8M, los DDHH, tantas veces ignorados y Our Voice, que dijo presente, a través del arte

Multitudinarias manifestaciones en la capital de Uruguay, conmemoraron la lucha por los derechos de las mujeres

Por Victoria Camboni-9 de marzo de 2021

"Que tiemble el Estado, los cielos, las calles
Que tiemblen los jueces y los judiciales
Hoy a las mujeres nos quitan la calma
Nos sembraron miedo, nos crecieron alas"(*).

8M es una sigla que significa muchas cosas. 8M es el Día internacional de la Mujer, que se conmemora cada 8 de marzo, desde que se reconoció por primera vez la lucha de las mujeres, que para ser tratadas con igualdad de condiciones que los hombres, arriesgaron su vida y fueron asesinadas por esta causa. 8M es el grito desesperado de millones de mujeres alrededor del mundo, que hartas de sufrir discriminación y violencia por el solo hecho de ser mujeres, decidieron tomar las calles y plantear este diálogo ineludible en la sociedad, este enfrentamiento a la injusticia estructural en la que vivimos, sufrimos y morimos cada día, por miles, solo por la condición de ser mujeres. 8M es el símbolo de que los derechos humanos también se expresan en este caso, en el hecho de sufrir violencia, acoso, degradación y discriminación, solo por una condición humana. Es por esto que 8M es un frente de lucha que se abre camino entre la rudeza, el castigo, la incomprensión y el juzgamiento de toda la sociedad. Pero ahora ya no puede quedar indiferente. 

La revolución será feminista o no será 2

8M ganó su espacio por derecho propio, y nos interpeló (y lo hace cada día) cuando tenemos una reacción ante este fenómeno que implica el feminismo. Pero feminismo no es una forma de vestir, o un castigo a los hombres solo por el hecho de ser hombres, sino caeríamos en una contradicción de raíz. El feminismo es la lucha por derrocar la forma de organización social que viene inculcada desde siglos en esta humanidad deformada, por la demostración de poder hostil a la femeneidad, y todo lo que implica el hecho de ser mujeres.

Recuerdo una consigna feminista, “ni sumisa ni devota, te quiero libre, linda y loca”, y me hace reflexionar en cuánto va avanzando el feminismo en nuestras sociedades, y cómo va transformando sus consignas a medida que va ganando terreno y planteando el problema como algo tan fuerte, tan grave, tan inmerso en nuestra cotidianidad, que hasta a muchas de nosotras, mujeres, nos cuesta visualizar y desarraigar de nuestra forma de vida.

Pero volviendo al 8M, este año fue distinto. En cada ocasión, la congregación de mujeres y disidencias crece, se expande y se hace más multitudinaria, más completa, más libre y más confiada en la lucha que lleva adelante. La energía explosiva, festiva y guerrera de las decenas de miles de mujeres que colmaron la avenida principal del centro de Montevideo, fue más fuerte que la pandemia, aunque por supuesto, para poder llevar a cabo esta manifestación, se reinventó, de modo de intentar respetar el distanciamiento social y llevar tapabocas, hecho que se vio como la norma, en una gran cantidad de personas y que estando allì, como Antimafia Dos Mil, respetamos y cuidamos. 

El entramado feminista se reinventó, como lo hacen las mujeres desde hace tantos siglos, para hacer posible una nueva manifestación de reclamo, lucha y fraterno amor entre mujeres, y para desde la organización tratar de cuidar en estos tiempos de pandemia que atravesamos. 

Por este motivo, la marcha este año se separó en tres grandes columnas, integradas por varios grupos de mujeres, algunos artísticos, entre los que participaron Cirqueras, Murguistas feministas, La Melaza, Tamboras, Tribaleras y la comisión feminista de Our Voice, por mencionar unos. Las concentraciones se hicieron en la Plaza de los Bomberos, en la calles Santiago de Chile y en la avenida 18 de Julio (en la esquina de la explanada municipal) y en la Plaza Independencia. 

La revolución será feminista o no será 3

Cada bloque convocó a miles de personas, que, unidas, por una “telaraña” violeta, ayudó a mantener la distancia social y resignificada, representaba esa unión entre mujeres que las aglomera en ese sentimiento de hermandad, de empatía y de comprensión que busca el feminismo, rompiendo así con la fomentada competencia que durante tantos años nos separó y dividió, debilitando el poder de cambiar las situaciones y transformarlas, como lo está logrando hacer el feminismo. 

Este año la denuncia fue por la precarización de la vida y la profundización de la violencia machista. Y dentro de esa consigna, cada agrupación buscó su propia manifestación y aspecto a destacar o a reclamar. El caso del movimiento Our Voice apuntó hacia el lugar de encuentro entre mujeres. "Nuestro 'affidamento' rompe el encubrimiento", decía el mensaje estampado en los tapabocas de las chicas que participaron de la manifestación. 'Affidamento' justamente es una palabra en italiano -honrando quizás las raíces de donde surge el movimiento- que utilizaban justamente las mujeres italianas para referirse a la confianza, la unión, y el apoyo mutuo entre mujeres, que ya no siguen el mandato familiar y social de ver al resto de sus congéneres como una rival o incluso peor, como una enemiga.

Siguiendo con esa consigna, integrantes de la comisión feminista de Our Voice quisieron destacar mediante una intervención artística la fuerza que da a las mujeres la unión, el respeto, el acompañamiento mutuo, que permite y genera, que el silencio en torno a las injusticias que sufren tantas mujeres se pueda quebrar, se pueda enfrentar. La performance se realizó frente a la explanada de la Intendencia, sobre 18 de julio, siendo vista y aplaudida por miles, por la energía que transmitieron, y por el coraje que reflejaban sus movimientos y todos los gestos de su rostro, y la entrega desde la emoción y la convicción que se reflejó en la puesta en escena. No hay dudas que su arte transmitió y atravesó las barreras de los sentidos, y caló hondo en la gente, que observaba, y no dejaba de registrar con cámaras y celulares durante toda la presentación. 

Y no faltó nadie...

En una tarde nublada y gris, al momento de comenzar a sonar la música que acompañaría a las chicas, como si fuera un regalo, el sol se asomó y reflejó su brillo en los rostros de las chicas.

Luego, a lo largo de las más de diez cuadras se escucharon cantos, músicas, tambores, bombos, gritos y aplausos, que llenaron el corazón de la ciudad y por unas horas, lo tiñieron de violeta.

Ser mujer es ser factor de riesgo. Más del 90% de las mujeres en el mundo sufrieron acoso al menos una vez en la vida, lo dicen las estadísticas. El feminicidio, que no es otra cosa que el asesinato de mujeres solo por el hecho de ser mujer, es un tipo de problemática particular, que se combate atacándola de forma particular.

Aunque haya otras causas, no se puede excluir este hecho;  aunque nos cueste entender; aunque lo identifiquemos con imágenes que nada tengan que ver, la realidad es que los derechos humanos de las mujeres no han sido ni son respetados. Y solo por ser mujer, se corren peligros que no pasan los hombres. De las personas traficadas en el mundo, el 70% son niñas, adolescentes y mujeres, por dar otro ejemplo. 

El 8M es una victoria del feminismo, porque siendo un tema tabú, el movimiento de mujeres a nivel mundial hizo fuerza y lo sacó a las calles. Impuso: que se hable y que se tome una postura, porque a todas las personas nos genera algo. Porque no nos deja indiferentes. Porque nos interpela y tarde o temprano nos hace preguntarnos su real significado y nos hace entender, en muchos casos, que se trata de un tema tan básico en los vínculos entre las personas y consigo mismas, que es inevitable pensar en que ahí está el corazón de todas las luchas. 

Porque el poder busca sometidos. Porque el patriarcado es la base del capitalismo y de los distintos paradigmas que a lo largo de siglos de historia se impusieron en las sociedades de poder. Porque el poder siempre fue masculino.

Entonces, la revolución será feminista... O no será.

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(*)Estrofa de "Canción sin miedo" de Vivir Quintana, cantada al final de la manifestación de ayer lunes 8 de marzo en el centro de Montevideo, Uruguay

*Foto de portada: Paolo Bassani

*Fotos 2 y 3: Our Voice / Leandro Gómez

*Fotos de la galería: Romina Torres