Domingo 19 Mayo 2024
georges almendrasAsesinado a balazos por militares del Estado de Israel , en Cisjordania

Por Jean Georges Almendras-4 de diciembre de 2020

Nos cae como un duro golpe. Un duro y bajo golpe, que no se amortigua con nada. Es una infamia recurrente, o lo que es más, previsible, tomando en cuenta que las tierras palestinas están hoy por hoy a merced de los demonios del poder sionista con cuyo ropaje “de Estado de Israel democrático”, pretende minimizar las bestialidades que se cometen diariamente en la franja de Gaza  o en Cisjordania, en contra del pueblo palestino. En las últimas horas, un adolescente que formaba parte de ese pueblo, de tan solo 13 años de edad, fue alcanzado por las balas de un arma reglamentaria de la soldadesca del Estado de Israel. Balas que le quitaron la vida en momentos en que se realizaba una manifestación contra la creación de una colonia israelí, en Mughayit.

No hace cuestión de pocos días que desde la redacción de Antimafia Dos Mil participábamos del Foro “Derribando muros: acción cultural por Palestina”, organizado por los jóvenes del Movimiento Cultural Internacional Our Voice. Gritábamos hasta quedarnos roncos por la indiferencia de la comunidad internacional, ante los avasallamientos que se cometen a diario (desde hace 72 años) en las calles y los poblados palestinos, y además dábamos a conocer un torrente de testimonios sobre los episodios del terrorismo de Estado, que son el marco criminal de un poder político e institucional, que hoy más se identifica con el régimen nazi que con las ancestrales enseñanzas de la fe hebrea y del pueblo judío mismo que soportó el holocausto, hace 45 años. 

La muerte a balazos del adolescente palestino, reaviva en nosotros la rabia y la indignación, porque nos reafirma con creces que todo lo que oportunamente ha sido denunciado en el Foro, sigue siendo una realidad palpable. Una realidad que nos abofetea y nos hace cimbrar, pero de impotencia. 

ALI AYMAN NASR ABU ALUYA 2

Ya no hay palabras para calificar a quienes desarrollan y promueven las ideologías que fortalecen la impunidad con la que actúan los aparatos militares al servicio del poder sionista, que se empeña de tildar a todos quienes se interponen su camino con aires de rebeldía y de independencia, como terroristas. Como seguramente calificaron así al jovencito que dieron muerte en Mughayit, en ocasión de la protesta que tuvo lugar en las proximidades de Ramallah, en Cisjordania.

Hipocresía o no hipocresía, en ocasión del funeral del jovencito, desde  filas de la ONU y de la Unión Europea, se condenó este hecho de sangre (diríamos más bien, este asesinato) y si bien no se lo sumó a la escala de terror que practica el Estado de Israel, al menos se lo mencionó como un atropello cometido en circunstancias en que las fuerzas del Ejército de Israel intervenían para disolver una protesta. Una más de tantas. De ahí en más, veremos si esa condena es verdadera o pura demagogia. Una demagogia más, de las que se alardean con frecuencia, o por estrategia. 

La muerte del adolescente significó que otras cuatro personas más fueran igualmente alcanzadas por los disparos de los soldados israelíes. Y esas personas están heridas. Y lo más horrorosamente impune de toda esta tragedia criminal, según se ha mencionado oficialmente a las agencias de prensa internacional, es que el Ejército niega haber efectuado los disparos que segaron la vida de Alí Ayman Nasr Abu Aluya.

“Solo se utilizaron  medios de dispersión antidisturbios” para impedir que los manifestantes lanzaran piedras a sus efectivos, se excusaron, o mejor dicho se limpiaron, se justificaron. Un eufemismo irreverente para lo que se conoce como “burda y cobarde represión”. No en vano, en la vereda opuesta, y sin titubeos, el primer ministro palestino, Mohamad Shtayé apuntaló las verdades que hacían falta: “se trató de un nuevo crimen que se agrega al largo historial de la ocupación israelí”

En el ámbito de la cancillería  se anunció que  se demandará a Israel ante la Corte Penal Internacional (CPI), al tiempo que el enviado de la ONU para Medio Oriente, Nickolay Mladenov, reclamó a Israel se haga una investigación en torno a los hechos, calificándolo de “inaceptable”, agregando además (me sorprende su franqueza) en Twitter: “Este incidente nos ha dejado consternados y debe ser investigado de manera rápida e integral por las autoridades israelíes para llevar a los responsable ante la Justicia”

Escribiendo estas líneas, así de una, me hace suponer que la retórica de la denuncia, en ocasiones se da de la mano con la infertilidad. ¿Cuántas veces se ha escrito, mundialmente, sobre episodios con el saldo de personas muertas (asesinadas, por decirlo mejor) en confrontación callejera con militares israelíes?. Pues muchas veces. Y todo sigue igual. Y hasta capaz que mañana mismo, otra vez se viva otro crimen igual. Y otra vez, escribamos de lo mismo, con otras palabras quizás, pero de lo mismo. Del mismo dolor de padres, hermanos o hijos. Del mismo luto.

Me genera estupor y sed de justicia, realmente. Especialmente, que volvamos siempre a lo mismo: a dar la noticia de una muerte, entre filas de aquellos que se quiere “borrar del mapa” (como lo escribiera magistralmente Eduardo Galeano, defendiendo enérgicamente a los palestinos).

La muerte de un hermano palestino. En este caso de un hermano menor palestino. De un luchador jovencísimo. Valiente. Y nuestro. Que estará en nuestra memoria. Y por el que pediremos justicia, allende el Atlántico.

Porque se trata de un justo, que fue asesinado, por un Estado de Israel ¡asesino!

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*Foto de Portada: www.eltribuno.com