Viernes 19 Abril 2024

El 23 de agosto, se realizó paro nacional de la educación

Reclaman contra recorte de presupuesto y reforma educativa

Por falta de diálogo y exclusión a la participación docente y estudiantil

Por Victoria Camboni-24 de agosto de 2022

“Estamos en la calle nuevamente, la educación del pueblo no se vende, se defiende”.

Si hay letra histórica del movimiento estudiantil, es esta. Un canto que agita la sangre y que levanta la dignidad hasta los puños, que eleva gritos de denuncia y de reclamo, con la desesperación de hacerse oír, y de alcanzar aquellos oídos y conciencias que son duras, que no quieren, que están donde están para aplicar un manual que poco incluye en la discusión a los directamente implicados: las y los estudiantes.

Y ese es el reclamo. Que se respete el cogobierno para decidir la reforma educativa, porque dicen los representantes de los distintos gremios y sindicatos de la educación, que no se niegan a acompañar una reforma en la enseñanza, como la propuesta por las autoridades, pero que sí rechazan que no se los tome en cuenta para la construcción de esa enseñanza. Es por eso que en el discurso final de la movilización del 23 de agosto frente al edificio de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), los voceros pidieron que se aplace la aplicación de la reforma educativa para 2024, y que pueda darse esa tan necesaria discusión el año próximo. 

Varios fueron los discursos que cerraron la multitudinaria marcha que partió desde la Explanada de la Universidad de la República y que recorrió en un mar de proclamas la avenida 18 de julio, hasta llegar a Paraguay, rodeando la Plaza del Entrevero, para finalmente realizar un acto frente al edificio de la ANEP. El clima de la marcha fue de muchísima fuerza militante, de agitar banderas estudiantiles, y de proclamar con esa energía joven y esa compañía docente, que la lucha estudiantil sabe hacia dónde va y cuáles son sus necesidades.

La educacion del pueblo uruguayo se defiende 2

Bajo un clima de tensión, toda la educación decidió realizar un paro general de 24 horas, a nivel nacional. La persecución a los gremios estudiantiles, la prohibición y sanción judicial a estudiantes -por pintadas en muros que venían siendo utilizados con asiduidad- los recortes de todo tipo, como en horas docentes, la intromisión en la educación de empresas privadas como UPM, la quita del adicional, del Fondo de Solidaridad –contribución que hacen los egresados de la universidad pública para que los nuevos estudiantes puedan percibir una beca y la propia institución se siga manteniendo-, la famosa reforma educativa que pretende entre otras cosas quitar la orientación artística y materias como la de los programas educativos, dejando por fuera la participación de docentes y estudiantes en la confección de la reforma educativa, cambiando la figura de docente por tecnicista, reduciendo horas,  quitando didáctica de los centros de formación docente, las pésimas condiciones edilicias de muchos centros estudiantiles, la falta de presupuesto para toda la educación pública en general, y los recortes de presupuesto a la Universidad de la República, fueron los detonantes para que el conflicto se desatase en todo el país.

En las últimas dos semanas fueron ocupados distintos centros estudiantiles: el Instituto de Profesores Artigas (IPA, de formación docente, que fue tomado por docentes y estudiantes), Centro de Estudiantes de Magisterio, el Instituto de Formación en Educación Social (IFES), centros del Instituto de Formación Docente (IFD) de Maldonado y Florida, del Consejo de Formación Docente (CDF), Centros Regionales de Profesores (CERP) de Maldonado, Rivera, Colonia, Florida, Atlántida y Las Piedras, entre otros lugares. También fueron tomados centros de educación secundaria.

Un conflicto que todavía no se sabe hasta cuándo se extenderá, pero que no cesará hasta que no haya una respuesta del gobierno. Hasta este momento, la única respuesta ha sido la desocupación de todos los centros de estudio y la nula disposición al diálogo desde el Ministerio de Educación y Cultura con Pablo Da Silveira a la cabeza, y el consejero del Codicen, Robert Silva.

“En vez de dialogar envían a las fuerzas policiales a los institutos y liceos”, reclamaban en el estrado frente a la ANEP en la lectura de la proclama.

Cecilia Klein, representante del Sindicato de Docentes de la Educación, protestó: “Se nos cuestiona que dejamos a los estudiantes sin clase, se olvidan que son ellos los que hicieron ellos los recortes, se olvidan de decir lo difícil que es enseñar en salones fríos y húmedos”.

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Los estudiantes del IFES también recalcaron su preocupación porque su carrera habría sido “eliminada” del presupuesto, con todo lo que eso implica.

Además, protestaron contra la persecución de la senadora y exdirectora del liceo Bauzá, Graciela Bianchi, que divulgó información falsa sobre un estudiante del IPA, y en los últimos años ha venido persiguiendo a distintos actores de los sindicatos de la enseñanza elevando pedidos de informes, como en el caso de la dirigente de la Asociación de funcionarios de la Universidad del Trabajo del Uruguay (AFUTU), Mabel Mallo.

Y los señalamientos también fueron para Hugo Sosa, director de Compras de la Intendencia de Colonia, quien mientras estudiantes del CERP en ese departamento se manifestaban, les sacó fotos y publicando en su Twitter, dijo que los estudiantes “eran cuatro gatos locos consumidos por el comunismo” y que “no quedan dudas, están buscando un nuevo Líber Arce”; palabras que se pueden entender como intolerancia, estigmatización y amenazas en un contexto de conflicto, y que generaron enorme malestar en el movimiento estudiantil.

Las ocupaciones, paros y movilizaciones de la enseñanza, se fortalecieron y estallaron cuando días atrás en la Cámara de Diputados se votó la ley de rendición de cuentas, que contempla el presupuesto del Estado para los próximos años. En esa votación, los recortes al presupuesto de la enseñanza fueron contundentes.

Escuché hoy a una señora opinar sobre las movilizaciones de estos días: “Son todos anarquistas”. Una afirmación bastante tendenciosa, que hace pensar en algo poco meditado, realmente. Cuando pregunté en qué se basaba para hacer una afirmación así, dijo que son “revoltosos”. ¿Está mal categorizado socialmente ser “revoltoso”? ¿Reclamar y movilizarse por los derechos de miles, es ser “revoltoso”? ¿Está mejor visto guardar silencio y lamentarse por lo caro que está todo, lo inseguras que están las calles y lo mal que anda la educación?

Una triste realidad de un promedio de ciudadanos y ciudadanas que no se indignan, porque no quieren preocuparse, porque no ven otra realidad que la suya cotidiana, porque se olvidan que también fueron estudiantes. Porque no se dan cuenta que la mala educación, es la causa de la decadencia de nuestra sociedad.

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*Foto de portada: Antimafia Dos Mil