Jueves 25 Abril 2024
Hace sesenta años y doce presidentes comenzó el embargo estadounidense a Cuba
 
Obama, en diciembre del 2014, declaró: "Hemos fracasado, no hemos doblado a Cuba. Es hora de cambiar"
 
Por Gianni Minà-15 de julio del 2021

Los cubanos han demostrado, en todos estos años, después de ataques, oposiciones y sacrificios, que quieren permanecer fieles a sus ideales de independencia y justicia social, según un modelo económico socialista. Cuba no sólo no se ha derrumbado, sino que ha demostrado que un embargo económico a un pueblo es una de las formas más crueles de presión "diplomática" jamás conocida.

Cuba ha sobrevivido tanto al fracaso del socialismo real como al del neoliberalismo real, cuyas distorsiones, miserias y violencia han sido perdonadas a este pueblo, a pesar de las dificultades objetivas de quienes viven cada vez más atrincherados y prácticamente hambrientos.

En todo este tiempo los cubanos han demostrado que no vivían en un "gulag tropical" como los medios siempre han pretendido describir a esta pequeña isla de una manera engañosa: no se puede sobrevivir a la crudeza del período especial, con turistas que van y vienen, sin un consenso de masas que no se base en la represión.

Estados Unidos nunca quiso reconocer a la Revolución y su curso histórico.

La diplomacia norteamericana está construida por términos que se usan como bastones: para ellos dictadura es todo lo que se diferencia de su ideología neoliberal. El concepto guevariano del hombre nuevo, del hombre como centro, de una forma diferente de Estado y sobre todo del concepto de democracia y autodeterminación, casi desaparece por el odio a todo lo que "apeste" a comunismo.

Estados Unidos siempre ha tratado de echar barro a la reputación de esta pequeña isla que no tiene riquezas, ni materias primas en las que apoyarse, sino solo el poder de su propia cultura e ideas: un prestigio "moral" que todas las naciones pobres, todos los pueblos del Tercer Mundo le reconocen a Cuba.

En 1998, gracias a la ayuda de un tercer actor, el Vaticano, Karol Wojtyla abrió Cuba al mundo ("y el mundo se abre a Cuba", dijo el Papa Juan Pablo II en un discurso histórico), Joseph Ratzinger puso fin al conflicto entre la Santa Sede y Cuba y, recientemente, el Papa Francisco (quien, con la confianza de un amigo, le pidió a un anciano Fidel que rezara por él) dio un poderoso impulso para hacernos esperar, finalmente, en una mejora de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, con el presidente Obama, que había decidido restablecer las relaciones diplomáticas interrumpidas desde 1961.

Pero si Obama le había tendido una mano a Cuba, Trump antes y Biden ahora, han usado y están usando una política desestabilizadora para estrangular definitivamente a esta pequeña nación. En ese momento, Obama dejó claro que no estaba cambiando los objetivos que rigen la política exterior de Estados Unidos, basados ​​en su modelo de democracia, ideal para todo el mundo y basado en la ideología neoliberal. Simplemente confirmó "un cambio de método en el enfoque". Hoy el método de los dos últimos presidentes está ante los ojos de todos: el agravamiento del bloqueo económico y la incitación al malestar a través de las redes sociales.

Si Obama, en su discurso sobre el Estado de la Unión, afirmó la necesidad de "poner fin a una estrategia que debió haber terminado hace mucho tiempo" y pidió "el fin de medio siglo de política fallida para proteger el patio trasero" hoy, en tiempos en que la pandemia puso de rodillas al mundo entero, Trump impuso cerca de 240 restricciones más a la que ya era la ley más injusta después de la Ley Torricelli, la Ley Helms-Barton.

En 1992, Bush padre, con la Ley Torricelli, no solo exacerbó el bloqueo económico, dando lugar a uno de los períodos más oscuros de Cuba, el "período especial", sino que por primera vez violó el derecho internacional. De hecho, las leyes promulgadas en cualquier país no pueden aplicarse fuera de sus propias fronteras; la ley Torricelli, en cambio, se extiende a todos los países del mundo, por lo que, por ejemplo, si algún barco ingresa a puertos cubanos, tiene prohibido ingresar a Estados Unidos en los siguientes 6 meses. De esta forma las navieras prefieren no comerciar con Cuba y Cuba, que es una isla, debe pagar caro para que la mercadería sea entregada en su tierra. Esta ley también prevé sanciones contra quienes brinden asistencia a los cubanos: si un país da 100 millones a Cuba, Estados Unidos reducirá en 100 millones la ayuda a este país [1].

En 1996 Clinton adoptó la Ley Helms-Burton que, además de extraterritorial, también es retroactiva. Esto también está prohibido por el derecho internacional.

En el 2004, el sádico Bush hijo, con su "Comisión de Asistencia para una Cuba Libre" obligó a los ciudadanos cubanos residentes en Estados Unidos a repatriarse durante 2 semanas cada 3 años, para probar que era un pariente cercano de una familia residente en Cuba y redujo la remesa mensual a 100 dólares; sin embargo, si los familiares eran miembros del Partido Comunista, la cantidad se reducía a cero.

En el 2006 las restricciones se agravaron, las empresas tenían que elegir entre comerciar con Cuba o con Estados Unidos. Para comerciar con Estados Unidos era necesario (y sigue siendo) demostrar que los productos vendidos no contienen nada de origen cubano; incluso, el consumo de productos cubanos por ciudadanos estadounidenses los pone en riesgo de sanciones y/o 10 años de prisión.

Hoy, las 240 medidas contra Cuba impuestas por la administración Trump pesan como una lápida y tienen el único objetivo de estrangular económicamente al país, subvertir el orden interno, crear una situación de ingobernabilidad y derrocar a la Revolución.

Parte de estas sanciones se relacionan con el Título III de la Ley Helms-Burton que permite a los ciudadanos estadounidenses, o cubanos convertidos en estadounidenses, demandar a empresas acusadas de "traficar" con propiedades confiscadas al gobierno cubano. La decisión de permitir acciones legales en los tribunales estadounidenses tiene un impacto negativo en las perspectivas de atracción de inversión extranjera, lo que se suma a los obstáculos que ya existen debido al marco regulatorio del bloque. Hasta el momento hay 28 procedimientos legales iniciados en tribunales estadounidenses. El colega Da Rin, en Sole 24 Ore, enumera algunos casos paradójicos. [2]

En cuanto a los viajes, la creación de la lista de alojamientos prohibidos en Cuba, que incluye 422 hoteles y casas de renta, ha desanimado a los turistas. También se cancelaron vuelos regulares y chárter para todo el país, con excepción de La Habana, cuyas frecuencias también fueron limitadas. Estos 240 "ajustes" incluyen la decisión de limitar el monto de las remesas a mil dólares por trimestre, la suspensión de las remesas no familiares y la prohibición de enviar dinero desde terceros países a través de Western Union, que impusieron más restricciones a los ingresos de muchos cubanos. Y también la creación por parte del Departamento de Estado de la "Lista de entidades cubanas sujetas a restricciones", con las que las personas sujetas a la jurisdicción estadounidense tienen prohibido realizar transacciones financieras directas. Las empresas incluidas en la lista son 231. En este sector, se tomó la decisión de no renovar la licencia comercial en Cuba a la empresa hotelera Marriott International, con el fin de sembrar un clima de incertidumbre en el tejido empresarial. Durante la administración Trump hubo una meticulosa persecución a las operaciones bancarias y financieras de Cuba, y un notable incremento de denuncias de cierres de cuentas bancarias, denegación de transacciones y otros obstáculos encontrados por representaciones diplomáticas y comerciales en el exterior. Paralelamente a la estrategia contra Venezuela y bajo el pretexto de la presunta injerencia de Cuba en ese país, se tomaron medidas contra buques, navieras, aseguradoras y reaseguradoras vinculadas al transporte de combustibles. Solo en el 2019, fueron penalizados 53 barcos y 27 compañías. También existe una presión considerable sobre los gobiernos para que registren o señalen los buques. Finalmente, el 11 de enero de este año, Cuba fue incluida en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo; tres días después apareció en la lista de Opositores Extranjeros del Departamento de Comercio, en virtud de una orden ejecutiva firmada por Trump. En materia de salud, Estados Unidos ha presionado para que se pongan fin a los acuerdos con varios países y aumentó la presión sobre los organismos multilaterales. Esta política hiperagresiva se traduce en la absurda situación por la cual esta isla caribeña ha creado más de una vacuna contra el Covid, pero no puede vacunar a la población porque no cuenta con las jeringas necesarias (ni, por ejemplo, electrodos pregelados, catéteres cardíacos pediátricos o el gel para ecografías), porque no hay ninguna empresa dispuesta a arriesgarse a un cese comercial de seis meses por venderle a Cuba.

Nosotros, los italianos, a los médicos cubanos de la brigada Henry Reeve (creada por Fidel Castro en el 2005 para emergencias y epidemias, especialmente la del ébola, en África) los conocimos en el momento más trágico de la pandemia: vinieron a Crema, para ayudar en el hospital de campaña y se fueron cuando la epidemia regresaba. Pero el contraste entre la narrativa histórica sobre Cuba y la humanidad de estas personas que se unieron a nuestro llamado de auxilio en un momento terrible para nuestro país fue demasiado escandaloso para algunos: últimamente varios de nuestros principales medios de comunicación se han llenado de barro al confundir el trabajo solidario con una forma de esclavitud, argumentando que fueron obligados por el régimen cubano a trabajar gratis o mal remunerados. Espero ansiosamente la rebelión de todos los voluntarios y operadores pacíficos que, por su propio ideal religioso o político, llevan a cabo un proyecto de vida solidario.

Sin embargo, el Parlamento Europeo, oprimido desde hace algún tiempo entre los intereses de Estados Unidos y el nuevo y desenfrenado capitalismo chino, ha considerado oportuno aprobar un proyecto de resolución titulado "Acerca de los derechos humanos y la situación política en Cuba" que señala este aspecto sobre el trabajo de los médicos cubanos, presentado por Vox (España), Hermanos de Italia y HSP-AS (Croacia), por el grupo de Conservadores y Reformistas Europeos, por el PiS polaco, por el Partido Popular Español (PP), por la alianza liberal Renovar Europa, al que también se incluye el FDP alemán y el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, una de las muchas organizaciones contrarrevolucionarias financiadas por los contribuyentes estadounidenses. De hecho, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos recibió más de 120.000 dólares de la NED (National Endowment for Democracy / Fondo Nacional para la Democracia) en 2017 por sus acciones subversivas contra el gobierno cubano.

Últimamente, en el escenario internacional, estamos asistiendo al aumento de cierta confusión informativa proveniente de realidades no gubernamentales. En la revista "América Latina y todo el Sur del mundo" de la que fui director y editor del 2000 al 2015, había explicado con gran preocupación el caso de Reporter sains frontieres (Periodistas sin frontera) contra Cuba, cuyo director, Robert Menard, en el 2008, renunció para unirse a las filas del Frente Nacional de Le Pen.

La resolución fue aprobada con 386 votos a favor, 236 en contra y 59 abstenciones. Por lo tanto, este voto no fue casual, sino una posición política precisa, también respaldada por Italia, con el voto en contra, el 26 de marzo, junto con otros 14 países, de la resolución presentada al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas sobre "Repercusiones negativas de las sanciones económicas en el goce de los derechos humanos que insta a los Estados a eliminar o detener la adopción, mantenimiento o aplicación de sanciones contra otros países". El bloqueo económico, sin embargo, es una sanción aplicada por Estados Unidos contra Cuba; al votar en contra de la suspensión de sanciones, la Comunidad Europea confirma la necesidad del bloqueo como forma de presión sobre el gobierno cubano.

Muy eficientes, por tanto, con respecto a la situación de los "derechos humanos en Cuba", pero sordos y duros de corazón a los constantes llamamientos de nuestro país y las ONG sobre los derechos humanos pisoteados de los migrantes que cruzan el Mediterráneo para tener una esperanza de vida, a merced de hombres sin escrúpulos y que, a menudo, encuentran la muerte en vez de una bienvenida. Pero la comunidad europea, últimamente, vive momentos muy embarazosos, porque su embajador en La Habana, Borrell, en una entrevista, no tenía muchas ganas de considerar a Cuba una dictadura. Muchos rumores y ruidos desde Bruselas, pero sentido de la vergüenza, cero.

Por cierto ¿cómo vamos a considerar a la ya histórica generosidad de los habitantes de Lampedusa, que durante años han acogido a los vivos y a los muertos que el mar escupe casi todos los días? ¿Explotación? ¿Trabajo mal pagado? ¿Esclavitud? Queda a la conciencia de cada uno la respuesta. Solo sé que hace quince años escribí una profecía fácil sobre el mar de gente desesperada que nos iba a sumergir, atrapados entre un puño de guerras que "traen democracia" y una explotación atávica de su territorio.

En los últimos días hemos asistido, en Cuba, a la tormenta perfecta: estalló un gran brote de Covid 19 en Matanzas (el gobierno envió a dos brigadas de 60 médicos para aligerar los hospitales casi en colapso); la vida cotidiana se hace cada vez más difícil, casi imposible por la dificultad para satisfacer las necesidades básicas, pero también por el transporte, espaciado por la escasez de gasolina desde hace algún tiempo; por la agresividad de la desinformación que parte de Miami y se magnifica en las redes sociales, protestas para tomar por "asalto al régimen de Castro", noticias falsas sobre el hipotético apoyo de los artistas más prestigiosos. La música une, la música divide, parece.

Buena Fe, junto a un nutrido grupo de artistas, ratificó su posición y pertenencia a la izquierda frente a las cámaras de la televisión cubana. El cantante, que goza de la simpatía de millones de seguidores dentro y fuera de la isla, remarcó: "Este país hay que defenderlo por convicción. Ay de los que se equivocan y creen que todos los que defendemos la Revolución somos unos idiotas. ¡Cuidado con esto! (…) Aquí hay muchas personas que se han suicidado por este país, nuestra propia familia. Esa misma sangre está ahí. No traicionéis esa sangre".

Por otro lado, dos raperos, residentes en la isla, Maykel Osorbo y El Funky, junto con otros músicos residentes en Miami, produjeron la canción "Patria y vida" (parafraseando la "Patria o muerte" de Fidel), obteniendo millones de visitas. Algunos de ellos pertenecen al Movimiento San Isidro, cuya protesta inmediatamente recorrió los medios de comunicación. El Departamento de Estado de Estados Unidos apoyó inmediatamente este Movimiento argumentando la necesidad de fortalecer "la capacidad de los grupos independientes en la sociedad civil en Cuba para promover los derechos civiles y políticos en la isla" y condenó "la responsabilidad de los funcionarios cubanos en violaciones de derechos humanos". Una metodología ya manoseada en el transcurso de la vida política cubana. Anayansi Castellón Jiménez, jefa del Departamento de Filosofía de la Universidad Central "Marta Abreu" en Las Villas, contextualiza en una entrevista con Cubadebate [3]: "Hay una especie de manual de operaciones psicológicas de las agencias militares y de inteligencia de Estados Unidos, lo hemos visto varias veces en Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Argentina y Brasil, como parte del laboratorio experimental permanente del imperialismo, que utiliza la misma fórmula para generar los pretextos que les permiten activar más sanciones e incluso justificar sus aventuras bélicas. Crean el problema y prometen una solución que conlleva a un mayor sufrimiento para nuestros pueblos".

Siempre ha existido la desinformación sobre Cuba, el arma poderosa utilizada por Estados Unidos, maestros en la fábrica de información y que ahora tiene a los medios de comunicación en su haber, con tecnologías sofisticadas, donde es muy difícil verificar los límites entre la verdad y la ficción. Difícil, pero no imposible, aunque en este momento nos centremos más en la rapidez, la inmediatez que en la verificación de los contenidos. Las redes sociales quieren parecer neutrales, grandes plataformas "democráticas" a las que todo el mundo pueda acceder, pero en realidad son ellas mismas portadoras de una determinada ideología, la de la raza superior. Ahora es un hecho lo que está sucediendo en torno a Facebook, ya responsable del escándalo de las fake news durante la campaña electoral Trump-Clinton y declarado responsable, según Naciones Unidas, Reuters y el New York Times, del genocidio rohingya en Myanmar. Es una verdadera guerra nueva, de hecho, una guerra no lineal, como la definió Vladislav Surkov, uno de los colaboradores más cercanos de Putin, realizada maniobrando los medios tradicionales y las redes sociales: una acción dirigida también a través de fake news, destinada a resolver conflictos. Los puntos de referencia y una determinada narrativa se difuminan deliberadamente ante la opinión pública, los medios de comunicación y los responsables políticos. Todo depende de un trabajo incesante de reputación e imagen de los demás. Cuba (pero también otros países no alineados) lleva mucho tiempo envuelta en esta guerra no lineal, los medios cambian, pero la técnica es siempre la misma.

Es, en definitiva, una guerra cómoda: se ahorra en el costo de armamentos y bajas militares y no se arriesga a la condena de la opinión pública internacional. Lo que está sucediendo en Cuba, además, hay que verlo en una perspectiva más global: desde las elecciones en Ecuador enturbiadas por las fake news en torno al candidato correísta, a las irregularidades para decretar la victoria de Luis Arce en Bolivia; es la misma situación de Perú con Pedro Castillo, la continua demonización de Nicolás Maduro, el presidente venezolano y los intentos de impedir la candidatura de Lula en Brasil, que son el fruto podrido de una política que siempre ha tenido Estados Unidos para con su "patio trasero".

El 23 de junio pasado, la ONU aprobó, casi por unanimidad, la resolución para el fin del embargo a Cuba, que ha causado un sufrimiento y un daño incalculables durante varias décadas. Con solo dos abstenciones: Estados Unidos e Israel. Obama, en el 2016, había optado por la abstención, pero con Trump primero y ahora con Biden, ha vuelto la votación en contra.

Hoy asistimos a un Goliat que, no satisfecho con la violencia ejercida contra quienes no pueden y no quieren responder a las provocaciones, bloquea los brazos de David para golpearlo mejor y más.

Es una situación inaceptable y peligrosa: hoy le toca a Cuba, mañana podría ser, por intereses de todo tipo, cualquier país que se desvíe del pensamiento unificado.

Es una situación inaceptable para un país como Cuba, que es portador de un sistema único en el panorama político mundial, al que ha adherido su pueblo.

Es una situación tan inaceptable que me es imposible no dar la cara, como hombre y como periodista.

Finalmente, me gustaría señalar el trabajo de la Asociación de Amistad Italia Cuba, que ha estado ayudando a esta pequeña isla durante décadas. En estos días está haciendo todo lo posible por recaudar fondos para comprar 10 millones de jeringas para la vacunación del pueblo cubano. Se necesitan 800 mil euros para destinarlos al Ministerio de Salud Pública de Cuba [4].

Tenemos que ayudarlos, para ayudarnos a seguir siendo humanos.

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[1] EMBARGO ayer y hoy - Agencia de Intercambio de Cuba

[2] Cuba, stop al deshielo: los Estados Unidos de Trump regresa al embargo por Roberto Da Rin (2 de mayo de 2019)

[3] La verdad siempre es revolucionaria: arte, libertad de expresión y diálogo dentro del socialismo de Yunier Javier Sifonte Díaz

[4] CONTRA LA PANDEMIA 10 MILLONES DE JERINGAS PARA CUBA - Asociación Nacional de Amistad Italia Cuba

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*Extraído de: giannimina.it

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Pero, como dice el colega Gianni Minà, ¡ya basta!
Por Giorgio Bongiovanni

Es una imagen igual o peor que la de Trump, la que Estados Unidos de América está dando desde que Joseph Robinette Biden Jr se convirtió en presidente de los Estados Unidos de América. La hipocresía, el engaño y la traición al respeto de los derechos, la libertad y la democracia son cada vez más evidentes. Otra que intenciones de paz. El mundo mira a Estados Unidos no solo por sus conversaciones con China y Rusia, sino también por lo que está pasando en Cuba. La enésima represión de un pueblo, ya golpeado por el embargo, en el momento en que se intenta hacer recaer en el gobierno las responsabilidades de una crisis sin precedentes. El mismo plan que en el pasado ya fue implementado en otros países de América Latina. Hasta ahora, Cuba ha mantenido una identidad clara, que puede o no ser compartida, en marcado contraste con el imperialismo estadounidense. Y es esta identidad con la que Estados Unidos siempre ha tenido dificultades. Pero, como dice el colega Gianni Minà, ¡ya basta!

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*Foto de portada: © Imagoeconomica