El libro, publicado por Terra Somnia, sale a la venta mañana
Ya casi llegamos al final.
El tan esperado final podría finalmente revelar nuevas certezas o añadir otro capítulo doloroso a una historia que aún quema. Hablamos de Attilio Manca, el joven médico siciliano hallado muerto en su casa de Viterbo el 12 de febrero del 2004. La fiscalía de Roma, que investiga la posibilidad de asesinato, está a punto de decidir: solicitar un juicio o sobreseer el caso. Huelga decir que el poder judicial ha descartado el suicidio. Es hora de cerrar la puerta a las mentiras y al fango que se han esparcido sobre esta historia durante años. Entonces, ¿qué pasó con Attilio? Los documentos hablan claro. El informe de la Comisión Parlamentaria Antimafia de la legislatura anterior no deja lugar a dudas: un asesinato mafioso, con inquietantes vínculos con figuras institucionales. La justicia seguirá su curso, pero la historia de Attilio y su familia no debe ser olvidada. Su dolor, sus sonrisas, sus sueños destrozados no pueden reducirse a una etiqueta periodística estéril: "el caso Manca". Hay mucho más. Hay una humanidad rota, una injusticia que aún clama.
El año pasado, Angela Gentile Manca me abrió las puertas de su casa en Barcellona Pozzo di Gotto para una entrevista. Nueve horas intensas, durante las cuales Attilio resucitó, con todo el peso de sus sueños incumplidos y el calor de una familia devastada, pero no derrotada.
La vida me dio la oportunidad de presenciar en primera persona otra injusticia infligida a Angela Manca y a su vida, cada vez más solitaria tras la muerte de su esposo, Gino.
La tierra de los mártires y los condenados la rechazó, desterrada por manos desconocidas que eligieron el veneno como arma. Vapores tóxicos, ácidos que le quemaban la garganta, impidiéndole incluso beber un sorbo de agua: así intentaron quebrarla. ¿Querían matarla? ¿Hacer que se fuera? ¿Por venganza, sadismo o algo peor?
Nadie lo sabe. A Angela solo le quedan sus heridas, el amargo sabor de la justicia negada y un largo camino por delante, lejos de casa.
Con ella está Argo, su fiel perro, testigo silencioso de noches infernales, llenas de lamentos y oraciones. La desesperación crecía junto a la soledad: a su alrededor, una tierra arrasada por el miedo, la cobardía y la incredulidad. Algunos la consideraron loca, otros le dieron la espalda. Al final, no tuvo más remedio que irse, dejando Barcellona Pozzo di Gotto para siempre.
Esa es la esencia que queríamos capturar en estas páginas.
Así es como Attilio sobrevivirá a la historia, convirtiéndose en un ejemplo para las generaciones futuras.
*Diseño gráfico de Portada: Paolo Bassani
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