Las guerras como herramienta
 
Para saquear los recursos de las naciones llamadas 'pobres' o 'subdesarrolladas'
 
Por Marco Gaidino Rambaudi y Lorenzo Sardo-11 de noviembre del 2021

En el mundo hay varios países denominados pobres a los que se mantiene pobres para que otros Estados y empresas multinacionales puedan explotar sus recursos. Ese es el caso de África, una tierra rica en recursos naturales, donde, sin embargo, la población se ve aislada de los beneficios económicos derivados de la extracción y venta de dichos recursos. De hecho, los conflictos que existen en ciertas áreas tienen como único propósito mantener el statu quo de explotación de recursos y subyugación de los pueblos autóctonos.

Nuestro estilo de vida occidental es el resultado de un sistema económico desequilibrado. Por un lado, hay una enorme cantidad de riqueza al alcance de unos pocos países ricos y, por otro lado, hay millones de pobres que son laboralmente explotados y se saquean sus tierras. "En Myanmar, en Vietnam y en otros países se fabrican nuestras hermosas prendas de marca, Benetton o Piazza Italia", recordó el padre Alex Zanotelli, "vi el informe de un país asiático en el que las mujeres reciben 30 dólares al mes, un dólar al día. ¿Por qué compramos esas prendas? ¡Hay que boicotearlos! Pero deben ser acciones colectivas, debe ser todo el pueblo el que diga basta, para que se pueda hacer". Marco Mascia, director del Centro de Derechos Humanos Antonio Papisca subrayó que "esta forma de liderazgo global está empobreciendo al mundo con un sistema neoliberal, que es tan criminal como las guerras libradas en el territorio. Este liderazgo global, quiere mantener el control sobre las materias primas y las riquezas naturales presentes en los países pobres" y para saquear los recursos del planeta "viola constantemente el derecho internacional, cometiendo crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad".

La mitad de las manos del mundo en las riquezas del Congo: un conflicto sin fin

Tomando en consideración África Central, Elena Pasquini, periodista y activista en la República Democrática del Congo, habló sobre esta tierra después visitar el norte del Congo el pasado mes de febrero, a la zona donde tuvo lugar el atentado contra el embajador italiano Luca Attanasio. Sus desconcertadas palabras mostraron un panorama desolador. Un país que durante décadas no ha tenido respiro ni paz, atormentado por los enfrentamientos entre las múltiples facciones armadas de la zona, incluso con la presencia de grupos islámicos.

Una situación completamente inestable que crea un terreno fértil para estrategias de caos, dirigidas a explotar las inmensas cuencas de materias primas de estos territorios. Las consecuencias de esto son la violencia y brutalidad contra la población civil, enfrentamientos que resultan en asesinatos masivos, violaciones y masacres. Se incendian pueblos y la crisis alimentaria se vuelve cada día más acuciante, la corrupción es enorme, lo que permite un tráfico despiadado de armas y minerales, materiales que son cada vez más una pena de muerte para los congoleños. Cientos de muertos y miles de desplazados que debieron dejar sus hogares huyendo con muy poco o nada.

La República Democrática del Congo (RDC) es un país sacudido por eternos conflictos étnicos y regionales. Dos veces estos conflictos degeneraron en guerras multi estatales, como la Primera Guerra del Congo (1996-1997) y la Segunda Guerra del Congo (1998-2003). La segunda se llamó Guerra Mundial Africana o Gran Guerra Africana y enfrentó a Ruanda, Uganda y Burundi por un lado y a una amplia coalición de apoyo al presidente Kabila por el otro, formada por Angola, Chad, Sudán, República Centroafricana, Zimbabwe, Namibia y Libia. Además de las naciones africanas, también participaron unos 25 grupos armados más. Esta guerra tuvo un terrible resultado: 5,4 millones de muertes a causa de la guerra, el hambre y las enfermedades.

Para intentar restablecer la paz, se envió una misión, que aún está activa, de Cascos Azules o fuerzas de paz de la ONU formada por 18.000 soldados. La más grande del mundo. La zona con mayor riesgo de conflicto en el Congo es la oriental, ya que aquí se encuentran algunos de los depósitos más grandes del mundo de cobre, cobalto, zinc, aluminio, diamantes y oro, a los que se añaden maderas preciosas, uranio, estaño, tungsteno, petróleo y gas natural. La República Democrática del Congo es de hecho uno de los mayores productores mundiales de diamantes, cobalto, cobre y coltán (dentro del cual se encuentra el tantalio), los llamados 'minerales sangrientos' porque se extraen de las zonas de conflicto. Las razones étnicas de los conflictos en el Congo, que no es de extrañar que se concentren en el este del país, enmascaran el interés por el dominio de estos rentables recursos. Muchos de estos son minerales esenciales para la industria electrónica, es decir, para nuestras computadoras, teléfonos inteligentes y automóviles eléctricos. Nuestros celulares, por ejemplo, contienen entre 5 y 10 gramos de cobalto y las baterías de un coche eléctrico contienen entre 10 y 15 kilos. La República Democrática del Congo produce alrededor del 70% del todo el cobalto del mundo. China prácticamente tiene el monopolio del procesamiento de minerales. Entre las diversas empresas mineras de cobalto en el Congo, a la cabeza se encuentran las multinacionales Glencore (Suiza) y la multinacional China Molybdenum (China), según informó Il Sole 24 Ore.

Además de las industrias extractivas, también hay una marea de minas artesanales, que representan alrededor del 20% del total, según un informe disponible en ResearchGate. La minería artesanal se lleva a cabo sin sistemas de seguridad ni salvaguardas para los mineros, incluidos muchos menores. Las estimaciones hablan de 40.000 menores empleados como mineros durante más de 12 horas al día, en agotadoras condiciones físicas y mentales. Las minas donde se realiza la minería artesanal son administradas principalmente por grupos armados locales.

En diciembre del 2019 se inició un proceso en el que se demandó a empresas como Apple, Alphabet (la empresa matriz de Google), Dell, Microsoft y Tesla, como explica LIFEGATE. Las empresas fueron acusadas de haber obtenido cobalto de proveedores que utilizan mano de obra infantil en el proceso de extracción. Los proveedores que acabaron en el punto de mira serían Kamoto Copper Company (una empresa conjunta en la cual la suiza Glencore posee el 75% y de la que Glencore es siempre el único cliente que compra el 100% de la producción minera) y la china Zhejiang Huayou Cobalt.

La empresa Congo Dongfang Mining International (una subsidiaria propiedad de Zhejiang Huayou Cobalt) fue acusado en un informe de Amnistía Internacional del 2016 de comprar principalmente cobalto artesanal y luego revenderlo a la empresa matriz china Huayou Cobalt, una de las líderes mundiales en producción de cobalto. En el informe también figuran las empresas que compraron las baterías terminadas a productores que habrían utilizado el cobalto extraído por las empresas Congo Dongfang y Huayou Cobalt: Apple, Samsung, ATL, BYD, LG, Mercedes, Daimler, Sony, Volkswagen, Dell, HP, Huawei, Lenovo, Inventec, Microsoft, Vodafone, Ahong, OKWAP, ZTE y LG.

Además del Cobalto, también el Coltán (que contiene Tantalio) tiene una gran demanda, ya que asimismo se usa para baterías y por esta razón está sujeto a cadenas de extracción y producción similares.

Los grupos armados locales extraen, gravan ilegalmente y saquean las minas. Los ingresos de este mercado negro se utilizan para autofinanciarse. Los inmensos recursos son el flagelo de la sociedad civil congoleña que paga las consecuencias de esta explotación con asesinatos, desapariciones, torturas, destrucción de bienes públicos y privados, violencia sexual y de género, explotación del trabajo infantil y reclutamiento de niños soldados, como ha revelado un estudio sobre la violación de los derechos humanos en la República Democrática del Congo publicado en el 2018 por el Departamento de Estado de los Estados Unidos.

La Unión Europea aprobó, en el 2017, un reglamento que impide la importación a la Unión de casiterita (de la que se obtiene el estaño), wolframita (tungsteno), coltán (tantalio) y oro de zonas en conflicto. Sin embargo, en la lista falta el cobalto, de cual se habló antes, y otros minerales 'sangrientos'. El 1 de enero del 2021 entró en vigor el reglamento que obliga a las empresas que importan minerales a la debida diligencia, o al deber de conocer el origen de los minerales utilizados. Sin embargo, los productos terminados no están sujetos a la legislación europea, eludiendo así el objetivo de controlar la cadena de suministro.

Pero los métodos para eludir este sistema de control no terminan ahí

Pandillas armadas, organizaciones criminales y personalidades vinculadas a las élites políticas locales controlan más del 70% de las minas artesanales en el este del Congo. El 90% de la producción de oro, por ejemplo, se saca de contrabando del país, según el diario La Repubblica, y los Emiratos Árabes Unidos "importan el 95% de la producción (de oro artesanal de África Oriental y Central, ndr) y requieren documentación mínima. Desde Dubai Gold Souk, el principal mercado, sale oro para la India, China, Suiza y Medio Oriente, en lo que es esencialmente un proceso de reciclaje".

En la mayoría de los casos -dice la revista online L’Eurispes.it, canal informativo del Instituto de Investigación Eurispes- se pierde el rastro del material extraído en el Congo que luego es sacado de contrabando del país. De esta forma, el oro sería llevado a países vecinos (Uganda y Ruanda) y vendido a empresas locales que lo refinan, para luego ser exportado como oro de origen ugandés o ruandés. Así etiquetado, el mineral no se somete a controles cuidadosos, ya que los dos países no tienen zonas de conflicto. Otra ruta, siempre según la misma revista, es la que se dirige a Dubai dentro del equipaje de mano cargado en vuelos privados. El oro, en este caso, sería refinado y vendido internacionalmente en forma silenciosa, con certificados de origen falsos. "Los Emiratos Árabes Unidos, en general, y la ciudad de Dubai en particular, están desempeñando un papel cada vez más central en la colocación de oro de zonas de conflicto en los mercados internacionales", señala L'Eurispes.it.

Otro tema candente son los diamantes, presentes en grandes cantidades en la República Democrática del Congo, uno de los mayores productores del mundo. Desde el año 2000, las multinacionales y los países productores y compradores siguen las líneas del Proceso de Kimberley (KPCS), un acuerdo de certificación de diamantes destinado a garantizar que las piedras extraídas no provengan de zonas de conflicto. El problema del Proceso de Kimberley es que no toma en cuenta el respeto a los derechos humanos, como la prohibición del trabajo infantil, las prácticas laborales justas y el impacto ambiental. Además del hecho de que los diamantes en bruto extraídos en zonas de conflicto se pasan de contrabando de manera segura a áreas libres de conflicto donde, una vez cortados, obtienen la certificación de Kimberley.

El Congo está plagado de minas artesanales, incluidos diamantes. Mbuji-Mayi es llamada la "ciudad de los diamantes". Ahí están las minas que producen un tercio de los diamantes industriales del mundo. En una entrevista con el padre salesiano don Mario Pérez, que trabaja en la República Democrática del Congo, publicada por Pueblos y Misiones, el misionero cuenta cómo la vida cerca de las minas de diamantes es un infierno para familias enteras, "a menudo llegan a nuestra misión niños desnutridos y hambrientos que huyen de minas de diamantes donde son tratados como esclavos. Todos los niños de nuestra escuela tienen un familiar que trabaja en la mina, incluso hermanos mayores. Y nos dicen que a menudo mueren enterrados vivos en esos túneles peligrosos e inseguros. […] Los diamantes escapan a los controles porque se exportan en bruto a Ruanda y Burundi, se limpian y terminan en India y China. […] Mbuji-Mayi es una ciudad en la provincia del este de Kasai, que alguna vez fue completamente dependiente de los diamantes. Había una empresa paraestatal con participación belga y todos vivían de las ganancias de sus gemas. Pero en la década de 1980, Mobutu acabó con el monopolio estatal y creó un mercado libre. Todos se lanzaron al comercio de diamantes y las minas quedaron bajo el control de grupos armados".

El gobierno de la República Democrática del Congo firmó recientemente un memorando de entendimiento con la multinacional rusa Alrosa para la explotación de un campo de diamantes, según informó La Repubblica, pero los activistas de Lucha, un importante movimiento por los derechos en el país africano, están preocupados porque "Alrosa es corresponsable de un desastre ambiental que ocurrió a principios de mes (setiembre de 2021, ndr): una empresa de extracción y procesamiento de diamantes en la cercana Angola, de la cual la marca rusa tiene el 41% en altitud, que derramó metales pesados ​​en un afluente menor del río Kasai. Como consecuencia del accidente, 12 ciudadanos congoleños perdieron la vida y otros 4.500 fueron intoxicados". Además, "Alrosa habría dado -afirma el diario hablando de la denuncia de Lucha- pruebas de no respetar los estándares de seguridad de las empresas".

En un país que ha sido desgarrado durante décadas por enfrentamientos entre grupos armados y el ejército regular, uno se pregunta de dónde provienen todas las armas utilizadas en la República Democrática del Congo. Un informe del 2012 de Amnistía Internacional denunció "las graves violaciones a los derechos humanos cometidas por las fuerzas regulares (las Fardc, ndr) y por los grupos armados de la República Democrática del Congo, favorecidos por la facilidad con la que se pueden encontrar armas y municiones”. Solo un tratado sobre el comercio de armas, según el informe, puede restringir el movimiento sin control del armamento. "Los principales proveedores son China, Egipto, Francia, Estados Unidos de América, Sudáfrica y Ucrania. En la mayoría de los casos, los traslados se autorizaron a pesar del riesgo real de crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos", prosigue el informe. Estos países venderían el material bélico a las fuerzas regulares congoleñas que, sin embargo, no protegen sus arsenales y las armas terminarían en manos de numerosos grupos armados y, en ocasiones, son incluso los propios soldados regulares quienes las revenden a los milicianos. O también sucede que las armas se suministran a los gobiernos de los países vecinos que luego las revenden a los grupos armados congoleños a cambio de los minerales preciosos.

Los campos de gas en Mozambique: la maldición de la gente de Capo Delgado

Mozambique fue una colonia portuguesa hasta 1975, cuando el movimiento independentista Frente para la Liberación de Mozambique (FRELIMO) se convirtió en el único partido gobernante. Debido a la extrema pobreza de la población, el país se alió políticamente con la Unión Soviética solicitando el apoyo de los países del bloque comunista. Después de la independencia, Mozambique se convirtió en un punto de referencia para los movimientos independentistas y antiapartheid de Sudáfrica y Rhodesia. Estos, con el apoyo de Estados Unidos, financiaron el establecimiento en Mozambique de un ejército de liberación anticomunista llamado RENAMO. A principios de los años '80, el RENAMO inició una serie de ataques a la infraestructura del país, incluidas escuelas y hospitales, que llevaron a Mozambique a una guerra civil que, entre 1981 y 1992, causó aproximadamente un millón de muertos, de los cuales el 95% fueron víctimas civiles. En 1990, con el fin de la Guerra Fría y el apartheid en Sudáfrica, cesó el apoyo al RENAMO, tanto que FRELIMO y RENAMO comenzaron a negociar.

La intervención de la periodista Paola Rolletta, con veinte años de trabajo en Mozambique a sus espaldas, situó la atención sobre este país que, tras la firma de la paz en Roma en 1992, puso fin a 16 años de guerra civil. A pesar de las excelentes iniciativas de la sociedad civil, desde hace cinco años se abrió un nuevo conflicto en Capo Delgado, provincia del norte de Mozambique, contra un enemigo no identificado. Tras el primer ataque en 2017 a una pequeña localidad fronteriza con Tanzania, algunas voces identificaron a este enemigo en jóvenes poseídos y marginados, según informó el obispo de Pemba, Luiz Fernando Lisboa, en los que las condiciones de extrema pobreza y enormes disparidades sociales habrían conducido a reacciones violentas de este tipo. El motivo sería la producción de gas que desde 2010, cuando se descubrieron los campos, ha convertido al país en el tercer productor de gas del mundo. Es enorme el interés por un sector que, con la presencia de la italiana ENI y la francesa TOTAL, está atrayendo grandes inversiones y, en consecuencia, generando una brecha cada vez mayor entre riqueza y pobreza. Se trata de inversiones de millones de euros en marcado contraste con la situación social y económica del país, donde la gente tiene poco o nada para comer, los hospitales y la sanidad son inexistentes y la educación es escasa debido a las pocas escuelas. Muchos se vieron obligados a huir de sus aldeas costeras debido a las operaciones industriales y las cosas empeoraron cuando una guerrilla islamista apareció en la zona.

La periodista Rolletta, hablando del escenario actual, dijo: "Hemos llegado al 2021 con la batalla de Palma [...] la batalla de Palma es fundamental, estamos hablando del 1º de abril de 2021". Para el periodista, esta batalla fue fundamental porque el gobierno de Mozambique ya no depende de los mercenarios rusos de la empresa Wagner y su ejército "mal preparado, frágil y mal pagado", sino que se enfrenta a los mercenarios de la empresa sudafricana Dyck Advisory Group (DAG) que luchó en esa "guerra sucia" durante la guerra civil. De hecho, el DAG está acusado de disparar indiscriminadamente contra civiles y atacar un hospital, según un informe publicado por Amnistía Internacional.

Sin embargo, solo después del ataque de los yihadistas a la base de TOTAL, el gobierno de Mozambique finalmente decidió pedir ayuda a la comunidad internacional a través de un acuerdo trilateral firmado por Mozambique, Francia y Ruanda. Una triangulación desconcertante, pero que podría impulsar una acción decisiva contra un conflicto que dura cinco años y que hasta ahora ha causado más de 3.000 muertos estimados y más de 100.000 refugiados y desplazados internos. En este último caso, la violencia es desenfrenada, la economía local está devastada y la región totalmente militarizada. Por un lado, las petroleras piden mayor protección militar al gobierno de Mozambique y, por otro lado, la militarización de la zona, con contratistas, ejército y grupos armados, ha traído violencia y caos en detrimento de los habitantes de la región.

La revista Altra Economia ofrece un análisis más profundo del proyecto Coral South para la extracción de gas en Mozambique: el proyecto cuenta con préstamos de Unicredit y Ubi Banca (Unión de Bancos Italianos S.A.), ENI es una de las empresas más grandes que lideran las operaciones para la explotación de yacimientos de gas, mientras que SACE (empresa financiera especializada en seguros de crédito a la exportación, propiedad de Cassa Depositi e Prestiti, por lo tanto controlada por el Ministerio de Economía italiano) actúa como garante de las inversiones del gigante de la energía.

"La maldición de África es su riqueza, por favor, no es pobre, es riquísima", dijo el padre Zanotelli en la conferencia, por eso hay tantas guerras y pobreza en el continente negro. "Y les recuerdo a todos, por favor, que el verdadero ministro de Relaciones Exteriores no es Luigi di Maio, sino Descalzi, es ENI, estos son los que hacen la verdadera política. Este es el meollo del problema". De hecho, la acción cínica de nuestros gigantes energéticos (ENI), de crédito (Unicredit, Ubi Banca) y del gobierno (SACE), es que van a invertir en Mozambique para sacar gas, pero no invierten en mejorar la vida de la población local, de hecho, el propio proyecto de infraestructura genera aún más pobreza y violencia.

Birmania entre inversiones chinas e intereses indios

Situada entre China, India, Bangladesh, Tailandia y la Bahía de Bengala se encuentra Birmania o la República de la Unión de Myanmar. Hace unos meses el país fue sacudido internamente por una guerra civil debido al establecimiento de un régimen militar. Un territorio que, al estar en el centro del área asiática, se ha convertido en una zona en disputa entre intereses indios y chinos. Como explicó la secretaria general de la asociación Italia-Birmania Juntos, Cecilia Brighi, "China tiene una serie de intereses muy fuertes en Birmania [...] lleva a través de Birmania el gas y los bienes que saquea en África, a través del estrecho de Malaca, ahorrándose 5 o 6 días de viaje y evitando el paso en la situación de conflicto en el Mar de China Meridional". Este no es su único interés, hoy China tiene una variedad de proyectos estructurales, proyectos hidroeléctricos, mineros y megaproyectos industriales. Pero el vínculo entre los dos territorios es mucho más profundo, ya que China, junto con Rusia, es el mayor proveedor de armas a Birmania, bloqueando cualquier resolución obligatoria para reducir las armas en el Consejo de Seguridad. Hablando del otro contendiente de este territorio, Cecilia Brighi ilustró que "la propia India tiene una serie de intereses, siempre en Rakhine, estamos hablando de uno de los Estados donde se ha producido el gran crimen contra los rohingya, está construyendo una gran infraestructura que permite llegar a la parte de la India, que no tiene acceso al mar, al mar". Como se desprende de la situación geopolítica que explicó Brighi, existe un enfrentamiento entre China e India por el dominio de esta parte de Asia, que tiene al ejército birmano interesado en apoyar la presencia china ya que Beijing se ha comprometido en relaciones tanto políticas como económicas.

Tras el golpe de Estado militar para recuperar el poder, la situación se precipitó drásticamente. El gran número de grupos étnicos presentes en la zona (alrededor de 130 reconocidos) fueron los más afectados, con incendios de pueblos e iglesias. Cecilia Brighi reportó unos datos que evidencian el pavoroso escenario en el que está envuelto el país "a la fecha se han registrado 1100 personas asesinadas, 8800 detenidas, sobre todo mujeres que suelen ser detenidas cuando se busca a los maridos y mujeres secuestradas como método de chantaje. […] Hay más de 230.000 refugiados internos desde febrero. Se dice que la mitad de la población está al borde de la inanición. Hubo una serie de despidos masivos, despidos utilizados como chantaje. Fueron despedidos empleados públicos, médicos, enfermeras y trabajadores de la energía que boicotearon el suministro de gas y metano. Los ferroviarios también fueron expulsados ​​de sus casas". Este es el gravísimo escenario que surge de los datos internacionales. Pero las escasas implicaciones positivas se están viendo principalmente en el sistema de confección textil, donde la asociación Italia-Birmania está intentando sacar del país a 250.000 trabajadores que "preferirían morir de hambre antes que consolidar esta dictadura", tanto es así que Benetton y otras marcas, aunque no todas, han declarado que ya no trabajarán en Birmania.

Después de años de gobierno militar, Myanmar finalmente tuvo algunos destellos de apertura democrática, primero en 2012 y luego en 2015, cuando se convocaron elecciones libres para llenar el 75% de los escaños en el parlamento. El 25% restante quedó en manos de los militares. La Liga Nacional para la Democracia de la líder y Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi ganó por mayoría absoluta.

El nuevo golpe de febrero de 2021 quebró las alas de la naciente democracia birmana y está asfixiando a la sociedad civil que se opone al liderazgo de la dictadura militar.

Estos son solo algunos de los conflictos del mundo y el número de víctimas ya es muy elevado. Pero, si hiciéramos un recuento total de todas las víctimas de todos los conflictos del mundo, podríamos decir que estamos ante una masacre. Nuestro mundo es un cementerio al aire libre. Los países ricos, las democracias occidentales le dan un gran valor a la vida, pero al mismo tiempo, estos mismos países, en lugar de ayudar a los que están en dificultades, explotan sus recursos, les venden armas y fomentan las guerras, hasta el punto que la vida en esos lugares ya no tiene ningún valor: esta es la paradoja en la que vivimos.

El padre Zanotelli explicó que las armas son la herramienta con la que "el 10% del mundo" le roba y explota los recursos del sur del planeta para mantener su estilo de vida, que es el nuestro, el occidental, en un círculo vicioso donde "el hombre se ha convertido en la bestia más feroz que existe en este planeta". Y luego, agregó: "Vivimos en un mundo absurdo... cómo es posible que el año pasado, según los datos del SIPRI de Estocolmo, gastamos $ 1,981 billones en armas, eso es una locura total. Un pueblo como Italia ha gastado 27 mil millones de euros en armas. […] Y en los últimos 10 años los distintos gobiernos italianos le han quitado a la salud pública 37 mil millones de euros: esta es la locura colectiva".

Según el misionero, hay dos objetivos a alcanzar con la marcha por la paz: "Hay que obligar al gobierno italiano a firmar el tratado de eliminación de armas nucleares, es un paso fundamental", porque "el año que viene llegarán las bombas atómicas B61-12 a Italia (mucho más precisas y potentes, ndr) que sustituirán a las setenta bombas atómicas que tenemos en Italia". El segundo punto, en cambio, se refiere al compromiso contra las armas que se puede implementar a través de la "campaña contra los bancos armados" (www.banchearmate.org). "Saquen nuestro dinero de los bancos que pagan las armas, y por favor, ya saben cuáles son los dos principales, lo dice el parlamento italiano, que por ley está obligado a decirlo cada año: Unicredit y Deutsche Bank".

Debemos ser conscientes de que "todo esto se hace con nuestro dinero, no podemos hacernos los inocentes, de nada nos sirve ir a hacer caridad allá, si no nos comprometemos a cambiar realmente las cosas" concluyó el padre Alex yendo directo al punto.

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*Foto de portada: antimafiaduemila.com