A un año del asesinato de George Floyd la justicia social intenta encontrar su curso
 
Por Andres Volpe-25 de mayo de 2021

Los departamentos de policía comenzaron a cambiar reglamentos, las empresas revisaron sus normas, y el Pentágono tomó medidas contra los homenajes a los símbolos de la América esclavistas en sus instalaciones. Algunos cambios se pusieron en marcha, en la patria de la estigmatización afro.

Hoy se cumple un año del brutal arresto y asesinato de George Floyd a manos del agente Derek Chauvin. El caso, que provocó conmoción nacional, sentó “quizás” las bases para impulsar cambios profundos en la Policía y la Justicia. En el histórico juicio del pasado abril, Chauvin había sido condenado por los tres cargos de homicidio por los que fue imputado, una decisión ejemplar para policías en servicio y se constituyó como punto de inflexión. Su sentencia será fijada el próximo 25 de junio.

Junto a este precedente la tragedia de Floyd da ahora nombre a una ley de reforma policial que se debe debatir en el Congreso. El proyecto de la denominada ”Ley George Floyd para la Justicia en la Acción Policial” (George Floyd Justice in Policing Act), está avanzando en el Congreso a paso de tortuga, debido al desacuerdo entre demócratas y republicanos acerca de la responsabilidad civil de los agentes de policía.

La nueva ley incluye la creación de un registro de malas conductas policiales y la prohibición de algunas técnicas de inmovilización como la del ahogamiento que mató a Floyd. Mientras tanto, las causas de fondo por las que un hombre negro tiene más probabilidades que un blanco de morir en una detención policial, de exclusión y la desigualdad, siguen latiendo en las calles.

Las grandes empresas zambulléndose en una marejada oportunista utilizan la “inclusividad” como bandera, y se ha convertido en el eslogan de turno, donde ahora resulta casi de rigor incluir a minorías raciales en puestos de responsabilidad en los que hasta hace poco brillaban por su ausencia.

Las demás minorías también están jugando un papel crecientemente influyente, como se observa en la ley Anti-Crímenes por el Covid-19, aprobada hace poco, que tipifica como delito los ataques contra la comunidad asiática vinculados a la pandemia. Es que desde que llegó el coronavirus, increíblemente una parte de la población estadounidense ha decidido que la culpa de la pandemia es de los asiáticos que viven en el país.

Por lo pronto, los efectos del asesinato de Floyd se siguen multiplicando, y 25 se han hecho llamamientos, para restar fondos y competencias a los departamentos de la policía. En Minneapolis, donde comenzó todo, una tercera parte de los agentes (200 uniformados) han dimitido o tratado de dejar el puesto desde lo ocurrido.

El jefe del departamento, el afroamericano Medaria Arredondo, ha denunciado un recorte de 8 millones de dólares en el presupuesto, dentro de la política para invertir en servicios y alternativas a la fuerza policial. “No podemos hacer esto solos”, denunció en rueda de prensa. En Los Angeles, donde los políticos locales habían acordado reducir en un 8% el presupuesto tras el caso Floyd, se acaba de dar luz verde a la contratación de otros 250 agentes para dar respuesta al aumento de la violencia. En vez de aumentar los uniformados en las calles, ¿no sería más factible incrementar la igualdad y los derechos? ¿O eso es demasiado pedir a la opinión pública, incluidos casta política, jurídica y policial?

Mientras tanto, este martes 25 de mayo, se espera que sigan las manifestaciones en la calle en recuerdo de Floyd. Este pasado domingo, familiares de George Floyd y ciudadanos de Minneapolis marcharon por la ciudad en vísperas del primer aniversario. Unos 1.500 manifestantes escucharon discursos y se sumaron a los miembros de la familia Floyd y de otras personas negras que murieron a causa de la acción policial.

"Ha sido un año largo. Ha sido un año doloroso. Ha sido muy frustrante para mí y mi familia", dijo la hermana de George, Bridgett Floyd, en la manifestación y agregó que su vida cambió "en un abrir y cerrar de ojos" cuando murió su hermano. "Me pondré de pie y seré la voz de él", dijo. "Me mantendré firme y cambiaré para él", afirmó.

El reverendo Al Sharpton, un veterano activista por los derechos civiles, exclamó que el asesinato de Floyd fue "una de las mayores desgracias en la historia de Estados Unidos".

"Lo que le sucedió a George Floyd, así como a muchos otros, está impulsando el cambio no solo en Estados Unidos, sino en el mundo", agregó.

"Ellos pensaron que podrían salirse con la suya, y ustedes salieron a la calle, blancos y negros, jóvenes y viejos, en medio de la pandemia" para pedir justicia, dijo Sharpton.

Y finalizó reclamando: ”Queremos que salga algo de Washington. Queremos algo que cambie las leyes federales. Ha habido un aplazamiento de la justicia por demasiado tiempo. Es momento de que voten y promulguen esta ley”.

Entre tanto, el alcalde de Minneapolis, Jacob Frey, planea agregar 200 oficiales a las magras filas policiales de la ciudad y ha pedido más ayuda de las agencias policiales externas. Además, Frey apoya los esfuerzos impulsados por la comunidad, incluidas las patrullas ciudadanas. Paralelamente las protestas en contra del racismo y las denuncias de brutalidad policial no han parado de crecer. En las últimas tres semanas hubo tres niños alcanzados por balas perdidas. Desde entonces, otros dos policías han sido acusados de asesinato y un tercero, en Alabama, condenado por haber herido mortalmente de un balazo a un hombre que llamó a la policía para informar que tenía tendencias suicidas.

En este marco crece el temor de que las fuerzas del orden estén dejando de actuar simplemente para evitar problemas legales. En 2020, el número de homicidios creció un alucinante 33% en las grandes ciudades de Estados Unidos. Las causas de ese brutal aumento no están claras, pero, para muchos, es inevitable no considerar al menos la posibilidad de que la policía no quiere líos. Además, algunas ciudades, como Nueva York, han desarticulado parte de sus fuerzas del orden, precisamente para evitar el “presunto racismo de éstas”.

La historia del caso Floyd no ha terminado, los cuatro expolicías que participaron de su arresto y su muerte, Derek Chauvin, Thomas Lane, J. Kueng y Tou Thao, fueron acusados el pasado 7 de mayo por un gran jurado federal de violar intencionalmente los derechos constitucionales de la víctima. Alegando que no intervinieron para detener a Derek Chauvin cuando se arrodilló sobre el cuello de Floyd, los cuatro oficiales están acusados de no brindar atención médica a Floyd. Los tres exoficiales enfrentan un juicio estatal que se pospuso para marzo de 2022 por decisión del juez Peter Cahill, estaba inicialmente previsto para el 23 de agosto. Quería poner cierta distancia entre el juicio de los tres y el de Chauvin. Los oficiales están libres bajo fianza después de comparecer ante el tribunal federal.

Deberá ser una interrogante para hacernos ante este panorama que se está viviendo.

Si el estado natural del hombre lo lleva a una la lucha continua contra su prójimo o si “el hombre es un lobo para el hombre" como planteaba Thomas Hobbes.

Mientras tanto la historia violenta de EEUU se sigue construyendo, pero hay un hecho que nunca podrá ser olvidado, la del negro grandote de Minneapolis que desde la posteridad inspiró grandes cambios en el corazón de un pueblo marcado a fuego por el odio.

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*Foto de portada: Antimafia Dos Mil y Our Voice / Alina Leal