Por Agustín Saiz (MARA), desde Argentina-7 de agosto de 2022

Kate Brown, periodista especializada en temas nucleares, planteaba hace algunos años si “podemos estar seguros que tenemos condiciones estables dondequiera que se instale una central nuclear, para los próximos cien años?”. Evidentemente no. La situación de la guerra de Ucrania y Rusia nos trae novedades todas las semanas. Es que el mundo que conocíamos ya no existe. En realidad, dejó de existir hace varios años atrás, pero la miopía del discurso oficial generalizado hizo como si las posibilidades de desarrollo y progreso continuaban vigentes como siempre.

En este nuevo paradigma de crisis energética, cambio climático y ahora (después de la visita de Nancy Pelosi a Taiwán) una posible guerra que comienza a extenderse por todo el globo, la amenaza nuclear se incrementa. Hablamos como en las mamushkas rusas, de una crisis dentro de otra.

En estos días, la ola de calor en Europa provocó la inoperatividad de los reactores por el aumento de la temperatura del agua y el bajo caudal del rio, obligando a Francia a sacar fuera de línea a dos de ellos. En paralelo, en los EEUU las inundaciones en el estado Kentucky amenazan con llegar (nuevamente) a depósitos de basura radioactiva de la explanta de enriquecimiento de uranio. Pero además dentro de la misma semana, en Zaporiya, el fuego cruzado de las fuerzas rusas y ucranianas se incrementó. Sabemos que no son justamente los promotores de la industria nuclear quienes se harán cargo de los actuales escenarios climáticos y políticos que ignoran deliberadamente y que causan los accidentes. Nos seguimos lamentando todavía del accidente de Fukushima culpando al terremoto, sin señalar al plan nuclear Japones instrumentado por EEUU sobre la falla sísmica más grande del planeta.

La central nuclear de Zaporiyia es presentada con orgullo como la más grande de Europa. Posee 6 reactores modelos VVER-1000-350 con 950MW de potencia cada uno, construidos entre 1984 y 1995 (es decir con sus vidas útiles ya avanzadas o llegando al final). A su alrededor, creció la ciudad de “Energodar” (que en español significa “el don de la energía”) llegando a tener antes de la guerra más de 50 mil habitantes y que hoy está en un estado de alerta. Es decir que del orgullo de ser “vanguardia” y de ser presentada como planta modelo, pasamos sin escalas, al miedo de una catástrofe que puede afectar toda Europa. 

Los lobistas de lo nuclear se desligan de sus responsabilidades y nos avisan que ya no hay nada por hacer. Rafael Grossi al mando de la OEIA (Organización internacional de Energia Atómica) declaró el 2 de agosto del 2022 respecto a los reactores de Zaporiya “que está completamente fuera de control”, “que todos los principios de seguridad han sido violados” y que necesitan tomar el control de la central “para evitar que se produzca un accidente nuclear”. Es decir, no hay margen para simular un discurso moderado, como lo venían haciendo desde el comienzo de la guerra y transmitir tranquilidad a la población.

Una central nuclear es una instalación muy compleja, que requiere asistencia de manera permanente para su buen funcionamiento. Solo podemos imaginar las condiciones de stress de los operadores de la planta, después de meses de estar bajo coacción al mando de los generales de las fuerzas rusas. Un evento importante pueden ser las pérdidas de suministro eléctrico externo que mantienen refrigerado al reactor y aseguran que las barras del combustible gastado en las piletas de enfriamiento, no reaccionen y generen un accidente. Recordemos que, en una guerra convencional, la infraestructura edilicia de una población, el suministro de agua y alimentos, y el abastecimiento de electricidad son objetivos lamentablemente primarios a la invadir un territorio.

De Hiroshima a Ucrania 2

No podemos anticipar lo que pueda pasar en Ucrania, solo por el momento ni a Rusia ni a Ucrania les conviene desencadenar un accidente que impacte en media Europa. Pero la guerra recién comienza y se sostendrá al largo plazo. Mas tarde o temprano durante el fuego cruzado o por medio de intereses de terceros, un evento con el objetivo de descalificar al oponente ante la opinión pública mundial puede ocurrir. No sería la primera vez que se instrumentan actos de sabotaje para darle inicio a una nueva etapa o estrategia de guerra (recordemos por ejemplo hasta donde son capaces de llegar con lo ocurrido con las torres gemelas en el 11S).

El inventario de Zaporiyia en 2017 para el total de sus 6 reactores consistía en 2.204 tn de combustible gastado dentro del emplazamiento (885 tn en las piscinas de enfriamiento y 1.349 tn almacenadas en seco). Pensemos que en Chernóbil la cantidad de materiales radioactivos y tóxicos expulsados a la atmosfera fue 500 veces superior a la liberada por la bomba atómica en Hiroshima.

Mas allá de la guerra informativa, tenemos que pasar en limpio lo ocurrido recientemente con los nuevos disparos de artillera sobre el complejo nuclear de Zaporiyia. El 4 de marzo el ejército ruso había ingresado y todos vimos las imágenes que mostraron el impacto sobre el edificio de contención de uno de los reactores.

Pero lo que acaba de ocurrir en estos días es mucho más grave. El viernes 5 de agosto se registraron bombardeos cerca de las centrales. Los rusos acusaron a Ucrania y confirmaron que se interrumpieron dos líneas eléctricas necesarias para el funcionamiento de la central y que desde la otra orilla del rio Dniéper, se dispararon proyectiles que alcanzaron una nave industrial dentro de la central. Mientras que Ucrania señaló que el ejército ruso se nuclea allí para llevar a cabo nuevos ataques y que los funcionarios de Rosatom habían abandonado el lugar antes del fuego cruzado, demostrando así que te tenían intenciones de llevar adelante un ataque.

El pasado 6 de agosto, la empresa estatal Energoatom que opera los reactores ucranianos, lanzó un comunicado oficial diciendo que a raíz de los ataques “se activó el sistema de emergencia en uno de los reactores”, que los bombardeos “causaron graves daños a una estación auxiliar que contenía nitrógeno y oxigeno”, “que sigue habiendo riesgo de fugas de hidrogeno y sustancias radioactivas” y “que el riesgo de incendio también es alto”.

Una parte culpa a la otra. 

Lo cierto es que la central de Zaporiyia está en primera línea del frente de combate de una guerra que recién comienza… pero que no sabemos cómo termina.

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Agradecimiento Cristian Basualdo, extraído de la charla “De Hiroshima a Ucrania”

https://www.facebook.com/movimientoantinuclear.zaratecampana/videos/630430401554438

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*Foto de portada: euronews.com / Soldados rusos custodian la central de Zaporiyia

https://www.euronews.com/2022/08/06/ukraine-war-eu-accuses-russia-of-irresponsible-zaporizhzhia-nuclear-safety-breach

*Foto 2: 20minutos-Los seis reactores del complejo nuclear de Zaporiyia

https://www.20minutos.es/noticia/5039064/0/riesgo-fuga-incendios-ataques-central-nuclearzaporiyia-exploto-milagro/