Viernes 29 Marzo 2024

Las chances de Lula y la apuesta de Bolsonaro contra la legitimidad electoral

Por Andrés Volpe-1° de octubre de 2022

No existen dudas a esta altura de los acontecimientos, de que Luis Ignacio Lula Da Silva sea el candidato favorito en las elecciones de este domingo, y quizás, hasta se dé la oportunidad de que triunfe en primera vuelta. 

Años atrás, a pesar de su inocencia, Lula acudió a las autoridades policiales, se dejó detener y demostró la barbaridad de su acusación en los 26 procesos judiciales que padeció. Salió de la cárcel, y con la esperanza intacta, volvió a postularse. Ahora está más cerca que nunca de volver a ganar la presidencia, una tercera oportunidad que se asoma en el ocaso de su actividad pública. Pocas figuras políticamente rutilantes podrán tener una trayectoria tan exitosa como la de Lula; su carrera siempre estuvo llena de significado, incluso hasta cuando perdió en las urnas, y hasta detrás de los barrotes.

Tras el pseudo golpe contra Dilma Rousseff, quien tras su reelección no pudo gobernar, Brasil mira de reojo a la incertidumbre. Hasta incluso el Poder Judicial llegó a reconocer la estratagema contra la exmandataria, afirmando la inexistencia de las irregularidades contables por las cuales se la acusaba, un liviano fundamento que se usó para sacarla de la administración del gigante de América del Sur. La nueva estrategia de la derecha llegó también al propio Lula, acusado sin sustento legal y vetado para ser reelecto en 2018.

Mientras la carrera mediática contra el PT seguía su curso, se fue consolidando ampliamente el poder de la ultraderecha, una herencia de la última dictadura militar. Este monstruo mediático, brutal y represor que se había mantenido al margen por tanto tiempo, había posado sus garras nuevamente en el andamiaje democrático.

Bolsonaro ganó gracias a un apoyo popular muy significativo que se amparaba en la sucia campaña de la Operación Lava Jato y de un súper héroe, el juez Moro, quien había luchado contra las fuerzas del mal que acechaban a Brasil.

Rápidamente, todo lo opuesto a un estado de derecho se hizo presente. El racismo, la xenofobia, y el machismo pasó a formar parte del pan cotidiano de un exmilitar, que fue apodado por el movimiento evangélico como el nuevo “mesías”. Estos delirios místicos mediáticos sirvieron de paracaídas para que Jair Bolsonaro, increíblemente, pudiera entrar en el sillón grande del Palacio do Planalto. 

Lo que siguió a continuación, fue la copia y el eco de una constante a nivel mundial pero que en Brasil tuvo límites insospechados; fue la máxima expresión de una tierra arrasada: la destrucción acelerada de las instituciones democráticas, el saqueo y la privatización de los bienes públicos, la corrupción y el enriquecimiento de sus dirigentes, la exacerbación de la violencia política y la impunidad. Hoy, se calcula que Bolsonaro posee en su gobierno a más de 6.500 militares en cargos públicos y que junto a las iglesias neopentecostales controla gran parte de los ministerios y empresas estatales.

Ahora de cara a los nuevos comicios, cabría preguntarse si el pueblo carioca aprendió la lección.

Luego de una pandemia que dejó más de 600 mil muertos, en medio de la abulia total del Poder Ejecutivo, de una economía al borde del precipicio y de una pobreza profunda y creciendo día a día, es inverosímil poder entender que más de 35 millones de brasileños y brasileñas sigan esperando que Bolsonaro les solucione la vida.

La advertencia de un exjuez

El exjuez de la Corte Suprema argentina, Raúl Zaffaroni, marcó su preocupación por los dichos de Bolsonaro, denunciando un posible fraude electoral por parte de la oposición: “Puede desatar una violencia mucho mayor con tal de tener su objetivo”, dijo el letrado.

Zaffaroni, señaló que esto marca que las elecciones en Brasil no sean “normales”: “Se vive un clima de alta competencia y amenazas de violencia”, aseveró.

“Muchos esperan que Lula gane en primera vuelta. Por otro lado, los bolsonaristas desde ahora dicen que les van a robar sus votos y convocan a concentrarse en los lugares de votación. Es increíble que ellos que tienen el Gobierno y una delegación de la OEA, de mister Almagro (dixit), tengan temor al fraude y no lo sea la oposición”, agregó.

“Bolsonaro dijo que no aceptaría otro resultado que ganar con el 70 por ciento de los votos no auguran nada nuevo. Da la impresión de que no se detiene ante la perspectiva de desatar una violencia que puede causar muchas vidas humanas. Quizás el domingo no se concrete nada grave, pero ¿para qué estas amenazas? Puede servir para infundir miedo y que haya ausentismo en las urnas. Porque en Brasil se cuentan únicamente los votos útiles”, denunció, finalmente. 

Violencia para todos

Bolsonaro, se convirtió en el centro de la polémica en varias oportunidades por sus declaraciones violentas. Desde la pandemia al cambio climático, pasando por los derechos humanos y las mujeres, el mandatario fue fuertemente criticado por sus dichos. Por ejemplo, en medio de la emergencia pandémica mundial, el presidente en funciones aseguró que "para el 90% de la población, será una gripecita o nada" (27 de marzo de 2020, al inicio de la pandemia de covid-19, que dejó más de 680.000 muertos en Brasil).

"Yo lamento los muertos, todos vamos a morir algún día. No sirve de nada tratar de huir de eso. Hay que dejar de ser un país de maricas" (10 de noviembre de 2020).

Sobre la Amazonia, también cargó contra las ongs cuando ante un reporte sobre la deforestación culpó a los organismos que alertaban de la problemática: "¿Ustedes saben que las ONGs no tienen espacio conmigo, ¿no? Seré duro con esa gente. No consigo matar ese cáncer en gran parte llamado ONGs" (3 de setiembre de 2020, durante una transmisión en directo en Facebook). 

Quedó demostrado que la política exterior nunca fue lo suyo, cuando refiriéndose, por ejemplo, a comentarios del futuro presidente norteamericano Joe Biden dijo: "Acabamos de ver a un gran candidato a la jefatura del Estado decir que si no apago el fuego en la Amazonia levantará barreras comerciales contra Brasil. ¿Y cómo podemos enfrentarnos a todo esto? La diplomacia por sí sola no es suficiente... Cuando te quedas sin saliva, tienes que tener pólvora, si no, no funciona. No tienes por qué usar la pólvora, pero tienes que saber que tienes".

De la joven activista del Friday For Future por ejemplo apuntó: "Greta Thunberg dijo que los indios murieron porque estaban defendiendo la Amazonia, es impresionante que la prensa de espacio a esa mocosa".

La prensa tampoco se salvó de la poco conveniente retórica del señor presidente cuando le dijo a una periodista de la cadena o globo el 23 de agosto de 2020, en respuesta a una pregunta sobre los rumores de manejos inescrupulosos de la cuanta de su esposa Michelle: "Quiero callarte la boca a golpes".

Sobre la dictadura militar dijo: Bolsonaro dijo en 2016 que el "error de la dictadura fue torturar y no matar".

También cargó contra los pobres al afirma el 19 de julio de 2019 que: "Decir que hay hambre en Brasil es una gran mentira (...). No se ve a los pobres en las calles con físicos esqueléticos como vemos en algunos otros países del mundo".

El cuadro electoral, al fin y al cabo, presenta una clara tendencia de final abierto, abierto a las especulaciones de los indecisos, de los confabuladores, de los tendenciosos de la derecha mundial que avanza a pasos agigantados, como fuimos testigos hace escasos días en las elecciones italianas.

Pero la versión 2023 del posible gobierno de Lula viene cargado de nuevas propuestas. En primer lugar, propone una reforma fiscal, ya que el Estado brasileño está en bancarrota. Para tener los recursos para impulsar la reanudación del crecimiento económico y retomar a los orígenes de las políticas sociales: educación, salud y asistencia social.

Si se repitiera la tendencia de las elecciones presidenciales anteriores, con 48% de la preferencia electoral, y la paz social se mantiene por encima de todo, Lula podría superar el 50% de los votos válidos, transformándose por tercera vez en el nuevo presidente de Brasil, un país que tendrá que navegar en un escenario geopolítico complicado.

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*Foto de portada: Wikipedia