Sábado 20 Abril 2024
Fue poeta, cantautor, escritor, ensayista; todo un emblema de la cultura y la resistencia en Chile
 
Por Claudio Rojas, desde Chile-27 de setiembre de 2021

La triste noticia de la muerte de Patricio Manns, a los 84 años, enluta a todos y en particular a la cultura comprometida socialmente, a los artistas que, desde los ámbitos del canto, el arte y el teatro, entregaron y entregan un aporte importante, creando conciencia y que contribuyeron en la lucha en contra de la dictadura civil militar de Pinochet. Patricio Manns, al igual que Víctor Jara, Payo Grandona, Quilapayún, Inti Illimani, Illapu, es parte del potente movimiento cultural que se transformó en expositor de una conciencia crítica, marcada por la denuncia de la alienación, la represión y la explotación a que eran sometida gran parte de la población.

Su muerte también enluta la historia de los Rodriguistas, en los años 80; en los años de la lucha antidictatorial, cuando en nuestro país no había estado de Derecho; cuando el terrorismo de Estado era la forma de gobernar y el poder político se expresaba a través de las armas y la opresión, surgió el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), que fue un eslabón superior de la lucha de resistencia, que el pueblo chileno valientemente opuso a la dictadura. Los chilenos y chilenas organizaron con el FPMR una respuesta político militar, una opción justa para rebelarse al abuso, al atropello, y a las políticas de terror dictatoriales, con las que cobardemente reprimían, torturaban y asesinaban a sus opositores y opositoras; el FPMR creo una valiente y eficaz resistencia militar, la que tenía como objetivo terminar con el terrorismo de estado.

Patricio Manns entre otros artistas, intelectuales, poetas y filósofos se sumó para acompañar, desde su aporte valioso, la lucha justa de liberación que los chilenos y chilenas libraban en contra del Estado dictatorial opresor y sus Fuerzas Armadas. Patricio unió la historia a través de la tremenda imagen de Manuel Rodríguez, resumió su ejemplo enorme en las letras llenas de mística del himno Rodriguista, con su creación trajo a nuestro tiempo al guerrillero inmortal, "como la sombra de la memoria viva, vuelve al combate frontal Manuel Rodríguez, alto y duro como un rayo interminable en contra del mismo tirano inmemorial".

Así fue, cómo este compositor comprometido con su pueblo, interpretó el contenido interior de la lucha antidictatorial y de lo brutal de la represión en ese momento, para transmitirlo como un testimonio imperecedero a la posteridad, y como una forma de apoyar una lucha que era posible ganar. La participación de Patricio Manns y de otros y otras, marcó la diferencia de la lucha justa de liberación, expresada en las ideas y compromisos de personas bien alejadas de las armas, pero que vieron en esas gestas, el último recurso para lograr la libertad y la liberación de un país y sus sueños.

Entre 1984 y 1988 se crearon más de 20 representaciones en países de Europa, Latinoamérica Cañada y Estados Unidos; Patricio Manns (y Alejandra su compañera) fue uno de nuestros embajadores en Suiza, Francia (donde estuvo exiliado), desarrollando actividades que ayudaban a dar a conocer la lucha antidictatorial y a responder a la solidaridad que, en Europa, acompañaba día a día a los chilenos y chilenas que luchaban por su libertad.

Fue un vocero reconocido y respetado; fue uno de los principales exponentes de la Nueva Canción Chilena, que tuvo un impacto reconocido en el Cono Sur, junto a otros artistas, quienes con sus obras nos trasportan a los sueños violentados, y que terminaron con el gobierno de Salvador Allende. La Nueva Canción Chilena abarcó al menos dos décadas, su música sacudió a la sociedad chilena convirtiéndose en un testimonio histórico de Chile.

Todo este trabajo político cultural, toda esta experiencia, Patricio Manns lo transformó en un aporte, creando vínculos desde Europa, con redes de organizaciones artísticas y culturales que trabajaban desde la clandestinidad en Chile y que eran perseguidas por la dictadura. Aportes poco conocidos, a distintas expresiones artísticas, que luego se sumaron a otras y se alzaron como una herramienta de resistencia y organización ante las atrocidades que se cometían en tiempos de la dictadura. Redes que pasaron luego a la denuncia, desde distintas disciplinas, el teatro, la canción, la poesía y la plástica.

Los aportes culturales que se han transmitido de generaciones a generaciones de chilenos y chilenas son los que la dictadura civil militar declaro como "cultura extranjerizante y parte del cáncer marxista que había que extirpar", "un foco de infección moral” haciendo de las artes y la cultura instrumentos de un régimen totalitario.

La semilla plantada por Violeta Parra, Victor Jara y Patricio Mans; la fuerza de las voces comprometidas social y políticamente de Quilapayún e Inti-illimani, y de Illapu, se transformaron en una manera efectiva de apoyar al movimiento opositor artístico, más allá de la música, porque en ese entonces de lo que se trataba, era, de crear organizaciones que permitiesen sacudirse del miedo.

Patricio Manns fue un compositor, fue un artista comprometido con su pueblo; uno a quien la institucionalidad le negó los premios que merecía recibir, como el Premio Nacional de Literatura o el Premio Nacional de Música, pero su obra está presente en el corazón de su pueblo. Fue un patriota que se comprometió con el Rodriguismo, aportando con su humildad, con su experiencia y con su talento.

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*Foto de portada: radiouniversidaddechile.com