LA LUCHA DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS

Sigue siendo vigente la impunidad en Villa Mascardi, el lugar donde asesinaron a Rafael Nahuel hace tres años. Hoy, esa región de la Argentina, continúa siendo tierra de nadie. Un escenario propicio para que la represión de un Estado complaciente con los terratenientes practique un servilismo descarado y dañino.

En horas de la mañana de este miércoles 16, la Justicia Federal realizó una inspección ocular en la zona en la que reside la comunidad Lafken Winkul Mapu, que se encuentra a 35 kilómetros de Bariloche. Allí se instalaron más de un centenar de fuerzas de la PSA,  junto a otras fuerzas del Estado, con el apoyo de dos tanquetas militares y carros hidrantes.

Una vez más, fuerzas de seguridad cercaron a la comunidad Mapuche donde niños mujeres y jóvenes viven e intentan reconstruir su cultura ya vapuleada por cientos de años. El operativo cerrojo fue exacerbado como de costumbre: inhibidores de señal fueron instalados haciendo que la mínima posibilidad de pedido de auxilio fuera eliminada. Prepararon un escenario ya conocido por Antimafia Dos Mil, dentro de la Patagonia: una Patagonia literalmente olvidada y vulnerable, a un punto tal, que los derechos humanos de los residentes, son pisoteados, sin ningún problema. En esta oportunidad hubo disparos, detonaciones y un principio de incendio. Solo recién próximo al mediodía los efectivos comenzaron a retirarse del lugar.

En el medio de este operativo arribó la fiscal federal Sylvia Little, para encabezar la “inspección” ocular del lugar, inspección que lamentablemente no concluyó pacíficamente. La tranquilidad natural de la zona fue opacada por el llanto de los niños de la Lof  viviendo temerosos los episodios represivos, dentro de un marco de disparos constantes a cargo de uniformados del Estado, que no hicieron otra cosa que concretar una demostración de poder, para imponerse, para amedrentar y para neutralizar todo tipo de resistencia, desde filas de los pueblos originarios, con el apoyo de organismos de derechos humanos y de miles de personas, fuera de la Argentina.

Me resulta una obligación recordar que el 25 de noviembre de 2017, un comando del grupo Albatros de la Prefectura Naval Argentina asesinó en el mismo lugar  al joven mapuche Rafael Nahuel; hecho que aún no fue esclarecido por la Justicia en un escenario casi idéntico al que se vivió hoy.

Existe una orden de desalojo para este predio, pero no fue esa la acción que la justicia Argentina realizo hoy, sino más bien, la realización de una simple “constatación” en el predio “con el objeto de conocer el estado actual del inmueble (el Hotel de Parques), establecer si resulta objeto de ocupación o si su posesión se encuentra siendo turbada, y -en consecuencia- analizar la posibilidad de custodiar el predio, restituirlo a su titular registral o disponer las medidas que resulten necesarias para hacer cesar el presunto delito investigado”.

Eso indicaba la orden judicial firmada el pasado 30 de noviembre por el Juez Federal subrogante del Juzgado Federal de Bariloche, Gustavo Zapata

¿Cómo puede ser que una simple constatación termine en una represión desmedida? ¿Cómo puede ser que decenas de hombres uniformados apelaron a sus armas reglamentarias, como forma de neutralizar una pedrea sobre ellos? Sobre el terreno quedaron cientos de cartuchos, los que fueron descargados por armas sedientas de sangre. Armas de las fuerzas de seguridad en manos de hombres enceguecidos por un odio ancestral, contra los pueblos originarios.

¿Hasta cuándo permitiremos esto? ¿Que más tiene que ocurrir para que todos asuman que los medios ocultan represiones desmedidas? ¿Cómo no nos damos cuenta que nuestra sociedad esta putrefacta hasta la raíz y que los gobiernos son lacayos sirvientes de quienes dominan el mundo?.

Debemos decir basta de una buena vez. Debemos ser irreverentes y revolucionarios, y debemos cambiar la perspectiva de nuestra visión, gritando por los débiles y por los oprimidos.

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*Foto de Portada y restantes: Comunidad Winkul Mapu