Empate técnico entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio
 
El oficialismo continúa siendo la primera minoría en ambas cámaras
 
Por Alejandro Diaz-15 de noviembre de 2021

En la jornada del domingo en Argentina, se llevaron a cabo las elecciones de medio término, donde se eligieron diputados nacionales en todo el país y senadores en ocho provincias. El recambio, afecta a 127 diputados, de un total de 257; y a 24 senadores de los 72 que componen la Cámara alta. En líneas generales se mantuvo la misma tendencia que en las PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias).

En la estadística global, en lo que respecta a las elecciones a diputados, Juntos por el Cambio (JPC), la fuerza que lidera Mauricio Macri, obtuvo el 41,89% de los votos (9.752.000), mientras que el Frente de Todos (FDT), comandado por Alberto Fernández y Cristina Fernández, cosechó un 33,03% (7.801.000). Por otro lado, en las elecciones de senadores, el JPC obtuvo un 46,85% de los votos (3.260.000), mientras que el FDT, tan solo un 27,54% (1.916.000), cifras que podrían variar mínimamente, en el recuento general.

En las primeras consideraciones, cabe decir, que el oficialismo conserva la primera minoría en la Cámara baja, por lo que seguirá ejerciendo la presidencia del recinto, cargo ocupado hasta el momento por el diputado Sergio Massa. La novedad es que el Partido Justicialista (que compitió bajo la lista Frente de Todos), por primera vez, perdió la mayoría absoluta en el Senado de la Nación, que había conservado desde el fin de la etapa militar de la dictadura. A pesar de esto, conservará la primera minoría.

A raíz de esta “derrota” electoral, el presidente de la Nación, Alberto Fernández declaró: “Si queremos resolver estos desafíos a los que nos enfrentamos, necesitamos que las grandes mayorías generen consensos”. A partir del 10 de diciembre (fecha en la que se concreta el recambio legislativo), el oficialismo no tendrá quorum propio en la cámara de Diputados. Mismo escenario se repetirá en la cámara de Senadores. Esto, sumado al debilitamiento de la imagen del presidente en primer lugar, pero de su gestión en general, obligará al Frente de Todos, a buscar “aliados” entre las fuerzas opositoras.

La tercera fuerza a nivel nacional, fue el Frente de Izquierda, que obtuvo el 5,91% de los votos en la elección de diputados, y el 3,42% de los votos en lo que respecta a senadores. Estos resultados le permitirán ocupar cuatro bancas en la Cámara baja.

En cuarto y quinto lugar se encuentran las fuerzas autodenominadas liberales que participaron solo en Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), en provincia de Buenos Aires. En CABA, Libertad Avanza, el excéntrico Javier Milei, obtuvo el 17% de los votos (310.000), que le permitirán acceder a dos bancas en la Cámara baja. Por su parte, Avanza Libertad, liderada por José Luis Espert, compitió en Provincia de Buenos Aires y recibió 656.000 votos, alcanzando el 7,5%, y accediendo a tres bancas. En total, el bloque “liberal” tendrá cinco bancas, que podrían convertirlo en un jugador decisivo en ciertas temáticas. La particularidad de que se presentaran en fórmulas distintas del anagrama, Avanza Libertad-Libertad Avanza, podrían deberse a la participación en las comisiones del congreso, y a la cantidad de asesores a los que podrían acceder.

Otras consideraciones a tener en cuenta respecto de las elecciones, son la supremacía abismal en los resultados: en Santiago del Estero, donde el oficialismo provincial obtuvo el 65% de los votos, y en Entre Ríos donde la fórmula de Juntos por el Cambio, arrasó con el 54% de los sufragios. En las provincias de Neuquén y Río Negro, sin sorpresas, se rompió la hegemonía bipartidaria nacional, y se quedaron con la victoria dos fuerzas provinciales. Por un lado, el Movimiento Popular Neuquino, y por el otro Juntos Somos Río Negro.

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En líneas generales la jornada de elecciones se sucedió sin grandes sobresaltos a nivel social; no se registraron hechos de violencia política, ni conflictos en materia de seguridad. El único hecho alarmante, ocurrió en el estadio Luna Park, donde el candidato electo, Javier Milei, realizó el cierre de campaña.

Mientras la compañera de fórmula de Milei, Victoria Villarruel, daba su “patriótico” discurso, envuelta en una bandera argentina, un simpatizante, que según algunas fuentes periodísticas sería otro de los candidatos del bloque, intentó subir al escenario. Visiblemente, fue retenido por sus pares y rápidamente la situación se desdibujó. El incidente habría pasado desapercibido, de no ser por la reacción desmedida y desproporcionada de uno de los guardias de seguridad, que se abalanzó al centro del escenario, llevando su mano sobre el arma que portaba en su cintura, haciendo gestos como si fuera a desenfundarla. Casi instantáneamente, otro guardia de seguridad, se aproximó al primero, conteniéndolo y lo saco del escenario apresuradamente. Cabe recordar al lector que Victoria Villarruel, es acusada sistemáticamente por los movimientos de derechos humanos, de ser abiertamente defensora de la casta militar y del terrorismo de Estado.

Bastante precario fue el operativo de seguridad de los libertarios, que pretenden incursionar en un discurso punitivista. Pese a estos extremos, rápidamente desde la cuenta oficial de Twitter del partido, @LLibertadAvanza, se retractaron sobre sus posturas: “Condenamos enfáticamente el episodio ocurrido esta noche con un integrante del equipo de seguridad, quien ante un comportamiento amenazante por parte de una persona del público amagó con desenfundar un arma de aire comprimido, mientras una de las candidatas daba su discurso”. ¿Hubo y habrá alguien que presente una denuncia por incitación a la violencia?

Entre las contradicciones que acompañan a los “libertarios”, hay que sumar el gusto musical de su conductor, que, sobre el escenario, bailó desenfrenado al son de ‘Se viene (el estallido)’, la popular canción compuesta por la Bersuit Vergarabat, que fue un ícono de protesta contra el gobierno de corte neoliberal, del extinto Carlos Menem, durante los años 90.

Más allá de lo meramente anecdótico, estos discursos de violencia grotescos, lograron ubicarse en las bancas del Congreso. No es la primera vez que un candidato resulta electo a partir de campañas “políticas” agresivas, llenas de consignas y muletillas de gran impacto. ¿Debemos temer por el avance de estos discursos violentos en la región? ¿Es comparable Javier Milei a Bolsonaro o a Sebastián Piñera? ¿Es comparable a Donald Trump?

Lo cierto es que el aparato represivo argentino funciona, en la generalidad de los casos, en contra de los intereses de las mayorías, en particular si son populares, en particular si son contrarias a los intereses de las políticas económicas liberales y neoliberarles, que se infiltraron sistemáticamente, en todos los gobiernos de la “democracia”. Milei, más allá de sus discursos de odio, no es el primer legislador de derecha, que despotrica contra los zurdos y que reafirma la supremacía del capital, por sobre la condición humana.

“Desde este lugar ya le decimos al tirano de la nación, Alberto Fernández, nosotros no nos sentamos a negociar. Nosotros no nos vamos a sentar en esas mesas de políticos que negocian entre ellos y le terminan cagando la vida a la gente”, afirmó en el cierre de la noche Javier Milei, que constantemente defiende las políticas de Menem y de Cavallo, y que parafraseando al verborrágico y autoproclamado león, le cagaron la vida a la gente.

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*Foto de portada: elcomercio.pe