Viernes 29 Marzo 2024

La denuncia de Lorenzo, activista de Our Voice: "Hay una gran urgencia y necesidad de renacer"

Por Giada Trotta-29 de noviembre de 2022

"La adicción a las drogas es como una crisis epidémica: no se debe hablar en términos de emergencia, sino de causas estructurales", dijo el director del departamento de Dependencias Patológicas de la ASP de Palermo, Giampaolo Spinnato, la primera unidad en solicitar operadores para trabajar en las calles.

En Palermo ahora hay solo tres SERT (Servicios para Tóxico Dependientes) en los cuales trabajan alrededor de 30 operadores, de los cuales solo 6 son psiquiatras. Las estructuras asistenciales y de ayuda disminuyen a la vez que aumentan las personas que solicitan su apoyo, de hecho, en el último año llegaron 800 adictos al crack, en su mayoría jóvenes de entre 14 y 25 años.

En el distrito de Ballarò, en el cruce de Piazza Bologni y Corso Vittorio Emanuele, se abre el lugar de la drogadicción: el callejón Trugliari. Una especie de casa del crack en el barrio. Es aquí donde La Repubblica entrevistó a algunos jóvenes que se han recuperado de la adicción a las drogas.

"No siento que me he quedado en esa vida, sino que he tenido una transformación", dice Lorenzo, activista del Movimiento Our Voice. Dentro del movimiento, con otros jóvenes, trata de crear una alternativa para todos los que usan drogas. "En Palermo tuve la oportunidad concreta de ponerme a disposición, de caminar por los callejones, de conocer las historias de muchos jóvenes. Juntos logramos recuperar un poco de lo que nos han arrebatado".

Tiene 27 años, un historial de drogadicción a sus espaldas y hoy trabaja como voluntario en las calles llevando sostén y apoyo a todos los jóvenes que luchan contra la adicción al crack a la vez que batalla por proyectos asistenciales y de prevención. "Hay una gran urgencia y necesidad de renacer", dice, y este es su grito de denuncia.

"Si he aprendido algo en mi duro camino -sigue diciendo- no quiero guardármelo para mí. Entre mis compañeros hay un gran deseo de renacer. Pero no hay rescate social sin servicios, sin lucha contra la pobreza y sin la presencia de estructuras adecuadas". Al describir su experiencia, dice: "Lo que me ayudó a salir de la adicción a las drogas fue, primero, tener una familia, un grupo de amigos que me apoyaron, que creyeron en mí, que estuvieron ahí cuando los necesité y que también me hicieron consciente de la condición en que me encontraba viviendo".

La madre, María Palma, describe la importancia del papel de los padres al acompañar a sus hijos en el camino de la recuperación de la adicción a las drogas, manteniendo firmemente que los mismos no pueden ignorar la condición de sus hijos. "Los padres debemos estar presentes, no pretender que el problema no existe, que es la droga".

"Y también es un problema económico -continúa diciendo- si no te ayudan los servicios sociales, los servicios sanitarios externos con psicólogos que ayuden a los padres, es imposible sin todo eso. Este gran problema no se puede abordar solo. Es algo más grande que nosotros".

Y continúa diciendo: "No todos pueden permitirse enviar a sus hijos a una comunidad. Lorenzo quería una nueva oportunidad. Y como madre que lo acompañó, ahora tengo el deber de estar con él en su nueva vida aquí, en Palermo". María Palma, de hecho, lo apoya en su lucha y muchas veces lo acompaña en las marchas para manifestarse y reivindicar los derechos de estos jóvenes. Y para exigir con fuerza las obligaciones del Estado en la planificación y creación de estructuras capaces de permitir la salida de la vorágine de la drogadicción.

El grupo Awakening, una comunidad de jóvenes donde es posible hablar de adicciones y pedir ayuda, trabaja activamente en las calles de Palermo. El objetivo de estos activistas es crear una comunidad donde los jóvenes con adicciones se sientan bienvenidos y no juzgados. Un espacio libre para pedir ayuda. Todos los lunes por la tarde se reúnen en Piazza Casa Professa, dentro del Circolo Arci Porco Rosso. "Los prejuicios no ayudan, lo nuestro es una puerta abierta a todos", dicen. Han logrado dejar el crack y ahora usan su experiencia para ayudar a otros jóvenes a dejarlo.

La líder de Awakening es Gaia, de 25 años, estudiante de ciencias de la educación. Luego está Christian, que se recupera de 14 años de adicción a las drogas. "Me desperté después de 14 años de vivir en un infierno, de dormir en la calle por vergüenza de ir a casa o enfrentar a la familia", dice. Y refiriéndose al callejón Trugliari: "Yo también iba allí a drogarme. Ahora dije basta". Su sobrina, el deseo de estar cerca de ella, fue la luz que lo despertó. De sus palabras emerge lo que lo impulsa a actuar activamente: "Si puedo evitar que alguien viva en el infierno, como yo lo hice, lo hago con todo mi corazón".

Entre los que prestan ayuda en las calles también está Antonino, de 40 años, que además de trabajar con Awakening atiende a los que piden ayuda en la parroquia de Sant'Agnese, en Danisinni. "Allá va mucha gente, pero es un servicio que aún se conoce poco -dice- mientras que en otros barrios de riesgo como Sperone y Zen hay un vacío absoluto".

Sobre su pasado dice: "La drogadicción vino a mi encuentro, frecuentaba ambientes donde la gente consumía drogas, aunque yo ni siquiera fumaba cigarrillos. Lentamente comencé a hacerlo. Todo fue una cadena de eventos que comenzó frecuentando a las personas equivocadas". Lo que le permitió cambiar de vida fue la confianza en sí mismo, en el potencial que estaba convencido de tener y que aún no había expresado. "Entendí que estaba jugando con algo más grande que yo. En el fondo, aunque estaba anestesiado, sabía que valía algo. Y lo puse en acción". Sobre la situación actual declara: "Lamentablemente hay quienes ponen en riesgo su vida por estas adicciones, pero no vale la pena, es bueno vivir".

Los servicios de proximidad son muy pocos, pero son necesarios para acompañar a los jóvenes a recuperarse de la drogadicción. Y al respecto Giampaolo Spinnato se expresa de la siguiente manera: "La autoayuda mutua es poco utilizada en Italia, pero es fundamental en la lucha contra las adicciones, mecanismos similares deberían crecer entre las familias. Es ahí donde suelen surgir estigmas nocivos, como pensar que la adicción es un vicio y no una enfermedad".

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*Foto de portada: Antimafia Duemila