Los desastrosos análisis del sociólogo amigo de Falcone
Por Giorgio Bongiovanni-11 de enero de 2021

Aquí vamos de nuevo. Una vez más el sociólogo Pino Arlacchi, colaborador y amigo de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, en los años ochenta analista de la DIA, donde colaboró​estrechamente con Gianni De Gennaro, autor de importantes libros como aquellos sobre los primeros colaboradores de justicia como Tommaso Buscetta y Totuccio Contorno, vuelve a deslizarse entre simplificaciones banales, consideraciones extrañas y omisiones de datos fácticos.

Lo hizo en el Corriere della Sera, en una carta enviada al Director, entrando en el debate sobre el narcotráfico y el consumo de drogas, luego de la polémica de los últimos días sobre la ficción que produce Netflix sobre San Patrignano.

Una participación en la que cuenta una historia a medias.

Si bien por un lado, con razón, se destacan las grandes labores de investigación de Falcone y Borsellino, con el apoyo de piezas sanas de la policía contra el narcotráfico, por el otro afirmar que se han infligido "golpes mortales" o que "la droga y la mafia ya no son más las emergencias absolutas del pasado", demuestra una absoluta disociación de la realidad.

Porque contar la reducción de las muertes por sobredosis (de 1600 en 1996 a 200 el año pasado) implica un análisis miope de lo que está pasando en nuestro país y de la evolución del fenómeno mafioso.

No es que Arlacchi sea nuevo en disparates y desvaríos.

Basta pensar en lo que sucedió en el 2001, cuando en la convención de la ONU que se celebró en Palermo ese año, afirmó que "la mafia estaba a punto de ser derrotada". Una auténtica metedura de pata que tuvo que desmentir más tarde y que en cualquier caso le costó la expulsión de la "Fundación Falcone".

Como si tuviera una especie de "bipolaridad", entre entrevistas y testimonios ante los magistrados, alternó declaraciones totalmente contradictorias.

Ante los magistrados de Caltanissetta, durante un interrogatorio fechado el 11 de septiembre de 2009, el sociólogo había brindado un análisis detallado de los años previos y posteriores a las masacres, corroborado por las palabras de Falcone y Borsellino, que recordó en el acta del interrogatorio. Fue en esa ocasión que Arlacchi se refirió a que "siempre ha habido tratativas entre el Estado y la mafia" y que "en esos años cruciales hubo más de una, incluso tres o cuatro". En cuanto a las masacres del 92, Arlacchi dijo estar convencido de que "Cosa Nostra, al llevar a cabo las masacres de Capaci y vía d'Amelio, había actuado en sinergia con los ambientes desviados de las instituciones, especialmente del SISDE" que "tenía como punto de referencia al Dr. Contrada", posteriormente condenado por concurso externo en asociación mafiosa. Pero esos entornos institucionales, aseguraba Arlacchi, también incluían a "algunos grupos pertenecientes al Arma de Carabineros, que tenían como punto de referencia al entonces coronel Mori", en opinión del sociólogo caracterizados por "acciones que yo definiría como poco transparentes".

Y luego nuevamente, refiriéndose a algunos diálogos que sostuvo en ese momento con Gianni De Gennaro, exjefe de la Dirección de Investigación Antimafia, agregó: "Después de las masacres de 1993, se consolidó entre los jefes de la DIA la idea de que las masacres tenían un valor político preciso, es decir, tenían como objetivo obligar al Estado a llegar a un acuerdo y a entablar una tratativa. Sobre este punto formulamos hipótesis junto a De Gennaro, creyendo que el grupo de Andreotti, a través de los referentes que he mencionado -es decir el grupo Contrada- era uno de los extremos de la tratativa". Pero también que "el doctor De Gennaro, ya en ese momento, me habló de contactos 'ambiguos' entre miembros de Cosa Nostra y MarcelloDell'Utri, quien actuó como nexo entre la mafia y el mundo de la economía y la política". Es decir, esa nueva estructura de poder que, con Silvio Berlusconi y su mano derecha, gobernó Italia durante veinte años.

Unos años después, en una entrevista con Panorama, atacó duramente a los fiscales del juicio afirmando que la tratativa "se basa en una hipótesis grotesca: una conexión entre Oscar Luigi Scalfaro, Carlo Azeglio Ciampi, Giovanni Conso y Nicola Mancino por un lado, y los jefes corleoneses de Cosa Nostra por el otro".

La esquizofrenia volvió al proceso Estado-mafia donde dijo conceptos muy similares a los expresados ​​ante los jueces de Caltanissetta.

Y si bien recientemente Arlacchi se había distinguido por algunos artículos más o menos positivos sobre política exterior o la situación en Oriente Medio, ahora ha vuelto a respirar sus propios delirios.

Ya lo hemos dicho. Es absolutamente correcto hablar del trabajo de Giovanni Falcone y Paolo Borsellino en la lucha contra el narcotráfico, pero no se pueden omitir los datos actuales.

La 'Ndrangheta tiene el monopolio de las drogas en el mundo occidental (con ganancias entre 80 y 100 mil millones de euros por año), como ha sido ampliamente documentado por un excelente trabajo judicial, en particular el realizado por los magistrados Gratteri, Lombardo y sus colegas de la DDA de Calabria. Un poder, el de los clanes -sumado al fuerte condicionamiento que se ejerce en las esferas de las altas finanzas– particularmente presente en nuestra economía local, que aún se mantiene entre las de las siete naciones más ricas del mundo.

Y cómo no tener en cuenta el crecimiento en el número de registros de delitos relacionados con las drogas, con el retorno de la heroína junto alos pedidos de cocaína, anfetaminas, ácidos y drogas sintéticas. "Las investigaciones –recordó hace unos años el Fiscal General de Palermo Roberto Scarpinato- han puesto de relieve un panorama social que no es mafioso ni corrupto pero que, sin embargo, contribuye a alimentar a una población de ávidos consumidores de diversas drogas. Una población transversal a todas las generaciones, pertenecientes a diversas clases sociales: comerciantes, profesionales y otras figuras".

Nada de esto fue tenido en cuenta por Pino Arlacchi al hacer sus análisis.

Entonces, una de dos: o Arlacchi, anclado en una vieja idea de la mafia, vive en la Luna, o, como les ocurre a tantos otros, se presta a ser utilizado por esa estructura de poder que quiere crear confusión para demostrar que no existen ni mafias ni sistemas criminales.

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*Foto de portada: © Imagoeconomica