Por Antimafia Dos Mil-4 de setiembre de 2022

Un día como hoy, 4 de setiembre, pero de 1970, Salvador Allende ganaba las elecciones presidenciales, representando el sentimiento de un pueblo valiente y luchador, que bregaba por un país incluyente y más justo.

Este domingo, 52 años después de aquel día, el pueblo de Chile rechazó el plebiscito para reformar la Constitución. En las últimas horas de este domingo, y con casi el 100% de las mesas escrutadas, el resultado ha sido abrumador: por casi 20% de votos, la opción por el NO se impuso ante la posibilidad de enterrar definitivamente la Constitución pinochetista, y optó por el conservadurismo, que tristemente sigue formando parte de la identidad del país sudamericano.

Las cifras se reparten de la siguiente manera: 38,1% de votos por el ‘apruebo’ y 61,9% por el rechazo al cambio. Esto se traduce en 4.853.901 votos a favor, contra 7.876.142 en contra.

La respuesta de la ciudadanía chilena lamentablemente no sorprendió. Las encuestas a boca de urna mostraban un resultado similar al que finalmente se mostró en el escrutinio en todo el país.

Y a pesar de las movilizaciones masivas, de que casi un millón de personas salió a sacudir las calles y manifestarse por el cambio, en contraposición con los partidarios del rechazo que al cierre de campaña no eran más de 500 personas, la realidad dentro de cada circuito fue muy distinta.

El mayor motivo de rechazo, según informaron medios internacionales, fue la inclusión del reconocimiento a los pueblos originarios, que proponía establecer un Estado Plurinacional, donde las once naciones originarias tenían el mismo derecho a existir que cualquier ciudadano chileno. El miedo al cambio, la discriminación, el racismo, la no aceptación de estas propuestas fue quizás lo que más movilizó a un pueblo conservador a seguir bregando por las leyes de Pinochet.

El gobierno de Gabriel Boric, teniendo en vista el posible resultado, tiene una carta bajo la manga: convocar a un nuevo proceso constituyente, donde las derechas tengan más participación a la hora de redactar el nuevo texto, lo que posibilitaría engendrar una nueva Carta Magna, más acorde a la idiosincracia conservadora del pueblo de Chile.

Dijo el mandatario, horas antes del 4 de setiembre, día del plebiscito nacional: "Me cuesta mucho imaginarme que después de todo lo que ha pasado en Chile decidamos volver a fojas cero (...) lo que se decidió el 25 de octubre de 2020 fue tener un proceso constituyente para una nueva Constitución". En ese entonces, el 78% de la ciudadanía se manifestó a favor de una nueva Constitución, y el 79% entendió que debía hacerse a través de una Convención Constitucional.

Este domingo, Boric convocó a todos los líderes de los partidos políticos a una reunión en el Palacio de la Moneda para definir el nuevo rumbo. Y públicamente se comprometió a convocar a representantes “de todos los sectores, de todas las organizaciones sociales, de la sociedad civil, de los partidos políticos (…) para poder seguir adelante con este proceso".

Cabe esperar cuáles serán las nuevas condiciones, para que por fin Chile empiece a reformar sus bases nacionales. Pero seguramente esta vez, habrá más excluidos, y teniendo en cuenta los motivos por los cuales la gente se expresó en contra, es de prever que los pueblos originarios y las minorías seguirán luchando por un espacio, negado por el propio pueblo chileno.

Aún así, tenemos esperanza que, como dijo el maestro Salvador Allende, un día “se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre”, y como hace 52 años, se elija un rumbo de solidaridad y justicia por y para el pueblo.

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*Foto de portada: vozdeamerica.com