El pueblo ya no lo tolera más, se ha desatado la ira popular
 
Por Claudio Rojas, desde Chile-22 de abril de 2021

La situación sanitaria del país ha vuelto a “sobrepasar” los límites “tolerables” con un gobierno negligente, que ha utilizado la pandemia para terminar su periodo de mandato, combinando la represión, la privación de derechos y libertades y ha puesto por delante las medidas bursátiles por sobre las sanitarias.

Más allá de las cifras, existió hasta hace un mes, un insistente mensaje de normalidad, una insólita política que permitió vacaciones, consistentes con las fechas de los aumentos en los casos diarios, situación advertida por la presidenta del COLMED (Colegio Médico). La insistencia por parte del ministerio de educación por retornar a las clases presenciales señalando que nuestros niños, niñas y adolescentes no se contagian, fue un fracaso rotundo, como todo lo que ha hecho este gobierno.

Centros comerciales y comercios no esenciales abiertos, hacinamiento en el transporte público sin medidas de bioseguridad adecuadas. Estas y otras políticas con escaso fundamento y de constantes vaivenes, vienen acompañadas de un constante discurso exitista, el mejor ejemplo ha sido el proceso de vacunación y su supuesto alto alcance, con lo que se comunica que tendremos a más del 50% de la población inmunizada, reflejo de una peligrosa ausencia de comunicación de riesgo y educación, respecto a las causas de los contagios y su prevención.

Se impone un toque de queda desde las 21 (o 22) horas, se restringen los desplazamientos durante el fin de semana, se retoma la cuarentena y se limitan los salvoconductos esenciales, pero el pueblo pobre y sencillo sale a trabajar a diario en transporte público, sufre el hacinamiento en buses y metro, sin aforos ni medidas de bioseguridad. Quienes sufren la precarización laboral no pueden enfermarse o se quedan sin sustento para el día a día. Los hogares de las mayorías sencillas no tienen el espacio suficiente para afrontar el aislamiento, con altas tasas de apilamiento, en un país donde el derecho a la vivienda y una salud digna no existe, y solo unos pocos lo pueden comprar.

Todos los salubristas insisten diariamente en el lavado de las manos para impedir el avance del COVID 19 en nuestros territorios, sin embargo, la privatización y mercantilización del agua en Chile, ha colocado una vez más de manifiesto lo criminal del modelo de despojo. ¿Alguien piensa que con 50 litros de agua diariamente, vía camiones aljibes, se pueden satisfacer todas las demandas fisiológicas de un ser humano y además lavarse las manos 20 veces durante el día?

Este es un país donde los impuestos son regresivos, es decir, benefician a los más ricos y perjudican a los más pobres. Los super-ricos se han enriquecido durante el año 2020 en un 70% (según FORBES), y 2, 3 millones de personas de la clase media han cruzado la línea de la pobreza (según el Banco Mundial) y, por último, los pobres se han hecho más pobres, al punto de que sin las ollas comunes que hace el pueblo para el pueblo, la gente moriría de hambre.

La inexistencia de ayudas económicas universales para enfrentar una cuarentena, es decir, una renta básica universal por sobre la línea de la pobreza por cada integrante del núcleo familiar, ha obligado a la gente a recurrir a sus fondos de pensiones para la jubilación, pues ya los fondos de cesantía se agotaron. Es tan evidente la necesidad, que hasta los políticos del parlamento se dieron cuenta y tramitaron con celeridad, aprobando un tercer retiro de fondos de las AFP como la única fuente de apoyo posible (la crisis la paga el pueblo), hasta con votos de parlamentarios de derecha.

Pero lo que ha desatado la ira de la gente, un verdadero incendio que Piñera apaga con bencina, es que él ha dicho que recurrirá al TC (Tribunal Constitucional- que es un tercer parlamento, un enclave de la dictadura para defender los intereses del poder económico) para proteger sus inversiones en las AFP, que tiene él y sus amigos dueños del país. Desafiando al país y una vez demostrando su nula sensibilidad con el sufrimiento popular. A lo mejor esta medida puede ser fatal para Piñera, no lo sabemos, pues el pueblo ya no lo tolera más.

Hay numerosos movimientos de protesta en trabajadores y ciudadanía en general, incluso a nivel internacional. Es momento de nuevas jornadas de protestas para salvaguardar la vida y que el dinero de este país y las ganancias de unos pocos, que generan los trabajadores y trabajadoras que madrugan día a día vaya en ayuda del pueblo y no a engordar los bolsillos de los súper ricos y de los súper saqueadores.

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*Foto de portada: Twitter