Jueves 28 Marzo 2024
En cuatro meses, al menos 5 activistas fueron asesinados en Oaxaca

Por Victoria Camboni-3 de abril de 2021

Cinco días del más absoluto silencio por parte de la justicia mexicana. Cinco días después de derramarse la sangre de otro activista que le hacía frente a la construcción de una hidroeléctrica, perteneciente a la empresa Enersi S.A., en la ciudad de Oaxaca. Hasta el momento no hay una investigación sobre los culpables del asesinato de Jaime Jiménez Ruiz (en la región de Río Verde, en el municipio de Santiago Jamiltepec, zona indígena rica en minas de oro y plata) que se cometió el pasado domingo 28 de marzo.

La empresa pretendía instalar una presa sobre el Río Verde, a lo que los pobladores y defensores del río se oponían. Esta situación le costó la vida a Jiménez, así como a otros activistas que intentaron hacer frente a este tipo de industrias contaminantes. Y lamentablemente, la justicia ciega sus ojos por quinta vez en lo que va del 2021.

A pesar de las declaraciones en enero de 2020 del presidente mexicano Manuel López Obrador, donde afirmaba que “no se construirán nuevas presas, no se realizará la presa Paso de la Reina en Oaxaca”, los activistas siguen denunciando el avance de estas construcciones. Y el silencio omertoso de la impunidad se mantiene como una gran mano que asfixia, que no deja respirar, que calla para siempre.

La denuncia de los pobladores de Paso de la Reina es constante desde hace varios años debido a que están constantemente amenazados por el desplazamiento de sus territorios y la degradación de caudales de agua y tierra, por causa de la instalación de este tipo de industrias. Desde Educa, un organismo de Servicios para la Educación Alternativa de la región, ya denunció dos asesinatos cometidos anteriormente contra habitantes de la misma población. “No hay condiciones que garanticen el ejercicio de los derechos”, declararon.

Ser ambientalista, activista, periodista o defensor de los derechos humanos en México es muy peligroso. La libertad de expresión de los pueblos está condicionada por el crimen organizado, y por la connivencia de estas organizaciones con las empresas extranjeras que pretenden instalarse en los territorios ricos en materias primas, para extraer y succionar todo lo que esté a su alcance, a costa de la vida de sus pobladores. Miles de personas mueren asesinadas cada día por enfrentar las injustas condiciones de vida impuestas, por ser activistas, por defender a su pueblo de la devastación. La muerte en México para estas personas, lamentablemente, es una pandemia que ningún gobierno ha logrado detener.

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*Foto de portada: www.elpais.com / agencias