se dedica al ocultamiento y quién informa es ocultado. En cualquier caso, los ciudadanos italianos tienen derecho a saber que una mala elección de quien está a punto de convertirse en presidente del Consejo ha debilitado al Estado.

Para evitar que el MPS salte por los aires, el presidente Gentiloni y el exministro de economía Padoan, en diciembre de 2016, lanzaron el decreto salva bancos. En pocos minutos encontraron 20 mil millones que sirvieron para tapar los agujeros del sistema financiero italiano. Draghi no imprimió ese dinero. Ese dinero creó una deuda. Es decir, el contribuyente italiano tendrá que devolverlo.

En este punto, la pregunta es legítima. ¿Las deudas acumuladas por MPS, gracias a esa infame adquisición de Antonveneta avalada por el gobernador Draghi, son buenas o malas? De hecho, recordarán la muy aguda "intuición" de la deuda buena y la deuda mala teorizada por Draghi en el encuentro de Comunión y Liberación del pasado 18 de agosto.

Los periodistas describen el discurso de Rimini como si fuera el Sermón de la Montaña. Quizás la reverencia sea útil para quienes se inclinan, pero ciertamente no para la democracia. Al contrario, en democracia, más aún en presencia de un gobierno de todos, es fundamental que haya alguien que se oponga. Incluso a riesgo de ser quemado en la hoguera como hereje.

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Fuente: tpi.it

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