Una gran movilización recorrerá varias ciudades y culminará con una marcha de antorchas en Nápoles
Existe el derecho a la verdad y existe el derecho a la justicia. Porque la verdad y la justicia son dos pilares sobre los que se basa la convivencia humana. ¿Qué sociedad puede funcionar sin confianza entre las personas? La confianza que nace de saber que existen reglas y responsabilidades mutuas, y que si algunas las violan, rompiendo el vínculo de corresponsabilidad, todos los demás estarán dispuestos a sanar la herida, sin abandonar a las víctimas a su suerte.
Lamentablemente, esto no ocurre con muchas víctimas del crimen organizado y sus familias. El 80 % de las familias que han sufrido pérdidas a manos de la mafia aún desconocen la verdad: los hechos, las razones y los autores de esa violencia. Hablamos de padres, madres, esposos, esposas, hijos e hijas, hermanos y hermanas que, junto con la prematura y desgarradora ausencia de su ser querido, sufren una prolongada ausencia de verdad y justicia.
Al conocer sus historias de sufrimiento, cansancio y frustración, queda claro que la verdad y la justicia no son accesorios de la vida humana, sino la condición para que una vida se considere libre y digna. No son solo una necesidad individual, sino un patrimonio colectivo que sirve para infundir vida en las estructuras, por lo demás abstractas, de la democracia.
Por eso, queremos que hoy se escuchen más las voces de las familias de las víctimas inocentes del crimen organizado, y las llevaremos a las plazas de Italia con una gran movilización que recorrerá varias ciudades el 16 de junio y culminará con una procesión de antorchas en Nápoles junto a cientos de ellas. Será una petición simbólica para arrojar luz: luz en la conciencia civil del país, así como en el interior de cada uno de nosotros, y luz sobre muchas historias no reconocidas, ya que aún no existe una lista oficial de víctimas de la violencia criminal de la mafia a nivel público.
Fieles al espíritu de todas nuestras iniciativas dedicadas a la memoria, no estaremos allí para celebrar en la muerte a quienes Italia no pudo proteger en vida. En cambio, saldremos a las calles para demostrar que estamos más vivos. Más atentos, conscientes y decididos a cambiar esta situación.
"Hambre de verdad y justicia" no es solo un eslogan. Es una plataforma de peticiones claras a la política y solicitudes dirigidas también a todos los ciudadanos. Porque vemos demasiadas conciencias dormidas, demasiado silencio, demasiada cautela, demasiada adicción a las "medias verdades" o "verdades convenientes" en nuestro país.
La verdad debe buscarse hasta el final y la justicia debe garantizarse de manera justa y efectiva. Por eso propondremos: que el derecho a la verdad se incorpore a la Constitución italiana como un derecho fundamental, el reconocimiento de la condición de víctima de la mafia para quienes fueron asesinados antes de 1961, la equiparación de las víctimas del deber y de las mafias con las del terrorismo, y la reflexión sobre mecanismos como la prescripción y la confiscación, que a menudo frustran los procesos judiciales.
Otro punto importante es la solicitud de integrar en el sistema italiano las directivas europeas para la protección de las víctimas y sus familias, que prevén el reconocimiento de derechos reales, no de ambiguos "beneficios". Finalmente, el llamamiento a no olvidar a las víctimas de delitos violentos de la llamada "delincuencia común". Quienes sufren un delito no solo deben ser consolados, sino también ayudados. Y se les debe asegurar que la sociedad está de su lado: es decir, del lado del bien y de quienes lo cumplen.
Hoy más que nunca, es necesario transformar la memoria del pasado en una ética del presente y en decisiones legislativas concretas que representen el brazo operativo de esta ética.
Los esperamos el 16 de junio en Turín, Milán, Bolonia, Cesena, Roma, Florencia, Nápoles, Foggia y Vibo Valentia.
*Foto tomada de: Il Manifesto
*Foto de Portada: © Imgoeconomica