Martes 23 Abril 2024
Por Emilia Cardoso-10 de abril de 2021

Absolvieron a Mariana Gómez, la argentina condenada a un año de prisión por “resistencia a la autoridad” y “lesiones leves”. La Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal reconoció que hubo discriminación por parte de la autoridad policial.

Con este fallo, quedó demostrado que no hubo resistencia a la autoridad porque la misma fue la que procedió de forma ilegítima.

Un caso de violencia institucional clasista y lesbofóbico que no es la excepción en una Argentina con una alta tasa de violencia policial y crímenes de odio.

En palabras del abogado defensor de Gómez, el doctor Teszkiewicz: (Mariana) “es mujer, lesbiana y pobre. Fue la única justificación para que este proceso se llevara adelante”.

Recordemos los hechos: era el lunes 2 de octubre de 2017, Mariana despedía a su pareja, también mujer, en la estación de subte de Constitución, se había prendido un cigarrillo al igual que otras personas que estaban en ese espacio semiabierto. Mientras la pareja se besaba un efectivo de la policía bonaerense la increpa: “pibe, apagá el cigarrillo”, Mariana le dice que es mujer. Cuando apaga el cigarrillo y quiere irse, el uniformado Jonatan Maximiliano Rojo se lo impide poniendo sus manos en el pecho de Mariana, es decir, en sus senos, ahí comienza un forcejeo que culmina con su ilegítima detención.

Ilegítima porque la Ley 1.799 de Control del Tabaco de la Ciudad no prevé sanciones para las personas fumadoras. Al cumplir la orden policial de apagar el cigarrillo, Mariana tenía derecho a permanecer o retirarse del lugar sin ningún problema. Lo que se desencadenó después, fue un claro caso de lesbofobia. Ya el solo hecho de señalarla a ella en particular, cuando había otras personas fumando en el lugar, da cuenta que la infracción de fumar fue solo la excusa. Y luego, no respetar su identidad llamándola despectivamente “pibe”, aún después de que Mariana le dijera “soy mujer” y proseguir a ponerle las manos en el pecho, no nos dejan lugar a dudas.

Pero la discriminación no termina ahí, La jueza Marta Yungano que toma lo defendido por la fiscal Diana Goral la condena en 2019 a un año de prisión suspendida, tomando sólo los testimonios de la policía y no el de Mariana, ni de las personas que vieron todo y querían declarar.

El día de la detención, a Mariana la llevaron a una comisaría y allí la hicieron desnudarse en un calabozo, abrirse de piernas y agacharse, repetidas veces. Ya en libertad siguió sufriendo daños psicológicos, perdió trabajos por los antecedentes penales que le dejó esta causa, se sintió escrachada a nivel nacional cuando su rostro circuló por los medios de comunicación más importantes del país que en un primer momento tergiversaron toda la información dejándola como una violenta. Ahora sale a la calle y la gente, para bien o para mal, la reconoce.

Los daños a su persona son muy graves, por esto mismo y si bien la felicidad de la absolución es innegable, Mariana seguirá luchando por una total justicia, porque el actuar policial no puede quedar impune, y porque el accionar de la justicia también estuvo sesgado por discriminación por género, sino no se hubiera llegado a cuatro años de proceso con las sobradas pruebas de que Mariana actuó como consecuencia de la violencia recibida por el solo hecho de ser mujer y lesbiana.

Urgen las capacitaciones en género a los agentes del Estado, urge la ESI (Ley de Educación Sexual Integral), urge que como sociedad nos abramos el diálogo definitivo de respeto y amor a las diversidades, un verdadero cambio cultural que nos lleve a un mundo justo de verdad.

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*Foto de portada: www.vamos.com