Por Giorgio Bongiovanni-06 de febrero de 2021

22 de enero del 2019. En Parioli, el distrito histórico de la "Roma bien", la élite del poder judicial se reúne en la casa de Luca Palamara en una cena ultrasecreta. A la mesa están sentados David Ermini (vicepresidente del CSM), Federico Cafiero de Raho (titular de la Dirección Nacional Antimafia), Cosimo Ferri (exsecretario general de Magistratura Independiente), Riccardo Fuzio (fiscal general dela Casación) y Cesare Sirignano (fiscal adjunto de la DNA).

Los comensales, según ha revelado Luca Palamara, el exhombre poderoso del Consejo Superior de la Magistratura (CSM) y la Asociación Nacional de Magistrados (ANM) al diario La Verità, debaten en la cena los "problemas del Poder Judicial, la necesidad de un vínculo entre el CSM y la Dirección Nacional Antimafia (DNA) y asuntos 'internos' de esta última". Y entre una copa de Amarone (el vino favorito del dueño de casa) y un Mont Blanc, los invitados también discuten el caso de Nino Di Matteo, quien recientemente se ha unido al grupo de magistrados de la DNA que investiga las masacres de la mafia. Discuten "sobre su presencia dentro de la oficina", sobre cómo manejarlo, qué hacer con él, dado que resulta tan incómodo para el "sistema" del cual Palamara (que ese día ya estaba inscripto en la lista de sospechosos de la fiscalía de Perugia por corrupción) habló en su reciente libro titulado "El Sistema" (Editorial Rizzoli). "Lo considerábamos una presencia diferente a los demás", confiesa Palamara a La Verità. Un capítulo inédito del "affaire" del CSM destinado a ser discutido muy pronto por los contenidos y los personajes involucrados.

"Anoche dimos un gran golpe", le dirá Palamara a Ferri al día siguiente en un mensaje del chat (uno de los miles interceptados y transcritos por los investigadores), respondiendo a la felicitación de este último al voto a Ermini en el Pleno por los magistrados secretarios (cargo de mucho prestigio en el CSM, ndr).

No se sabe qué dijeron en detalle sobre Nino Di Matteo durante el banquete de la noche anterior. El caso es que cuatro meses después de esta cena "altamente confidencial", el fiscal jefe del proceso de la Tratativa Estado-mafia es sensacionalmente expulsado del pool de la DNA por el jefe de dicha Dirección en persona, Cafiero de Raho, acusado de haber interrumpido la "relación de confianza dentro del grupo y con las Direcciones Distritales Antimafia" comprometidas en investigaciones sobre las masacres, tras una entrevista en el programa de televisión "Atlantide". Un error gravísimo, el del fiscal de Raho, sobre el que (tardíamente) volverá a poner la mano, reinstalándolo recientemente con efecto inmediato. Estas últimas revelaciones del expresidente de la ANM, Luca Palamara, vuelven a poner de relieve lo queNino Di Matteo representó para el órgano de autogobierno de los jueces (no todos, afortunadamente) y para cierta parte poderosa de la magistratura: una verdadera anomalía del sistema. Un sistema que, al margen de posibles constataciones penales, podemos definir éticamente como "criminal" por haber intentado, sin duda alguna y a veces con éxito, obstaculizar y deslegitimar a ciertos magistrados rectos que arriesgaron su vida luchando contra la mafia y los sistemas criminales.

Ahora no exoneren a B.

Tras el escándalo de los nombramientos, en el centro del cual había terminado Palamara, el CSM inició, a instancias del presidente Sergio Mattarella, una encomiable acción de limpieza interna, preocupándose por curar patologías muy graves como el "correntismo" y el "carrerismo". Una ráfaga de viento nuevo que comenzó con la elección del fiscal adjunto de Santa Maria Capua Vetere, Antonio D'Amato y del fiscal Nino Di Matteo, que obtuvo nada menos que 1.184 votos presentándose como independiente, como prueba de la voluntad, especialmente de parte de los magistrados más jóvenes, de superar la lógica de la pertenencia. Pero si bien por un lado el Poder Judicial ha sido capaz de renovarse hasta el punto de juzgarse a sí mismo, no puede decirse lo mismo de la política, que, más bien, se ha aprovechado hábilmente, a raíz de las revelaciones de Palamara, y está tratando de convertir en inmaculados a personajes poderosos, condenados por delitos mafiosos. Tal es el caso de Silvio Berlusconi y Marcello Dell'Utri, fundadores de Forza Italia: el primero financió a Cosa Nostra (lo dicen las sentencias) como empresario y como Primer Ministro, el segundo, por su parte, ha sido condenado en forma definitiva por haber hecho de "garante del acuerdo entre Berlusconi y Cosa Nostra". La política, y en particular la derecha, están tratando de explotar vergonzosamente las revelaciones de Palamara para de alguna manera exonerar al excavaliere y a Dell’Utri. Un intento de recalificación mediática y política para devolverle la virginidad a estos personajes. Un trabajo infame que es poco probable que tenga éxito a la luz del hecho de que las confesiones y las escuchas telefónicas de Luca Palamara (que naturalmente tendrán que pasar el escrutinio del poder judicial), en realidad han hecho justicia a algunos magistrados que enjuiciaron a Berlusconi, Dell’Utri y otros colegas del partido. Magistrados agredidos ferozmente y deslegitimados por tocar los nervios expuestos del "sistema" del que Palamara era el eje.

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*Fotos originales: © Imagoeconomica

*Foto de portada: www.antimafiaduemila.com

*Foto 2: www.antimafiaduemila.com / El Fiscal Nacional Antimafia, Federico Cafiero de Raho

*Foto 3: www.antimafiaduemila.com / El fiscal adjunto de la DNA, Cesare Sirignano

*Foto 4: www.antimafiaduemila.com / El consejero togado del CSM, Nino Di Matteo