Jueves 28 Marzo 2024

quirinalFRANCO LO VOI  AHORA ES  FISCAL EN  JEFE DE PALERMO
La última victoria del Palacio del Quirinal
 
Por Lorenzo Baldo y Giorgio Bongiovanni - 18 de Diciembre de 2014
Es la última victoria del Presidente de la República. O quizás una de las últimas antes de sus dimisiones. Claro está que Giorgio Napolitano puede decir que está satisfecho. Un magistrado considerado “cercano” al entorno del Quirinal se ha convertido en el nuevo Fiscal en Jefe de Palermo. Sin menospreciar la honestidad personal y la preparación profesional de Franco Lo Voi, su nombramiento como Jefe de la Fiscalía más importante de Italia es una bofetada a las reglas más básicas, las cuales fueron pisoteadas por la ingerencia política en el marco de un Consejo Superior de la Magistratura que ya se encuentra plagado de las lógicas de las diferentes corrientes. O mejor dicho: de lógicas de poder. Cuando en el verano pasado el Gobierno entró con prepotencia para impedir el nombramiento del actual Fiscal en Jefe de Messina, Guido Lo Forte, considerado el favorito para la dirección de la Fiscalía palermitana, el escenario que se presentaba había quedado delineado casi por completo. Pero claro, faltaban los “puntos fuertes” como el voto a favor de Franco Lo Voi por parte del “técnico” elegido por el “Movimiento 5 Stelle” Alessio Zaccaria (¿Grillo no dice nada al respecto?), pero las líneas guías de un dictamen del Palacio del Quirinal estaban todas. La aversión – hasta el momento física - que Napolitano ha manifestado en estos meses con respecto al proceso sobre la negociación Estado-mafia se ha traducido en verdaderos ataques hacia el pool que investiga sobre este pactum sceleris. Ataques más o menos disfrazados de conflictos de atribuciones o, más simplemente, de amonestaciones, advertencias, y sobre todo de graves silencios.
En los libros de historia Napolitano será recordado como un Presidente de la República incapaz de la más mínima solidaridad humana hacia un magistrado condenado a muerte por Cosa Nostra. Pero sobre todo como quien contribuyó a debilitar una investigación tan delicada hasta el punto de lograr imponer una verdadera pulseada con el pool de Palermo con tal de no ser interrogado ante la Corte. Y, una vez que (finalmente se dignó) dio su beneplácito para declarar diluyó sus recuerdos en relación a las confesiones que le hiciera su ex asesor jurídico Loris D’Ambrosio. Su última movida fue la de “ventilar” la candidatura de Franco Lo Voi en el marco de una metodología que, paradójicamente, es completamente “coherente”. ¿Porqué Napolitan habría tenido que preferir a Guido Lo Forte? ¿Acaso por su papel de Fiscal en el juicio en contra de Giulio Andreotti (que en cambio Lo Voi había rechazado)? ¿O porque Lo Forte había trabajado en la investigación “Sistemas criminales” que, de hecho, anticipó la que luego se iniciaría sobre la negociación Estado-mafia? ¿Acaso el “pacto del Nazareno” preveía además “el acomodamiento” de la Fiscalía de Palermo? El Jefe de Estado – gran promotor de dicho pacto – cuenta los días que lo separan de su próxima renuncia y se deleita enviando más advertencias. Pero los ciudadanos honestos también están contando los días que faltan para el fin de su mandato. En este desgraciado país, corrupto en sus cimientos, todavía queda una parte sana de sociedad que desea el retorno de un Presidente que esté por encima de cualquier sospecha, al que realmente le importe la búsqueda de la verdad. Mientras tanto al nuevo Fiscal en Jefe de Palermo le toca la tarea que en cualquier otro país sería algo obvio: apoyar un juicio que tiene una importancia histórica. En cambio en Italia el Jefe de dicha Fiscalía se encontrará en medio del fuego cruzado de un amplio sector de las instituciones y de una gran porción del mundo de la política absolutamente contrario al descubrimiento de la verdad. Por lo tanto el nuevo Fiscal de Palermo se encontrará ante un cruce: cumplir con su deber siguiendo los dictámenes de la Constitución, o bien entrar lentamente en el “gran juego” como un simple peón que será utilizado por un determinado tiempo.