Jueves 25 Abril 2024
Los casos aumentaron en 2021; son 25, pero podrían ser 28
 
Por Victoria Camboni-8 de marzo de 2022

¿Cuántas veces tiene que pedir justicia una mujer, para que su muerte pueda ser evitada?

Los femicidios crecieron en 2021 en Uruguay. Los registros del Ministerio del Interior indican que a lo largo del año fue presentada una denuncia cada 14 minutos por violencia doméstica; cuatro por hora, 104 por día, tal como se consigna en un voluminoso y muy sólido informe de la periodista Denise Legrand, en La Diaria, del pasado día 4 de marzo (que recomendamos leer). En concreto, casi el total de las víctimas son mujeres. De cara a la movilización de este 8M, a la que confluirán cientos de miles de mujeres -como cada año-, el reclamo crece a la par de las cifras: al menos 25 mujeres fueron asesinadas el año pasado, por odio a su condición, y tres casos más se encuentran en etapa de investigación, lo que podría ascender la cifra a 28.

Para nuestro parecer, las informaciones son dramáticas. Y los mecanismos de contención y respuesta, insuficientes. A lo largo de prácticamente todo 2021, cada 8 días se cometió o intentó cometer un femicidio. De todos los casos, la mitad tenían medidas cautelares, es decir que contaban con el accionar de la policía para proteger a las mujeres que, aun así, fueron asesinadas.

En casi el 70% de los femicidios, el asesino fue su pareja; prácticamente el resto de homicidios de odio hacia la mujer, fue llevado a cabo por sus exparejas.

Respecto a las denuncias, el 60% fueron hechas contra sus parejas o exparejas que las violentaban. También se constató que de las personas que están utilizando tobilleras electrónicas, donde se controla que exista cierta distancia de una persona hacia otra por el peligro que representa, casi el 90% son parejas o exparejas.

Otro dato que resulta relevante es que más de un 70% de los femicidios fueron cometidos en el interior del país, es decir, en zonas donde se contaba con menor respuesta institucional a la violencia.

Casi la mitad de los femicidas se suicidaron luego de destruirle la vida a la mujer.

Son datos duros, pero hablan de una forma de relacionarse, donde las mujeres se ven expuestas a vínculos de poder que las someten, lastiman y matan. Son manifestaciones del patriarcado, de la cultura del dominio y la violencia.

Justamente, el 8M se conmemora el mismo día en que 140 mujeres trabajadoras en Nueva York, se aprestaron a hacer huelga para protestar por sus derechos, y fueron encerradas y quemadas vivas. Fueron femicidios en masa. Solo por protestar. Solo por ser mujeres.

La cultura del femicidio se sostiene en la permisividad, en la constancia de instituciones y poderes que se han sustentado siempre en un juego de poder, y que han utilizado a la mujer como un trofeo, como una posesión, como un objeto de uso y descarte. La violencia es parte estructural de nuestras culturas, de nuestras sociedades. Y sin una debida formación institucional, que contenga, sostenga y brinde soluciones específicas, seguirá habiendo tantas mujeres que sean enterradas junto a sus denuncias. Si no se le da la debida entidad a la violencia de género y los recursos necesarios, seguirá siendo como un tsunami que se ve venir, pero no se hace nada para evitarlo.

¿Cuántas veces tiene que pedir justicia una mujer, para que su muerte pueda ser evitada?

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*Foto de portada: La Diaria