Las revelaciones de un arrepentido. La mujer desapareció en el 2016 sin dejar rastro
Por Alessia Candito-6 de enero de 2021

"Me dijo que la mujer fue triturada con un tractor y dada como alimento a los cerdos". Este podría haber sido el trágico final de María Chindamo, una empresaria de Laureana di Borrello, en la zona de Reggio, desaparecida en mayo de 2016 sin dejar rastro de sí misma salvo una camioneta abandonada. Son palabras de Emanuele Mancuso, el primer arrepentido de la poderosa familia de la 'Ndrangheta de Limbadi, que tras las rejas se lo confió a otro colaborador. Y es él quien refirió lo sucedido a los magistrados.

7 de febrero del 2020. Antonio Cossidente, un arrepentido del clan de los Basilischi, está sentado frente a la fiscal de la Fiscalía Antimafia de Catanzaro, Annamaria Frustaci. No tiene que hablar de sí mismo. Lleva más de diez años colaborando, sus declaraciones ya han sido examinadas en decenas de juicios. Pero, como arrepentido, compartió celda con Emanuele Mancuso, el primero en romper el muro de silencio que protege a la poderosa familia de Limbadi. "Una de las puntas de la estrella", explica otro colaborador, Cosimo Virgiglio, para explicar su importancia en la compleja jerarquía de la 'Ndrangheta.

Para el clan, la decisión de Emanuele de colaborar con la justicia es un desastre. Debido a que la familia Mancuso es grande y ramificada, cada rama tiene su propia especialización funcional, pero él sabe mucho. "Aunque no tenía el cargo de su hermano, que me dijo que era un asesino -dice Cossidente- sabe muchas cosas de la familia que puede contar a los investigadores". Por eso su gente lo ataca, lo adula, lo amenaza. En las entrevistas, su madre, su tía y las mujeres de la familia lo presionan para que se retracte, un camorrista tan cercano a la familia como para decirle "hijo a Luni" Mancuso, "El ingeniero", uno de los más grandes líderes históricos del clan, se le acerca para aconsejarle que cierre la boca.

Emanuele Mancuso entra en crisis. Los suyos juegan con sus afectos, "lo amenazaban con la hija –explica Cossidente– diciéndole que tenía que retractarse o no la volvería a ver nunca más". Es en ese momento que Mancuso se apoya en el viejo colaborador, quien le aconseja que aguante, le recuerda que al clan solo le quedan estos medios para tratar de cerrarle la boca. Y con él se abre el joven arrepentido. Le habla de las amenazas y presiones que recibió, pero también deja escapar detalles sobre su vida anterior, como hombre de uno de los clanes más poderosos de la 'Ndrangheta de Calabria, una clara expresión de la Piana, con control casi total de los viboneses. Uno de ellos se refiere a María Chindamo.

La empresaria desapareció sin dejar rastros en mayo del 2016. Los familiares inmediatamente temieron que fuera un asesinato, los niños que nunca volverían a ver a su madre. Y las sospechas se centraron de inmediato en los familiares del exmarido, quienes siempre responsabilizaron por la muerte del hombre, que se suicidó poco después de ser abandonado, a su exmujer. Sobre este punto, las investigaciones aún no han dado respuesta. En 2019, sin embargo, Salvatore Ascone "U pinnularu", un narcotraficante de la familia Mancuso y vecino de Chindamo, terminó esposado. Según los magistrados de Vibo Valentia fue él quien manipuló el sistema de video vigilancia de la finca el día anterior a la desaparición de la mujer. Para policías e investigadores, habría colaborado en ese secuestro. Pero ahora las declaraciones de Cossidente abren nuevos escenarios.

Emanuele, le dice el arrepentido al fiscal Frustaci, "me dijo que, debido a la desaparición de la mujer, que ocurrió hace unos años, se involucró a este Pinnolaro que quería comprar la tierra de la mujer, ya que estaban colindando con las de su propiedad". Y él "también tenía animales, creo que era pastor y esta mujer se había negado a vender las propiedades". Para Ascone, María Chindamo era un obstáculo que había que eliminar. La historia personal de la mujer, que entró en rumbo de colisión con la familia de su marido, fue un buen truco para evitar todas las sospechas o casi. "Emanuele –leemos en los informes del interrogatorio de Cossidente- me dijo que en virtud de esto la hizo desaparecer, sabiendo muy bien que, si algo le pasaba, la responsabilidad ciertamente recaería en la familia del esposo de la mujer, ya que el 'hombre, después de que se separaron, se había suicidado'". Ascone quería esas tierras a toda costa. "Entonces este Pinnolaro, conociendo los hechos familiares de la mujer, habría sido el artífice de la historia –dice Cossidente– para tomar posesión de la tierra y luego hacer que la responsabilidad recaiga en la familia del esposo, con el fin de quedarse con esas tierras. Me dijo que la mujer había sido triturada con un tractor y dada en alimento a los cerdos". Para hacer desaparecer cada rastro, para borrar cada pista.

Ahora los investigadores deberán examinar sus declaraciones. Pero hay un primer dato. Coinciden, al menos en parte, con lo que Mancuso informó anteriormente sobre Ascone y su codicia. "Él –dijo- tenía interés en adquirir los terrenos de propiedad de los vecinos y, por temor a posibles medidas preventivas en su contra, solía pagarles primero en efectivo, para evitar el rastreo de los pagos, los dejaba formalmente a nombre de los dueños originales, para adquirirlos posteriormente a través de usurpaciones".

Las actas de sus interrogatorios todavía están cubiertas por grandes omisiones. Mancuso sabe y está hablando, pero sus declaraciones son examinadas y verificadas cada tanto con extrema atención. Pero podrían ser la clave para dar respuestas y paz a la familia Chindamo.

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*Foto de portada: ww.antimafiaduemila.com