Martes 16 Abril 2024
El joven que desafió al sistema a favor del conocimiento libre, codeándose con los ideales de Assange y Snowden
 
Por Andrés Volpe-25 de agosto de 2021

A pesar de que su figura no trascendió demasiado (lamentablemente), Aaron Swartz, un joven norteamericano, rompió esquemas académicos y medievales, de los que se practicaban en los corroídos conventos europeos, donde solo las autoridades eclesiásticas tenían total acceso al conocimiento, el resto de la población ni siquiera sabía leer ni escribir.

En vista de su testimonio, nos hacemos eco de la mención del periodista Adrián Paenza publicada en el periódico Página/12, el 18 de agosto pasado, donde nos ilustra convenientemente la vida y el porqué de la lucha de este joven que se codeaba con los ideales de Assange y Snowden. Una historia necesaria para este tiempo, donde nuestra libertad pende de un hilo.

Aaron Swartz nació en Highland Park, una ciudad pequeña ubicada cerca de Chicago. Nació el 8 de noviembre de 1986. Según expresa Paenza: "Swartz fue una suerte de prodigio que quiso socializar el conocimiento".

Como programador fue uno de los fundadores de la famosa plataforma en línea Reddit, y también escritor, que supo incursionar en el mundo de las redes.Y ante su extraordinaria capacidad en el campo de la informática, logró ingresar en la biblioteca digital del MIT (el Instituto Tecnológico de Massachusetts) comenzando a descargar todos los archivos almacenados, para difundirlos públicamente.

Vínculos con WikiLeaks

La organización que recoge y publica información confidencial de fuentes anónimas había anunciado el mismo año de su muerte, su vínculo con Swartz. La declaración se hizo vía Twitter, una de las pocas formas de comunicación de la organización, en su cuenta oficial. Aaron fue acusado entre otras cosas de la descarga de 4,8 millones de documentos académicos, reseñas y publicaciones protegidas por copyright, y de compartirlos en sitios de descargas.

Los 'tuits' que envió WikiLeaks decían: "Debido a la investigación sobre la participación del Servicio Secreto con #AaronSwartz hemos decidido dar a conocer los siguientes hechos: 'Aaron Swartz ayudó a WikiLeaks', 'Aaron Swartz estuvo en comunicación con Julián Assange, durante 2010 y 2011'".

El hecho de que WikiLeaks decidiera dar a conocer su relación con Swartz, violando su propia política de anonimato, podría deberse a que la investigación del Departamento de Justicia y el Servicio Secreto tenían intereses más allá de castigar a Aaron Swartz, por sus delitos y descargas, y lo que más les interesara fuera la organización de WikiLeaks y la denuncia de irregularidades de esta organización.

¿Cuál fue el motivo del vínculo de Swartz con Wikileaks? Quizás sea porque de cierta manera, fue uno de los primeros programadores en hablar, escribir y programar en la tecnología que hoy se conoce como criptomonedas, criptografía, blockchain, bitcoins, etc.

Lo cierto es que el gobierno norteamericano hostigó a Swartz mucho antes que a Snowden y Assange. Lo arrestaron el 6 de enero del año 2011 acusado de fraude electrónico, informático, y sobre todo acusado de haber descargado publicaciones académicas "para que después pudieran ser leídas por cualquier persona sin tener que pagar ningún tipo de derecho".

Carmen Ortiz, la fiscal de distrito designada por Obama que supervisó el caso de Swartz, negó, a raíz del suicidio del activista que tuviera la intención de buscar la sentencia máxima. Sin embargo, no tuvo miramientos en amenazar al joven con la pena máxima de prisión. La afirmación de Ortiz de que "robar es robar, ya sea que use un comando de computadora o una palanca y si toma documentos, datos o dólares" impactó profundamente en Swartz.

El FBI y los fiscales federales lo acusaron con tanta saña, que le correspondía un castigo equivalente a un millón de dólares y a pasar ¡35 años de prisión!, incautación de bienes, indemnización, etc.

Mientras se llevaba adelante el juicio y sus múltiples apelaciones, Aaron Swartz se suicidó el 11 de enero del 2013, en un pequeño departamento en donde vivía en Brooklyn, cerrando una vida de 26 años escasos años. Un hecho de similar magnitud siempre es difícil de dimensionar y analizar, salvo que lo hayan suicidado, sobre todo teniendo en cuenta a quienes tenía en la vereda de enfrente. Su manifiesto que publicó en el año 2008 con el título Guerilla Open Access (La Guerrilla por el Acceso Gratuito), enarbola una acertada escalera hacia el acceso sin barreras de la información y el conocimiento.

El manifiesto

"La información es poder. Pero como todo poder, hay quienes quieren quedárselo para sí mismos. Todo el patrimonio científico y cultural del mundo, publicado durante siglos en libros y revistas, está siendo cada vez más digitalizado y guardado por un puñado de empresas privadas”.

“¿Quiere leer los artículos que presentan los resultados más famosos de las ciencias? Deberá enviar cantidades enormes a editores como Reed Elsevier. Hay quienes luchan/luchamos por cambiar esto. El Movimiento de Acceso Abierto ha luchado valientemente para garantizar que los científicos no firmen sus derechos de autor, sino que se aseguren de que su trabajo se publique en Internet, en condiciones que permitan a cualquiera acceder a él”.

“Pero incluso en los mejores escenarios, su trabajo solo se aplicará a lo que se publique en el futuro. Todo (lo publicado) hasta ahora se habrá perdido. Ese es un precio demasiado alto a pagar".

“¿Obligar a los académicos a pagar dinero para leer el trabajo de sus colegas?".

“¿Escaneando bibliotecas enteras, pero solo permitiendo que la gente de Google las lea?  ¿Proporcionar artículos científicos a los de las universidades de élite del Primer Mundo, pero no a los niños del Sur Global?”.

“Es indignante e inaceptable. 'Estoy de acuerdo', dicen muchos, 'pero ¿qué podemos hacer? Las empresas poseen los derechos de autor, ganan enormes cantidades de dinero cobrando por el acceso, y es perfectamente legal; no hay nada que podamos hacer para detenerlos'”.

“Sin embargo, hay algo que podemos hacer, algo que ya se está haciendo: podemos contraatacar".

“A aquellas personas con acceso a estos recursos (estudiantes, bibliotecarios, científicos) se les ha otorgado un privilegio. Si tú eres uno de ellos, tú tienes la oportunidad de alimentarte en este banquete de conocimiento mientras para el resto del mundo está bloqueado”.

“Pero no necesitas -de hecho, moralmente, no podrías- conservar este privilegio para vos mismo, únicamente para vos. Tienes el deber de compartirlo con el mundo. Lo que tienes que hacer es: intercambiar contraseñas con colegas, completar solicitudes de descarga para amigos”.

“Mientras tanto, los que han sido excluidos no deben quedarse de brazos cruzados. Hasta aquí, han estado escabulléndose por los agujeros y trepando vallas, liberando la información encerrada por los editores y compartiéndola con sus amigos. Pero toda esta acción transcurre en la oscuridad, escondida bajo tierra. Se llama robo o piratería, como si compartir una gran cantidad de conocimientos fuera el equivalente moral de saquear un barco y asesinar a su tripulación. Pero compartir no es inmoral, es un imperativo moral. Solo aquellos cegados por la codicia se negarían a permitir que un amigo hiciera una copia. Las grandes corporaciones, por supuesto, ellas están cegadas por la codicia”.

“Las leyes bajo las cuales operan así lo exigen: sus accionistas se rebelarían por algo mucho menor que esto. Y los políticos han sido comprados, aprobando leyes que les dan el poder exclusivo de decidir quién puede hacer copias”.

“No hay justicia en seguir leyes injustas. Es hora de salir a la luz y, en la gran tradición de la desobediencia civil, declarar nuestra oposición a este robo privado de la cultura pública. Necesitamos acceder a la información, esté almacenada donde sea, hacer nuestras copias y compartirlas con el mundo. Necesitamos tomar las cosas que no tienen derechos de autor y agregarlas al archivo. Necesitamos comprar bases de datos secretas y ponerlas en la Web. Necesitamos descargar revistas científicas y subirlas a redes de intercambio de archivos. Necesitamos luchar por Guerrilla Open Access”.

“Con suficientes de nosotros en todo el mundo, no solo enviaremos un mensaje contundente en contra de la privatización del conocimiento, sino que lo convertiremos en una cosa del pasado. ¿No te quieres sumar?".

(Aaron Swartz, julio de 2008, Eremo, Italia)

En las crónicas citadas en el libro El niño que pudo cambiar al mundo se describen destacables hechos que exaltaron sus valores: Cuando Lingua Franca, una revista sobre la vida académica, cerró en 2001, Swartz creó un programa para que los archivos de la revista fueran accesibles al público. Tenía quince años. El entusiasmo de Swartz por los libros de autores que van desde el antropólogo Bronislaw Malinowski hasta el crítico contemporáneo Michael Bérubé lo enalteció como un intelectual puro.

Tim Berners-Lee, el reconocido inventor de la World Wide Web, comentó:

"No sé si hay alguien que ha leído tantos libros como Aaron leyó. Tenía que leer para alimentar su proceso de pensamiento".

Este comentario era sobre Swartz, que en ese entonces tenía catorce años.

Poco después de dejar la Universidad de Stanford, Swartz escribió en su blog: "La mayoría de los intelectuales en los que puedo pensar no son académicos o al menos han dejado la academia". Como intelectual sin una universidad Swartz era un peligroso ejemplo que debía ser borrado.

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*Foto de portada: ichi.pro.com